Amnistía

Satisfacción en el PSOE por haberse plantado ante Junts

El PP descarta bloquear la aprobación de la amnistía en el Senado, pero intentará desgastar al máximo a Sánchez

4 min
La portavoz de Junts, Míriam Nogueras, pasando por delante de los ministros María Jesús Montero y Félix Bolaños

MadridTras unas primeras horas de desconcierto e indignación por el voto contrario de Junts a la ley de amnistía el martes, que en un primer momento vivieron como una humillación, los diputados socialistas han terminado la semana con la autoestima algo más alta . ¿Por qué? Pues porque por primera vez desde las negociaciones de la investidura los socialistas creen que se han plantado frente a Junts y le han enseñado sus límites. “Por primera vez existe la sensación de que Junts no se ha salido con la suya con su presión y que la sartén por el mango la tenemos nosotros”, explica un diputado socialista.

Esta satisfacción en el grupo socialista es uno de los factores que hace que ahora sea más difícil para Félix Bolaños ceder en la negociación. “La actitud de Junts es muy poco profesional, se nota que no son políticos corrientes, y creen que pueden cobrar tres veces por lo mismo”, explica uno de los negociadores. Fuentes conocedoras de los días previos a la ruptura del martes explican que los socialistas advirtieron a los independentistas con un mensaje muy sencillo: “Esto lo hacemos para vuestra gente, no para la nuestra, así que es mejor que os pongáis las pilas”.

Aunque en un primer momento el voto de Junts provocó vértigo en los socialistas y euforia en la bancada de la derecha, ahora en el PSOE se ha extendido la convicción de que esta vez le toca a Junts ceder, al igual que ellos lo hicieron con la amnistía o con el mediador. La resistencia del PSOE a quitar las referencias al terrorismo o a la traición tienen que ver con la necesidad que tiene Félix Bolaños de que el texto pase íntegro el filtro del Tribunal Constitucional y también el de las prejudiciales del TJUE.

En el PSOE preocupa mucho el precedente del exministro del interior José Luis Corcuera, que en noviembre de 1993 tuvo que dimitir después de que el Tribunal Constitucional anulase un artículo de su polémica Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como ley de la patada en la puerta. Si el TC anulase aunque fuera uno de los artículos de la ley de amnistía, toda la responsabilidad política recaería entonces en la figura de Félix Bolaños, que quedaría muy tocado después de haber defendido por activa y por pasiva que la ley es impecable desde el punto de vista legal. En cambio, para Junts que el TC se cargara una parte de la ley, como admitió esta semana la presidenta de la formación, Laura Borràs, no supondría un grave problema, al menos desde el punto de vista político.

Todo ello hace muy difícil que el PSOE acabe quitando la mención al terrorismo y la traición de la ley, pero no hace imposible el acuerdo. El próximo martes se abrirá un periodo de 15 días para convocar una nueva comisión de Justicia que eleve de nuevo un texto al pleno. Este período se puede prorrogar otros 15 días.

Filibusterismo del PP

Nadie en el PSOE considera que puedan tener éxito las maniobras de filibusterismo parlamentario del PP para torpedear la tramitación. Y en realidad los populares no están por la labor de bloquear la ley, como pide Vox, y se contentan con alargar al máximo el trámite para desgastar a Sánchez. Ahora pretenden que todo el proceso tenga que empezar de cero y que no pase de nuevo a la comisión de Justicia. Y después en el Senado pretenden hacer desfilar a decenas de comparecientes que se presentarán como víctimas del Procés. ¿Quiénes podrían ser estas víctimas? El abanico de posibilidades es muy amplio, pero en el PSOE se espera que desfilen policías heridos durante los disturbios, colectivos españolistas, juristas afines a sus tesis y personajes conocidos del juicio del Procés como la famosa secretaria judicial durante las protestas en la conselleria de Economía en 2017. El objetivo tiene que ser alimentar el relato de que la amnistía supone un atentado grave al estado de derecho que dejará a muchas personas afectadas.

De hecho, el PP ha ganado ahora un mes para planificar mejor su estrategia. Sin embargo, su problema es que Vox está haciendo una campaña muy fuerte entre las bases conservadoras para que el PP detenga la tramitación de la ley en el Senado. “Nosotros no haremos cosas raras. Nosotros somos el PP”, declaró esta semana el portavoz popular Borja Sémper. Sin embargo, en Vox están preparando el terreno para poder convertir al PP en cómplice de la amnistía. "Si realmente creemos que estamos ante una ley inconstitucional, hay que ser valientes y detenerla", dijo Santiago Abascal en la cadena Cope.

Democracia en peligro

En el PSOE consideran que hacer esto pondría en cuestión la democracia. "El Senado es una cámara de segunda lectura, con muchas menos atribuciones que el Congreso, por tanto, sería impensable", aseguran. Sea como sea, esta semana en Ferraz se rompió un auténtico tabú cuando se dio luz verde a un comunicado de denuncia de las "injerencias" de la justicia por la reactivación de la trama rusa de Volhov. La guerra fría entre el gobierno español y la magistratura es un hecho, aunque de cara afuera el ministro Bolaños tiene que hacer equilibrios y cargar contra los ataques de los independentistas a los jueces desde la tribuna del Congreso.

La gran esperanza socialista es que la acusación de terrorismo a la causa del Tsunami se deshinche en las próximas semanas, cuando deban pronunciarse distintas instancias que deben resolver recursos. Pero uno de los que tendrá que pronunciarse es el presidente de la sala penal del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, que ya se sintió desautorizado con los indultos y que por razones obvias está en contra de la amnistía. La batalla, por tanto, no será fácil ni corta. Eso si no descarrila antes de tiempo por el choque entre el PSOE y Junts.

stats