Contaminación acústica

Barcelona plantea reducir el horario de las terrazas en los puntos más ruidosos

Vecinos de una veintena de zonas de la ciudad se sublevan contra el exceso de decibelios por la noche

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Terrazas por la noche en la calle Enric Granados

BarcelonaDesde las plazas de Gràcia, a las calles del Raval, el Gòtic o la Barceloneta. Desde la calle Enric Granados al conocido como triángulo golfo del Poblenou y el entorno a la superilla de Sant Antoni. Vecinos de una veintena de zonas de Barcelona que sufren de forma más evidente los problemas de convivencia con el ruido nocturno se han organizado en un nuevo movimiento que estos días hace visible en las redes que en estas zonas los sonómetros superan de largo los 45 decibelios que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como límite para preservar la salud en el horario nocturno (durante el día, el límite son 53 decibelios). También preparan una manifestación para el 16 de junio en la plaza Sant Jaume para denunciar que "el ruido mata". El ruido es, de hecho, el segundo factor ambiental que más impacta en la salud de la población, solo por detrás de la contaminación del aire. Y estos vecinos reclaman medidas para avanzarse a un verano que, con las buenas perspectivas turísticas, se prevé intenso en ruido.

En algunos casos, la fuente principal del malestar vecinal es el ruido asociado a las terrazas, en otras las concentraciones de gente haciendo botellones hasta altas horas de la noche, los skaters en lugares como la plaza del Macba y su entorno o la salida de las discotecas. El Ayuntamiento, consciente de que en Barcelona se superan los límites nocivos de decibelios tanto de día como por la noche, ha anunciado que durante el mes de junio hará mediciones sonométricas en las once zonas que ha identificado como más problemáticas durante la noche. Son las que ha denominado "zonas tensionadas acústicamente en horario nocturno", donde ahora se quiere comprobar si hay una superación reiterada de tres decibelios de los límites marcados por la OMS. Una situación que los vecinos dan por hecho –hay tramos de Enric Granados donde tienen detectado que el ruido no baja de los 60 decibelios hasta pasadas las dos de la madrugada– y que, si se confirma, tiene que traducirse en medidas personalizadas para cada espacio para garantizar el descanso.

"Microcirugías para asegurar que a partir de las once de la noche, el ruido baja y los vecinos pueden descansar", defiende el regidor de Transición Ecológica, Eloi Badia, que remarca que la nueva calificación como zonas tensionadas permite que cada distrito aplique medidas adaptadas a cada situación. Una de las propuestas en zonas donde el problema es la convivencia con las terrazas, como pasa en Enric Granados (donde hay tantas como bloques de vecinos) será reducir una hora el horario. Si en el conjunto de la ciudad pueden funcionar hasta la medianoche los días laborables y hasta la una de la madrugada en vigilias de festivos, en casos problemáticos se podría acordar que cerraran una hora antes, como ya hacen, por ejemplo, las terrazas de la calle Blai del Poble-sec, donde se negoció así cuando se aprobó la ordenación singular de las terrazas.

Las 11 zonas identificadas donde hay que intervenir dentro del plan para hacer frente al ruido

Horta-Guinardó

Sarrià -

Sant Gervasi

Nou Barris

places

de la Vila

les Corts

plaça

Osca

Sant Andreu

Gràcia

Rogent

Enric

Granados

Eixample

Allada

Vermell

Triangle

Lúdic

Joaquim

Costa

Sant Martí

rambla del

Poblenou

Nou de la

Rambla

Ciutat

Vella

George

Orwell

Sants-Montjuïc

Almirall

Churruca

places

de la Vila

plaça

Osca

Rogent

Enric

Granados

Allada

Vermell

Triangle

Lúdic

Joaquim

Costa

Nou de la

Rambla

George

Orwell

rambla del

Poblenou

Almirall

Churruca

places

de la Vila

plaça

Osca

Rogent

Enric

Granados

Allada

Vermell

Triangle

Lúdic

Joaquim

Costa

Nou de la

Rambla

George

Orwell

rambla del

Poblenou

Almirall

Churruca

Choque con los restauradores

El gobierno municipal, sin embargo, pide no avanzar acontecimientos y esperar a los resultados de las mediciones para acordar soluciones, que pueden ir también hacia un adelanto del horario de cierre de los locales o hacia un despliegue extra de agentes cívicos en las once zonas donde hay más concentraciones de gente en la calle o un acortamiento del horario de las terrazas acotado solo los fines de semana si los sonómetros demuestran que el problema se da solo en vigilias de festivos. "Buscaremos la complicidad del sector, y quizás se podrán aplicar otras medidas disuasorias si se demuestra que funcionan", apunta Badia en declaraciones al ARA. Y el Gremio de Restauradores ya dejó claro en una entrevista al ARA que no está dispuesto a aceptar ningún atraso en el horario de las terrazas. Es un debate que da por cerrado después de la guerra de las terrazas que acabó con el acuerdo para el ordenanza del 2018. Consideran que Barcelona ya tiene unos horarios bastante restrictivos y que no se tiene que negociar ningún retroceso ni de ámbito general ni por zonas.

El Gremio, de hecho, disparó contra el grupo municipal de ERC cuando en el último pleno pedía en una proposición, que quedó aprobada, que se empezaran a hacer enseguida los controles sonométricos para desplegar las acciones previstas. Consideran que esta defensa es "incongruente" con lo que se negoció el 2018 y que "no es serio pactar una cosa y al cabo de cuatro días defender la contraria". Y reitera ahora que no está dispuesto a reabrir el melón de los horarios.

Escepticismo vecinal: "No vemos acciones concretas"

"Hoy, la situación es dramática y todavía no vemos ninguna acción concreta para solucionar el problema", lamenta Miquel Prats, de la Red Vecinal del Raval, que a través de las redes sociales empezó los contactos con vecinos de las zonas más afectadas por el ruido para vertebrar el movimiento que se manifestará el día 16. En el caso de su barrio, el Raval, dice que la problemática tiene tres patas: los botellones –que fueron además con las restricciones pandémicas–, el monocultivo de locales de restauración –solo en la calle Joaquim Costa cuentan 68 portales y 34 bares o similares– y el ruido de los skates en determinadas zonas.

Un sonómetro en la calle Joaquim Costa, en el Raval.

En la calle Joaquim Costa, un estudio sonométrico con fecha de 11 de mayo detecta que los límites de la OMS se superan en todas las franjas de todos los días de la semana, con puntas de más de 70 decibelios las noches de viernes y sábados, pero la ordenanza de medio ambiente de Barcelona considera que se trata de una zona donde predomina el suelo de actividad terciaria y eleva los límites de ruido hasta los 70 decibelios hasta las once de la noche y hasta los 60 a partir de entonces, que son los parámetros que se aplican en zonas industriales. Y con estos parámetros no habría incumplimiento. Los vecinos de la zona piden que se los equipare en calificación a cualquier otra zona de la ciudad, sea el Raval o Pedralbes.

La plaza dels Àngels, en el Raval.
Las calles del Eixample que perderán las mesas extra

Además de los horarios, el otro frente abierto con los restauradores es el de la consolidación de las terrazas que se han ampliado durante la pandemia. La tenienta de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz, aseguró en su momento que no se mantendrían las mesas añadidas en zonas ya saturadas, y el ejemplo era entonces la calle Enric Granados, donde todo el mundo da por hecho que las mesas extra desaparecerán. De momento, ni el Gremio ni el Ayuntamiento han hecho pública la lista de los lugares donde no se mantendrán las terrazas pandémicas, pero cada distrito ya ha ido haciendo el trabajo. En el Eixample, por ejemplo, se ha hablado de no mantener las mesas extra en lugares como Enric Granados, la calle Parlament de Sant Antoni o la avenida Gaudí, que son los más saturados, y también podrían entrar en la lista la calle Aribau y algún tramo de Muntaner. El distrito dará a conocer pronto la lista definitiva.

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