Jordi Casassas: "La unidad independentista es la única forma de ampliar la base"
Presidente de la Universidad Catalana de Verano (UCE)
Pradera de ConflentLa 56 edición de la Universidad Catalana de Verano (UCE) se celebra en Prada de Conflent del 17 al 23 de agosto con el lema "Països Catalans: resistencia y sociedad democrática". Su párroco, Jordi Casassas (Barcelona, 1948), atiende al ARA, después de que el panorama político del país haya cambiado de lleno, lo que les ha impulsado a hacer un manifiesto contra la "barbarie" de Vox en las Islas Baleares, mientras esperan con prudencia el nuevo contexto en el Principado.
El lema de este año apela a la resistencia. ¿Cómo ve el país?
— El concepto es de evidente resistencia en según qué territorios, pero también en el Principado en otro sentido. Debemos resistir a procesos que a veces son nuestros, otras de Madrid, de la UE o el mundo. Defendemos la cultura, la lengua, las instituciones e historia del conjunto de los Països Catalans. Las amenazas son numerosísimas.
¿Qué clave ve para hacer frente a los distintos retos?
— El primer elemento imprescindible es tomar conciencia y el segundo, acordar al máximo el diagnóstico. La palabra clave es unidad, la unidad de acción es imprescindible. ¿Es una utopía? No sé, ya veremos. Por el momento, tenemos la experiencia de poca unidad. Sin un mínimo de unidad no haremos nada.
¿Cómo se logra esta unidad?
— Dentro del independentismo es básica. Es la única forma de ampliar la base. La otra fórmula, que era la erosión del enemigo, se ha comprobado que es contraproducente. A las pruebas me remito, hemos perdido la mayoría [independentista] y hemos acabado perdiendo el norte.
¿Hay que volver un poco a las bases de lengua, cultura y nación?
— La segunda parte de nuestro lema es la sociedad civil democrática. No podemos dejar al país sólo en manos del mundo político. Ninguna democracia funciona sin una sociedad civil potente. Por tanto, ligar la democracia, que en este momento lo necesita todo, con la organización potente de una sociedad civil, que la hemos tenido. No me refiero sólo al ANC o Òmnium, que también.
¿Qué futuro ve en la UCE? ¿Cómo se proyecta?
— Hay una serie de gente que periódicamente hace extender la idea de que la UCE tal y como es no funciona y que ha perdido su valor y funcionalidad y que es necesario liquidarla o reordenarla de otra manera. La UCE debe estar dispuesta, pero pasa mucha gente que por el mero hecho de haber pasado tiene una visión del mundo diferente, cumple una misión de universidad de verano para combinar los conocimientos universitarios no oficiales y es un lugar de encuentro crítico, de contraste y de ocio.
¿Se han puesto en contacto con el nuevo gobierno de Isla? ¿Le explicarán la utilidad de la UCE?
— Con el propio presidente y consejeros. El gobierno de Montilla nos había ayudado especialmente. Haremos estos contactos y esperamos que lo sigan entendiendo. Respeto y prudencia.
Pero no ha venido el presidente ni ningún miembro del Govern.
— Nos pusimos en contacto e invitamos a algunos consejeros. Seguramente [en el futuro será diferente], pero ahora era tan tierno todo que era imposible pensar que pudiera ser.
Puigdemont tenía que venir aquí a la UCE, aunque no acabó haciéndolo. ¿Cómo ve su papel?
— No ha venido por temas familiares, no sé si políticos. Su papel es un papel simbólico e importante, de un activismo importante, y está desempeñando una función desde el exilio importante.
¿Cree que se podrá rehacer el entendimiento entre los distintos liderazgos independentistas?
— ¡Ay, ay, ay! No puedo contestarte lo que me gustaría porque sí, que sí. Tienen que pasar bastantes cosas y no es el momento de decirlas. Quizás sí que ocurra.