BarcelonaPedro Sánchez ha llegado al Congreso con el debate de la amnistía en marcha y ha entrado en su despacho. Allí esperó pacientemente hasta que Alberto Núñez Feijóo acabó su intervención y la presidenta de la cámara, Francina Armengol, activó la llamada al voto. Entonces ha entrado en el hemiciclo con una gran sonrisa dibujada en la cara y ha recibido el aplauso de los suyos. Su rostro relajado contrastaba con la tensión visible especialmente en los portavoces independentistas, Gabriel Rufián y Míriam Nogueras, plenamente conscientes de que, por mucho que insistían en que la aprobación de la ley era un éxito del movimiento soberanista, quien se estaba llevando el rédito político era un Sánchez ausente en el momento de su intervención.
Todo el diseño del debate ha venido a reforzar el paradigma Sánchez, es decir, "yo contra la extrema derecha". Primero con los intentos de Vox por reventar el pleno, que han dado pie al portavoz socialista, el castellonense Artemi Vicent Rallo, a llamar "neofascistas" y "filonazis" a los diputados de Abascal para apoyar a Netanyahu ya la matanza de palestinos en Gaza. Y después con Francina Armengol ordenando votaciones sobre proposiciones y mociones diversas, lo que ha dado una imagen de normalidad parlamentaria que restaba trascendencia a la votación por llamada de la amnistía que vendría después. La derecha asistía impávida al espectáculo. Allí se estaba aprobando una ley que, según ellos, pone en riesgo la democracia española, y fuera sólo cuatro gatos se desgañitaban con gritos de "traidor". Sánchez no paraba de sonreír. La vida en el centro de Madrid (y no digamos el resto) seguía igual.
Unidad independentista
Ha tenido que pasar mucho tiempo para escuchar a Gabriel Rufián (ERC) dedicando palabras amables a Carles Puigdemont y de Míriam Nogueras (Juntos) a Oriol Junqueras, pero eso ha ocurrido este jueves en el Congreso. Una imagen de unidad que se produce después de la derrota del independentismo el 12-M. La derrota ha propiciado la unidad seis años y medio después del 1-O. Porque lo que había imaginado algún día como un día de victoria, y que Nogueras ha querido calificar así, en realidad no lo era, porque si a alguien ha reforzado la amnistía electoralmente está en el PSC, tal y como ha recordado Artemi Rallo en unas palabras pronunciadas en valenciano.
Algún día habrá que estudiar por qué cuando se hicieron realidad algunos de los eslóganes del post-Proceso como "Sit and talk", "Libertad presos políticos" o "Amnistía. Hagámonos libres" resulta que el independentismo no ha sacado provecho, al contrario. Es como si para muchos era mejor que los eslóganes se hubieran quedado en eso, en simples eslóganes. Y cuando se han hecho efectivos han dicho: no, esto no es lo que queríamos.
El caso es que el PSOE sale más cohesionado y reforzado de un debate que en algún momento provocó vértigo en sus filas mientras que el independentismo sale debilitado y en la derecha ya sólo le queda la carta de lo que Nogueras y Rufián han calificado de "partido judicial español" No sólo por boicotear a la amnistía, que también, sino por mantener vivo el caso Begoña Gómez. El problema para ellos es que la sonrisa. de Sánchez de hoy se volverá mañana en rostro serio después del 9-J, cuando el presidente español se revuelva con todo contra el estamento judicial y reabra el frente del CGPJ.