El sudoku de Pedro Sánchez por los presupuestos: mimar a Junts sin olvidarse de ERC
Los congresos de los partidos marcan el ritmo de la negociación para la senda de estabilidad y los presupuestos en el Estado
MadridEn el Congreso nadie quiere ser menos que nadie, sobre todo cuando se trata de negociar cuestiones económicas con el gobierno español. En el caso de Junts y ERC, esto es una realidad que hace tiempo que se hace visible cada vez que hay un tema importante sobre la mesa: desde la senda de estabilidad (los objetivos de déficit y deuda), hasta los presupuestos generales del Estado para 2025.
Para sacar adelante ambas cosas, Pedro Sánchez necesitará los votos de las dos formaciones soberanistas. Ahora bien, en el imaginario del gobierno español, y en particular del ministerio de Hacienda, está instalada la idea de que unos votos, los de Junts, cuestan más de conseguir que otros, los de ERC. "Siempre buscan desmarcarse del bloque de investidura, cuando, al fin y al cabo, forman parte", comentan fuentes del ministerio sobre los junteros, reconociendo que los "giros inesperados" de la formación que vuelve a presidir Carles Puigdemont no ayudan. Pero el planteamiento, maneja de cabeza a la titular de Hacienda, María Jesús Montero, a quien ERC le recuerda día sí, día también, que no les puede menospreciar: "Si abre la negociación para unos, debe abrirla para todos", le advertía el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, hace unas semanas.
Las palabras de Rufián surgían después de que Junts tumbara por sorpresa los objetivos de déficit y deuda para negociarlos de nuevo. Pese al aviso del diputado, la estrategia de la Moncloa no ha cambiado y solo se negocia con Junts, y entre bambalinas, según constatan diferentes fuentes cercanas a las conversaciones. Los juntarías aspiran a más oxígeno financiero para las comunidades autónomas. Su punto de partida había llegado a ser de un objetivo de déficit de un 1% del PIB, una posición de máximos que Hacienda ni siquiera se ha planteado. Aunque la negociación está encauzada y se están perfilando las décimas, apuntan fuentes de Junts, su resultado no es ni mucho menos inminente.
En ERC temen recibir un documento cerrado y bendecido y no poder decir la suya. El propio Rufián lo reconocía esta semana: "[La Moncloa] nos llama poco", añadía. Por ahora, no tienen ninguna novedad en lo que se refiere a los nuevos objetivos, aseguran fuentes republicanas al Congreso. Sin embargo, las mismas fuentes apuntan a que confían en rascar alguna mejora para los ayuntamientos. En Hacienda confían en que lo que acaben cerrando con Junts guste al resto de formaciones políticas, entre ellas, ERC. La intención es trasladar una propuesta a los partidos cuando ésta tenga ya el sí de los de Carles Puigdemont para no volver a llevarse una sorpresa de mal gusto.
Montero quisiera desatascar esta pata económica lo antes posible, sobre todo porque le permitiría avanzar el camino de los presupuestos. Ahora bien, los congresos de las formaciones independentistas –el de Junts ha sido este fin de semana, y el de ERC es el 30 de noviembre, coincidiendo con el del PSOE– están marcando el ritmo de la negociación: "Es evidente que antes de un congreso [de partido] la atención de los dirigentes políticos implicados se centra en el debate interno. Tras los congresos habrá más facilidades”, asumía Montero esta semana.
Doble negociación
La sensación de pack entre senda de estabilidad y los presupuestos no la comparten en Junts, que mantienen el "negociación a negociación" desde el principio. "Afirma que tendrá presupuestos, pero ¿con quién está negociando?", le preguntaba esta semana el diputado de Junts Josep Maria Cruset en Montero. También en ERC reconocen que no existen avances en esta materia. Sin embargo, y coincidiendo con estos frentes abiertos, las dos formaciones independentistas anunciaban propuestas que serán avaladas por el PSOE: Junts, una enmienda para que Sant Cugat del Vallès tenga un juzgado de instrucción; y ERC, una proposición de ley para debatir de nuevo la regulación de los alquileres de temporada. Unos movimientos a los que hay que sumar la discreta negociación entre los socialistas y los junteros para avanzar en materia de inmigración.
Sin embargo, los equilibrios parlamentarios no acaban aquí. Aparte del tacto en la gestión con el bloque vasco, PNV y EH Bildu, para evitar que uno de los dos se sienta menospreciado, Podemos también está marcando perfil propio y ya ha puesto sus líneas rojas para los presupuestos.
Impuestos, un equilibrio más
Y en medio de la senda de estabilidad y de los presupuestos, la posible permanencia de los impuestos extraordinarios en la banca y en las energéticas supone una piedra más en el camino. Sin embargo, en este caso la batalla no radica en la competencia para ver quién rasca más cosas de la negociación con el gobierno de Pedro Sánchez, sino en el eje izquierda-derecha que hay dentro del bloque de investidura. Junts y el PNV aspiran a unos impuestos del todo modificados para poder aprobarlos, mientras que ERC y el resto de formaciones progresistas no quieren ceder ni un paso ante el tejido empresarial y la derecha. Por todo ello, en Hacienda no descartan llegar al 31 de diciembre, cuando decaen estos impuestos, sin solución.