De sentenciar hurtos a todas horas a dirigir Antifrau
El magistrado, hasta ahora delegado de los juzgados de lo penal de Barcelona, ha prometido un liderazgo "discreto"
BarcelonaSi su nombre se abre camino en la votación en el pleno del Parlament prevista para la próxima semana, el magistrado Josep Tomàs Salàs dejará pronto las sentencias judiciales por la dirección de la Oficina Antifrau. Hasta ahora ha sido el delegado de los juzgados de lo penal de Barcelona, y entre los que hasta ahora eran sus compañeros hay cuatro jueces a los que él mismo había formado cuando se preparaban para las oposiciones. De hecho, su entorno asegura que habría dedicado más tiempo a la docencia de no ser por la limitación de 75 horas anuales a las que deben ceñirse los jueces. Salàs, de 64 años, ha dicho que si dirige Antifrau será un líder "discreto" -tampoco tiene redes sociales ni interés en tenerlo- y su perfil supone continuar la línea del hasta ahora director de Antifrau, Miguel Ángel Gimeno, con quien había trabajado estrechamente cuando fue su jefe de gabinete en la presidencia del Tribunal Superior de Justicia.
Salàs se preparó sus primeras oposiciones mientras hacía el servicio militar. En 1984 puso el primer pie en la administración de justicia como agente judicial. Ya en activo, estudió derecho y después trabajó de abogado durante doce años. Una etapa en la que su entorno recuerda tener "más éxito económico que vocacional" al dedicarse, entre otros, a pleitos relacionados con seguros e indemnizaciones. Hasta que se decidió por preparar unas nuevas oposiciones para volver a la administración, en este caso como letrado.
Después de sólo un año y medio ejerciendo de letrado de la administración de justicia, entraba en la judicatura por el sistema del cuarto turno: una vía con muy pocas plazas reservadas que permite a juristas con experiencia conseguir la categoría de magistrado. Su primer destino fue en los juzgados que servían tanto en Manresa como en Vic, donde durante aproximadamente un año vio sobre todo a conductores acusados de ir bebidos al volante.
En octubre del 2010, el ahora director saliente de Antifrau, Miguel Ángel Gimeno, era elegido para presidir el TSJC y nombró a Salàs para ser su jefe de gabinete. Ya entonces Salàs tenía una estrecha relación con Gimeno –como también la tiene con la actual presidenta del TSJC, Mercè Caso– y su entorno describe que para él fue una etapa agridulce: apreciaba el trabajo institucional, que le permitió conocer a fondo la administración de justicia y estar en contacto con magistrados de todo el país, pero sentía ".
Salàs podría haberse quedado en el TSJC en el equipo del siguiente presidente del tribunal, Jesús María Barrientos, pero lo declinó porque prefería volver a escribir sentencias. Desde abril del 2016 y hasta ahora, en el juzgado de lo Penal 22 de Barcelona se ha hecho un harto de juzgar hurtos. Un trabajo repetitivo hasta tal punto que guarda las sentencias clasificadas por códigos sabiendo que, más temprano que tarde, tendrá delante un caso idéntico en el que podrá aprovechar buena parte del documento. También se ha hecho cargo de algunos casos que han sido mediáticos, como el asalto a la sede de Catalunya Ràdio en octubre de 2017 por parte de un grupo de españolistas radicales que se habían manifestado contra la independencia. También juzgó altercados en las protestas por el desalojo de Can Vies y en manifestaciones a favor y en contra el 12-O, pero uno de los días que vio más cámaras dentro de la sala fue cuando juzgó una de las causas relacionadas con el matrimonio entre la actriz italiana Gina Lollobrigida y el empresario Javier Rigau.