ANÁLISIS

¿Será Gabriel Rufián quien anunciará el fin del gobierno Sánchez?

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, en el hemiciclo del Congreso
30/09/2024
2 min

BarcelonaEn Madrid ya han aprendido que nada es imposible para Pedro Sánchez. Y cuando ya se daba por sentado que no habría presupuestos para el 2025, un nuevo movimiento inesperado del PSOE ha reabierto la partida. Sánchez es sin duda un encantador de serpientes. Y ahora afronta su reto más difícil: convencer a Carles Puigdemont de que debe apoyar las cuentas después de haber colocado a Salvador Illa en el Palau de la Generalitat y de haber pactado el concierto con Esquerra.

¿Pero qué incentivo tiene Junts para aprobar unas cuentas que darían oxígeno a Sánchez prácticamente para toda la legislatura? Ciertamente pocos, pero el lector también debe entender algo: una negociación de presupuestos también es una demostración de fuerza en la que se exhibe influencia y te asegura un foco mediático permanente durante semanas o meses. Renunciar de entrada a jugar la partida significa renunciar a todo esto, justo en un momento en el que Junts no tiene otra plataforma de proyección. Más aún después de que el tema del escaño de Toni Comín en el Parlamento Europeo se haya puesto tan difícil.

Y entonces la gran pregunta: ¿qué puede ofrecer Sánchez a Junts? Aquí también hay un problema, porque la chochona de la rifa, que era el concierto, se le ha quedado ERC. De entrada Junts puede hacer como los republicanos con Rodalies y poner como condición previa el traspaso de las competencias en inmigración. Sánchez ya ha demostrado que, cuando quiere, está dispuesto a dar saltos mortales. Junts debe tener cuidado con lo que pide, porque le pueden decir que sí.

Muro antifinanciación

En paralelo, Sánchez debe utilizar sus dotes de encantador de serpientes con los presidentes autonómicos del PP para intentar encontrar un resquicio en el muro antifinanciación singular catalán que han ordenado construir desde Génova y Sol. Aquí la solución es fácil. Con una economía que carbura mejor de lo esperado y una recaudación fiscal que no deja de aumentar, Sánchez puede utilizar la chequera y obligar a los barones populares a elegir entre los billetes o la fidelidad al líder.

Sánchez es especialista en batallar en distintos frentes, pero de aquí a final de año afronta una situación diabólica. Tiene que intentar sumar a Junts a su causa sin enfadar a ERC. Debe satisfacer a ERC sin hundir las posibilidades de su partido en la España meridional. Y debe intentar esquivar el boicot del PP al nuevo sistema de financiación y conseguir que los barones se peleen entre ellos por el dinero.

En Madrid están convencidos de que el PSOE no podrá dar el concierto a Catalunya sin romperse, y confían en que ERC no se atreverá a hacer caer el gobierno por ello. Aquí creo que calculan mal. En su situación actual de crisis, ni a Junqueras ni a Godàs les temblará el pulso. Y de hecho sería un gesto que los afianzaría como líderes. En ese caso, sería Gabriel Rufián desde la tribuna del Congreso quien anunciaría a España el fin del gobierno Sánchez. Algo, sin duda, que será digno de verse.

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