

BarcelonaUn debate, y sobre todo un cara a cara, es la gran oportunidad que tiene para sobresalir al candidato que va por detrás. No hace falta que recite su programa electoral, que la gente no recordará a los cinco minutos, sino que debe centrarse fundamentalmente en dos cosas: conseguir colocar una única propuesta relevante que todo el mundo recuerde y diferenciarse claramente del suyo adversario y, si tiene suerte, desmontarlo. Y este martes Xavier Godàs no lo ha logrado. "Estoy de acuerdo con lo que plantea el compañero Junqueras", ha expresado la primera vez que le ha interpelado directamente por la mañana a La Mañana de Cataluña Radio. Godàs ha caído temprano en la trampa de su rival, que se sabe mover perfectamente en el terreno de las grandes propuestas inconcretas, como ayudar a todos los trabajadores, combatir la pobreza infantil, mejorar el transporte público o, centradas en Esquerra, hacer que el partido vuelva a ser mayor y que sea alternativa de gobierno. "Supongo que nadie se sorprenderá de que el señor Godàs y yo mismo estemos de acuerdo en tantas cosas, porque formamos parte del mismo partido", ha remarcado Junqueras minutos después, intentando reforzar en los oyentes -y en los militantes- la idea de que única diferencia que existe entre las candidaturas es quien está al frente.
Ambos también están de acuerdo en que hay que investigar a fondo la estructura B del partido, que debe reforzarse la comisión de garantías, que debe apretarse el PSC, que la independencia no es un objetivo a corto plazo, que debe revertirse la presencia de la Guardia Civil y la Policía Nacional en el 112... "Celebro que estemos de acuerdo", ha insistido Junqueras, en una cómoda posición durante todo el debate. Incluso han coincidido en desmarcarse de la guerra de acusaciones y reproches que desde hace semanas hay entre sus candidaturas, como si ellos no tuvieran absolutamente nada que ver.
Godàs no ha conseguido que el cara a cara girara en torno a los 13 años de presidencia de Junqueras –llegaría a los 17 en caso de que ganara el sábado–, ni de los batacazos electorales que han hecho perder medio millón de votantes en el partido mientras era presidente , ni siquiera en que Junqueras no haya respondido todavía qué votó en la consulta sobre la investidura de Salvador Illa. "No te lo preguntaré más. No sabremos qué votaste", se limitó a decir, resignado, cuando por enésima vez Junqueras recitaba su frase prefabricada para esquivar la pregunta. Un arte que Junqueras ha cultivado desde hace más de una década y que le ha servido para salir del primer cara a cara sin un solo arañazo.
Segunda oportunidad
Por la tarde, nueve cara a cara, en este caso en la sede de ERC y un intento evidente de cambio de estrategia por parte de Godàs. Ha vuelto a empezar con un "estoy de acuerdo" –Junqueras ha aprovechado para falcar, de nuevo, el suyo "hay muchas cosas en las que estamos de acuerdo"–, pero rápidamente ha rectificado: "Hay cuestiones en las que es necesario que confrontamos". Godàs ha reprochado a Junqueras que las esteladas hayan desaparecido de los actos de Esquerra, la falta de claridad en sus opiniones políticas y que en los últimos años se haya lavado las manos de las decisiones del partido, mientras le presidía.
Junqueras, que se ha pasado el debate mirando a los asistentes y las cámaras mientras hablaba, sólo ha perdido la sonrisa al final, cuando se ha vuelto hacia su oponente, que le acababa de decir: "Has sido el presidente del partido durante 13 años y nadie entiende que no supieras lo que pasaba". "Te lo explico de forma sencilla. Soy responsable de todas las confianzas que he otorgado, pero no de ningún abuso de confianza que se haya podido cometer", respondió Junqueras, que remató el argumento lamentando que los carteles contra los Maragall y la estructura B hayan dañado la reputación de ERC: "93 años de historia y no teníamos nada que avergonzarnos". Este viernes, el último round entre ambos en TV3 antes de la votación del sábado.