La única ganadora es la extrema derecha

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El presidente de Vox, Santiago Abascal, y el candidato de esta formación a la Presidencia de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo

MadridPuede que ante la incertidumbre de las encuestas Pablo Casado hubiera firmado ayer el resultado de las elecciones, con la dependencia de Vox como mal menor. Pero si analizamos los motivos de la repetición electoral, la maniobra ha resultado ser un absoluto fracaso y deja al PP en manos de Santiago Abascal. Alfonso Fernández Mañueco buscaba repetir el efecto Ayuso, es decir, absorber a Ciudadanos y obtener una amplia mayoría que le permitiera negociar desde una posición de fuerza con Vox. Pero nada de esto ha pasado. Los votos de Cs han ido todos hacia Vox salvo una pequeña minoría urbana de Valladolid que todavía ha confiado en la figura del centrista Francisco Igea. Fuera del entorno urbano, Cs ha desaparecido del mapa succionada por la extrema derecha nacionalista.

La irrupción de Vox, el único ganador claro de los comicios, viene a recordarle a Casado una obviedad: el PP lo tendrá muy difícil para llegar a la Moncloa sin esos socios tan incómodos. Pero a diferencia de Ayuso, que obtuvo una mayoría incontestable, con cinco votos por cada uno de Vox y 40 escaños de ventaja respecto a su inmediato perseguidor, Mañueco solo tiene 2,3 votos por cada uno de la extrema derecha y una exigua ventaja respecto al PSOE. Además, Mañueco ha sido desautorizado por el electorado, ya que ha bajado en porcentaje de voto, aunque sea unas centésimas, respecto a los resultados que él mismo logró hace tres años.

En estas condiciones, son los de Abascal quienes tienen la sartén por el mango, quienes pueden imponer su entrada en el gobierno autonómico como condición para apoyar la investidura de Mañueco. No cabe duda de que, si Vox apuesta fuerte, como parece, el PP tendrá que ceder. No tiene más remedio porque una repetición de las elecciones sería catastrófica con un candidato tan desgastado.

La Moncloa respira

Para el gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz tampoco existen buenas noticias. Una parte importante de los votantes que apoyaron a Tudanca hace tres años se han decantado ahora por opciones de la España Vaciada como Soria ¡Ya!, que ha arrasado en su provincia, o se han pasado al leonesismo de la Unión del Pueblo Leonés, que duplica resultados en León y triplica el escaño que tenía hasta ahora. El PSOE tiene un problema de proyecto y liderazgo en Castilla y León que tendrá que afrontar si quiere aspirar algún día a romper la hegemonía conservadora que ya dura desde 1987, cuando ganó a José María Aznar.

Sin embargo, la maquinaria propagandística de la Moncloa pondrá ahora toda la presión en Pablo Casado y en su más que posible entendimiento con Vox. Recordemos que el PSOE nunca tuvo grandes expectativas en Castilla y León (a pesar de los CIS cada vez menos creíbles de Tezanos), y que su gran batalla serán las andaluzas. Tras el resultado de este domingo, es posible que Moreno Bonilla tenga pocas ganas de avanzar las elecciones y prefiera esperar hasta finales de año. Sabe que el precedente de un gobierno PP-Vox en Castilla y León movilizaría a la izquierda en Andalucía. Y como recuerda un dirigente socialista: "El PSOE andaluz no está en su mejor momento, pero no es ninguna broma".

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