PANDÈMIA

Anorak en el aula para mitigar el covid

La ventilación es clave para evitar contagios, pero no evita el frío del invierno

Cesc Maideu
4 min
Anorac a l’aula per pal·liar el covid

BarcelonaCarla Casalprim tiene 11 años, y se levanta cada día a las 8 de la mañana. Después de desayunar y lavarse los dientes, abre la puerta de su casa y un escalofrío le recorre el cuerpo. “Hace un frío que pela”, dice. Es de Sant Joan de les Abadesses, un pueblo del Ripollès que está a casi 800 metros de altitud y dónde, si a primera hora de la mañana en temporada de invierno el termómetro marca más de 0 grados, aquel día no hace frío. Antes de salir de casa, Carla coge su querido patinete, que lo acompaña a todas partes. Solo de abrir la puerta, Abril, una de sus mejores amigas, ya la está esperando, también con el patinete. “De camino veo coches escarchados, incluso hay compañeros a quien se les hielan las pestañas”, explica. Toda la clase llega a la escuela en patinete, y quizás a algunos les pasa por la velocidad. Una vez dentro del Instituto Escola Mestre Andreu, Carla todavía tarda un rato en sacarse el anorak porque dice que “no hace tan frío como fuera, pero tampoco para ir con sudadera, sobre todo ahora, que ha llegado el invierno”.

A pesar de las bajas temperaturas que hay en Sant Joan de les Abadesses, el director de la escuela de Carla, Miquel Marcé, explica que siempre tienen las ventanas un poco abiertas. “Nosotros intentamos que siempre corra el aire”, explica. El frío que entra por las ventanas lo compensan poniendo la calefacción muy alta: “Esto se nota en la factura de final de mes”. Marcé explica que a veces hay “alumnos que se quejan del frío”, pero que en general se puede dar clase con normalidad.

El protocolo del departamento de Educación para conseguir una buena ventilación de las aulas y así eliminar posibilidades de contagio pasa por “abrir las puertas y las ventanas con una apertura mínima de 20 cm entre 10 y 15 minutos cada hora lectiva”. Aún así, desde Educación recomiendan, si se puede, mantener permanentemente las ventanas abiertas, un protocolo que siguen la mayoría de centros.

Entre la niebla y el frío

Los habitantes de Torelló, como en la mayoría de pueblos de la comarca de Osona, muchas mañanas se levantan con una niebla baja que cubre los tejados. “Entre la humedad de la niebla y el frío, hay días que los alumnos dan clase con anorak”, explica Raquel Hinojo, directora del centro, que añade que esto provoca que tengan “problemas de movilidad a la hora de tomar apuntes”. Insiste, sin embargo, que es ”necesario por seguridad”. Remarca que solo son algunos días y que después del patio, “cuando ya han corrido”, nadie nota el frío. Por la mañana, en la Escola Sagrats Cors utilizan la misma táctica que en Sant Joan de les Abadesses: la calefacción alta. Utilizarla más de la cuenta, sin embargo, también ha pasado factura, puesto que hace dos semanas “el sistema de calefacción dijo basta”. “Estuvimos unos cuántos días sin radiadores. Después de aquello, ahora ya no podemos decir que hace frío en clase”, dice bromeando.

La temperatura en el aula los días de frío tampoco es “agradable”, puesto que, como apunta Hinojo, cuando bajan las temperaturas en el interior de las aulas están a entre 12 y 14 grados. Son unas cifras por debajo de las permitidas por el decreto sobre las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los puestos de trabajo, entre 17 y 27 grados. De hecho, esta irregularidad puede acabar en los tribunales, puesto que jueves CCOO acusó al departamento de Educación de incumplir la normativa sobre las condiciones climáticas en los centros educativos y amenazó con ir a los tribunales. Desde USTEC-STEs -el sindicato mayoritario de maestros de la escuela pública- también exigen acabar con el frío en las aulas y piden a Educación que compre renovadores de aire para los centros.

Manta en la escuela

A falta de purificadores, en Ontinyent, cerca de Alicante, han ideado su propio sistema de protección del frío en las aulas: la mantaescuela. Como dice su nombre, una manta con mangas que se ponen los alumnos de todas las edades para no pasar frío con las ventanas abiertas. “Un día el regidor de Educación fue a visitar una escuela y pasó frío. A partir de aquí pedimos a una empresa textil del pueblo si podía fabricar una manta con la que los niños se pudieran poner”, explica Mélani Revert, del Ayuntamiento de Ontinyent. La mantaescuela ya no solo se puede ver en este pueblo de la Vall d'Albaida, puesto que están empezando a exportarla a Andalucía, Galicia e incluso a Francia.

En Barcelona la mantaescuela todavía no ha llegado, a pesar de que en la Escuela La Caixa, en el barrio de Sant Martí, algunos profesores la necesitarían. “Aquí pasamos más frío los profesores que los niños, ellos irían todo el día en manga corta”, explica Gemma Jové, directora del centro. Añade que en Barcelona no hace tan frío como en el Pirineo y que pocos niños “se quejan de la temperatura o van muy abrigados a clase”. Aún así, durante los días de más frío explica que en el lado de la escuela donde no da el sol se “ve algún profesor y algún alumno con anorak”. Aún así, admite que “prevenir y cuidar las medidas anticovid es la prioridad”.

Sea como fuere, pasar frío es una obligación para evitar el coronavirus . Así lo cree Valentí Pineda, presidente de la Sociedad Catalana de Pediatría, que afirma que la ventilación “es clave para que los aerosoles no se concentren en el ambiente”. Concluye que siempre es mejor “un constipado que el covid-19”.

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