Crónica

Las seis diferencias del PP de Aznar y Casado

El actual jefe de la oposición se lamenta y pide tiempo en una conferencia para rememorar los 25 años de la llegada del ex presidente a la Moncloa

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El expresidente español José María Aznar y el actual líder  del PP, Pablo Casado, durante una conferencia por los 25 años de la llegada a la Moncloa del PP.

MadridJosé María Aznar no soporta que le quiten el protagonismo ni que le lleven la contraria. Y están a punto de pasar las dos cosas. Hace dos semanas invitó a Pablo Casado a sentarse a su lado en la primera conferencia para celebrar los 25 años de su llegada a la Moncloa. Pero hoy ni lo mira, ni lo aplaude ni le dará más consejos que desearle "suerte". La conmemoración del primer triunfo del PP en unas elecciones generales lo tiene absorto: una ocasión más para dar lecciones de liderazgo y criticar el rol de sus sucesores por acabar con la unidad de la derecha española.

Casado, nervioso, no consigue quitarse la mascarilla. El lunes el exministro aznarista Jaime Mayor Oreja alertó del "riesgo de extinción" del PP si no se integra a Vox. La conferencia de este martes tiene que servir para rechazar "los cantos de sirena" de los que lo alientan a abrazar a Santiago Abascal, pero a la vez quedar bien con Aznar y, por qué no, con Mariano Rajoy, a quien el expresidente que tiene al lado no mencionará en ni un solo momento. "Roen el hueso los que pretenden dividir a nuestra generación con la de nuestros predecesores", deja caer recordándole al mismo Aznar que fue jefe de su gabinete.

El ex presidente del gobierno español, José María Aznar, y el actual líder del PP, Pablo Casado, llegando a una charla sobre los 25 años de la llegada por primera vez de los populares a la Moncloa.

Empiezan los lamentos. En el panorama que pinta Casado, Aznar lo tuvo mucho más fácil. Se tenía que limitar a mover una parte hacia el centroderecha cuando todas las corrientes europeas empujaban el liberalismo. Ahora él se tiene que dedicar a remar a contracorriente e intentar mover una sociedad que cree que se ha radicalizado. En segundo lugar, pide tiempo y "perseverancia": los dos anteriores líderes llegaron a la Moncloa después de siete años y ahora no se le está dando este margen. Además, Aznar tuvo a favor que el felipismo ya estaba agotado después de 14 años de poder y que Manuel Fraga le había dejado unas nuevas siglas para romper con la herencia del pasado. Y todo sin tener en cuenta la muerte del viejo bipartidismo.

Las bondades del pacto del Majestic

Aznar hace el sordo con los lamentos y deja caer que las recetas políticas sin ideas detrás solo pueden llevar "a la indefinición y la indiferencia". Para poner en evidencia la indignación por las tesis de Casado, aplaude las palabras de un historiador que habla de la CEDA y centra la conferencia en alabar el pacto del Majestic, después de que la notaria Isabel Estapé, miembro del consejo de administración de CriteriaCaixa, apunte que fue el germen del Procés. El tema se le ha atravesado como la mascarilla, que no consigue sacarse y le cuelga del micrófono. "El pacto del Majestic es un pacto para todo España", dice colgándose la medalla de haber obtenido una mayoría absoluta en las siguientes generales y el pujolismo, en cambio, haberla perdido.

Casado quiere tomar la palabra pero el moderador también lo ignora. La conferencia se ha acabado. Mañana se cumplirán veinticinco años de la efeméride y Aznar continúa siendo aquel personaje que no hace ninguna autocrítica del pasado.

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