Última llamada al voto contra Vox en Andalucía

Moreno aspira a una mayoría absoluta y el PSOE azuza el miedo a un gobierno del PP con la extrema derecha

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Pedro Sánchez y Juanma Moreno a los mítines finales a las elecciones de Andalucía

MadridEspaña no sale de la espiral de Vox y ahora toca en Andalucía, donde todo empezó el 2 de diciembre de 2018. La formación ultra obtuvo inesperadamente doce escaños, claves para que el PP desbancara por primera vez al PSOE de San Telmo. Tres años y medio después, la relación con Vox vuelve a marcar unos comicios, como ya lo hizo hace poco en Castilla y León. Este viernes en el cierre de campaña todas las formaciones han hecho el último llamamiento al voto con el argumento de fondo de aislar a la extrema derecha. Juanma Moreno no quiere a Macarena Olona de vicepresidenta; el PSOE ha basado la estrategia de campaña en azuzar el miedo a otro gobierno PP-Vox, como las dos formaciones a su izquierda –Por Andalucía y Adelante Andalucía–, y Cs apela a sobrevivir presentándose como un mejor socio que Vox para el PP. Si Olona mantiene la exigencia de entrar en el gobierno, la incógnita es si Moreno asumirá la coalición, si el PSOE se abstendrá para evitarlo o si habrá segundas elecciones.

El presidente en funciones ha ido preparando el terreno de cara a un hipotético pacto que evite la repetición electoral, un escenario siempre arriesgado. Tanto el candidato del PP como el líder estatal del partido, Alberto Núñez Feijóo –volcado en la campaña–, han advertido que los socialistas no harán el gesto de permitir la investidura de Moreno en solitario. ¿Por qué? Pedro Sánchez no lo querría, sostienen los dirigentes conservadores, que recuerdan que el relato del líder del PSOE desde 2019 es situar a su partido como el antídoto de Vox. Por eso, necesita alimentar el monstruo y recrearse en el Congreso en sus dardos a Santiago Abascal.

En Castilla y León el PSOE no se abstuvo para evitar un gobierno de Alfonso Fernández Mañueco con Vox. Situó una condición casi imposible para hacerlo: que el PP rompiera con el partido ultra en todas partes. Habrá que ver si la tesis de Moreno y Feijóo se cumple con el candidato del PSOE el 19-J, Juan Espadas, que ha pedido el voto para “impedir que la ultraderecha esté en el gobierno”.

El aspirante del PP llega con el viento a favor de las encuestas. Le auguran una mayoría amplia que, aun así, no llega a los 55 escaños de la mayoría absoluta. Este contexto ha marcado toda la campaña, hasta tal punto que en la sede de Génova han planteado que las elecciones no van de quién ganará, sino de si Moreno necesitará pactar. En el cierre de campaña en Sevilla, sin embargo, el candidato, ha advertido que “nada es seguro ni está conseguido”. Por eso, ha pedido a los andaluces que, si el domingo quieren ir a la playa, voten antes, o que vayan solo el sábado.

El reto de la participación

Y es que la participación será clave para los intereses de las dos partes. El PP no quiere caer en un exceso de confianza y el PSOE ha situado como eslogan "Si votamos, ganamos". Los socialistas recuerdan la pérdida de 400.000 votos en 2018, vinculada a la caída de la participación, que fue de un 56,6%. En el equipo de Espadas creen que esta vez puede subir hasta el 70% y esto les da esperanzas. “Las encuestas a la papelera y los votos a las urnas”, ha reclamado el jefa de lista del PSOE en su último mitin, también en Sevilla, que ha cerrado el presidente español, Pedro Sánchez.

Aun así, el desastre para los socialistas, que ganaron las elecciones de 2018, podría no ser tanto la desmovilización, sino el trasvase de voto al PP que han detectado los sondeos. Espadas partía con la desventaja de su baja popularidad y, a pesar de despedirse con un “el lunes os espero en San Telmo", no ha exhibido un perfil de presidenciable: ni siquiera ha dado a conocer nombres de vicepresidentes o consejeros de un hipotético gobierno.

El miedo a Vox ha marcado la campaña, también en la izquierda del PSOE. La candidata de Por Andalucía, Inma Nieto, se abrió a una “reflexión” sobre la abstención en la investidura de Moreno, pero en las últimas horas lo ha descartado. Por su parte, el candidato de Cs, Juan Marín, ha explotado a la desesperada una broma sobre si Olona sabía cocinar tostadas de Santa Teresa (torrijas). A pesar de su falso empadronamiento y el desconocimiento del territorio, todo el mundo actúa mirando a Vox.

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