Barcelona se conjura para aprobar en un año una nueva ordenanza de civismo
Se revisarán las sanciones y se buscarán mecanismos alternativos a las multas para casos concretos
Barcelona18 años después de aprobar la última ordenanza de civismo, el Ayuntamiento de Barcelona se conjura para actualizarla en el plazo de un año. Así lo ha anunciado el tercer teniente de alcalde y responsable de Seguridad y Convivencia, Albert Batlle, quien este lunes se ha reunido con los grupos municipales para entregarles el calendario y la previsión de trabajo que tiene el gobierno municipal, que aspira a poder tener el nuevo texto terminado en otoño de 2024 y que quiere que el texto sea "lo más consensuado posible".
Batlle ha defendido que se trata más de una "modificación" que "de una nueva ordenanza" porque , ha dicho, la "carcasa" de la actual es útil. Sin embargo, sí admitió que es "absolutamente necesario" actualizar esta normativa para corregir errores y porque en algunas cosas ha quedado desfasada. Ha explicado que este proceso debe permitir, por ejemplo, que aspectos que ahora están regulados en las ordenanzas de medio ambiente –como por ejemplo las problemáticas derivadas del ruido en la calle– pasen a estar dentro de la ordenanza de civismo.
Todo y que el proceso todavía está en pañales, hace algunas semanas que una comisión técnica ya ha empezado a trabajar y se han definido los diferentes subgrupos que tendrán que analizar y aportar propuestas para la normativa final. Entre los aspectos que tratarán estos siete equipos está revisar la actual ordenanza y estudiar qué nuevos ámbitos es necesario regular, pero también analizar el procedimiento sancionador y revisar los importes de las multas. Éste es un aspecto clave, ya que uno de los actuales problemas en la lucha contra el civismo en Barcelona es que muchas de las sanciones que se imponen no se llegan a cobrar nunca.
Otra de las patas que hay sobre la mesa es analizar cómo se actúa ante los colectivos vulnerables, así como qué mecanismos alternativos a la sanción puramente económica se pueden encontrar. En este sentido, Batlle ha subrayado que estos mecanismos alternativos no deben hacerse pensando en "colectivos concretos", y ha puesto de ejemplo que en el caso de los jóvenes puede tener más sentido buscar respuestas más "pedagógicas".- _BK_COD_ El horizonte del gobierno municipal es que todo este proceso de debate con los grupos –también con Vox, que este lunes ya ha participado en la primera reunión– y con agentes sociales y económicos esté terminado en mayo del 2024 para que, en partir de ahí, la nueva ordenanza se pueda aprobar en comisión y superar todos los trámites administrativos correspondientes para estar en vigor en noviembre del próximo año.
Aval de la oposición al debate
Este lunes tanto Junts per Catalunya como el PP han celebrado que se ponga en marcha un debate que encuentran que la ciudad necesita. Desde Junts, el concejal Jordi Martí Galbis ha subrayado que la actual normativa es "obsoleta, caduca e inaplicable en muchos aspectos", y ha asegurado que su grupo está "comprometido" con esta modificación. Desde las filas populares, Juan Milián se ha comprometido a trabajar para que la nueva ordenanza "saque adelante" y ha hecho hincapié en la necesidad de conseguir que las sanciones sean eficaces.
La última vez que se destapó la caja de los truenos de la ordenanza de civismo fue durante el primer mandato del gobierno de Ada Colau. Entonces se intentó, sin éxito, aprobar una modificación de la ordenanza de convivencia con cambios como dejar de multar a quien duerme en la calle o repensar ciertas sanciones "desproporcionadas". Ahora Collboni quiere volver a intentarlo.