ANÁLISIS

Sánchez se autohumilla para situar a Junts entre la espada y la pared

El candidato a la investidura, Pedro Sánchez, en rueda de prensa en la Moncloa
03/12/2025
Subdirector y delegado en Madrid
2 min

BarcelonaDurante el debate de investidura de noviembre de 2023, a Pedro Sánchez le comunicaron que Junts estaba molesto porque en su discurso había utilizado expresiones como "reencuentro" o "reconciliación" refiriéndose a la situación catalana. Cuando volvió a subirse a la tribuna, Sánchez, con una habilidad sorprendente, pasó a hablar de "conflicto político" y de "oportunidad histórica", más en consonancia con el Acuerdo de Bruselas, hasta que Santos Cerdán recibió en su móvil la confirmación de que los votos de Junts no peligraban.

Sánchez ha aprendido durante estos años que para Junts, y especialmente para Carles Puigdemont, las palabras son muy importantes. Porque las palabras crean relato. Y por eso ante Gemma Nierga el presidente español ha recuperado las expresiones que constan en el pacto y que sirvieron en su día a Junts para presentar el texto como una especie de acuerdo de Stormont bis. Y no solo eso. Sánchez también sabe que a Junts le gusta exhibir su poder en Madrid, por lo que este martes ha hecho el gesto inédito de dar la razón a Míriam Nogueras y asumir que ha habido "incumplimientos y retrasos".

Como era de esperar, la autohumillación de Sánchez ha sido recibida por Junts con condescendencia. Pero no nos engañemos. El plan del PSOE pasa ahora por aprobar medidas reclamadas por Junts que hasta ahora guardaba en un cajón, por lo que los de Junts difícilmente podrán votar en contra. El gobierno español necesita ahora unas cuantas victorias parlamentarias y para conseguirlo situará a Junts entre la espada y la pared.

Difícil equilibrio

Para Junts, que transita en el difícil equilibrio entre romper con Sánchez y al mismo tiempo no facilitar un gobierno PP-Vox, el reto es no aparecer como unos pagafantas (el rol que ellos atribuyen a ERC) pero tampoco como alguien que vota contra los intereses de las pymes. Seguramente, en las próximas semanas veremos más gestos con Junts, que tendrán que elegir entre relajar las facciones y sonreír un poco o mantenerse en el rictus de eterno enojado. Y Sánchez también sabe que ningún partido puede mantenerse siempre de mal humor sin acabar resultando antipático a sus propios votantes.

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