Barcelona

Barcelona quiere limitar "con urgencia" los cruceros para evitar llegar a los 3,5 millones de cruceristas en 2030

El Ayuntamiento presenta un informe alertando de la contaminación y la masificación turística del modelo actual

Mar Bermúdez i Jiménez

BarcelonaBarcelona recibe unos 400.000 cruceristas mensuales entre mayo y octubre; es decir, un crucero al mes con todos los habitantes de las ciudades de Girona, Lleida, Tarragona y Vic juntas. El Informe de externalidades del tránsito de barcos en el puerto de la ciudad, presentado este jueves, prevé que se podría llegar a recibir 3,5 millones de cruceristas y casi 900 cruceros en 2030 si no se hace nada, una cifra "insostenible", según el gobierno municipal. Para evitar llegar, el Ayuntamiento reclama medidas "concretas y urgentes" que limiten la llegada de cruceros a Barcelona.

Los datos del Ayuntamiento registran una tendencia creciente de pasajeros que hace que desde 2015 el volumen aumente un 7% anual de media, hasta que el 2019 se llegó al máximo histórico de 3,1 millones de cruceristas. Después del batacazo por la pandemia, ahora el sector afronta un proceso de recuperación y actualmente ya hay "días rojos" en los que el puerto se puede colapsar porque se pueden recibir 15.000 cruceristas, e incluso hay picos que sobrepasan los 25.000 pasajeros diarios. La previsión es que ni el Brexit, ni la guerra, ni la inflación frenarán la llegada de cada vez más cruceristas. Con estos datos y estas perspectivas, la teniente de alcaldía de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad, Janet Sanz, ha reclamado una regulación y limitación de la actividad, que califica de "insostenible por motivos ambientales y de masificación". Sanz ha asegurado que el objetivo es "avanzar en la línea del gobierno balear", que ha limitado los cruceros en Palma, y conseguir pactos en una mesa de trabajo con todas las administraciones competentes que se reunirá pronto. Hay que recordar, sin embargo, que el municipio solo tiene una silla en el consejo directivo del Port de Barcelona y que hay una parte del gobierno municipal, el PSC, que hasta ahora ha suavizado las declaraciones de los comuns contra el modelo turístico y la necesidad de limitar los cruceros.

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Las líneas de actuación

Según el informe, la actividad de los cruceros generó 790 millones de euros de impacto económico en 2016. En general, los pasajeros en tránsito, que son los que solo pasan unas horas en la ciudad y son los más abundantes, se gastan unos 50 euros al día, mientras que los que inician o acaban su viaje en Barcelona se gastan unos 230. Sanz ha calificado a los cruceristas de visita de "parque temático" y ha dicho que aportan "poco valor añadido y destruyen el comercio local". "Hay que poner fin a la barra libre de los cruceros. Suponen un turismo extractivista que expulsa a los vecinos de los barrios", ha dicho Sanz, especialmente en las zonas de la ciudad por donde pasean los turistas, como el eje del paseo de Gràcia, Montjuïc y la Sagrada Familia, entre otros, hecho que genera aglomeraciones y que provoca que barrios como el Gòtic "dupliquen cada día su población solo con cruceristas", como ha explicado el regidor de Emergencia Climática, Eloi Badia.

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Precisamente, a pesar de ser una de los datos que más preocupa, la huella ambiental de los cruceros es una de las áreas menos estudiadas en el informe por la falta de datos. El Ayuntamiento ha reclamado al Port más transparencia para poder analizar aspectos como las aguas residuales, los gases emitidos, los contaminantes atmosféricos o los impactos en los animales marinos derivados de la ampliación de las infraestructuras portuarias. Sanz ha asegurado que "no hay cruceros verdes" y, por lo tanto, "aún se tiene que hacer mucho trabajo", y recalca que las medidas tomadas y los pactos acordados en 2018, como la limitación de los terminales, "son necesarios pero insuficientes".