El choque entre el PSC y los comunes en Barcelona deja las ordenanzas fiscales colgando de un hilo
El gobierno de Collboni acusa a los de Sanz de buscar "excusas" y mantiene que se cerrarán dos terminales de cruceros
BarcelonaChoque entre el PSC y Comuns en Barcelona a las puertas del debate de este miércoles por la tarde sobre las ordenanzas fiscales. El gobierno de Jaume Collboni ha respondido hoy a laultimátum hecho por Janet Sanz subiendo el tono contra Barcelona en Comú. "No convertimos una terminal fantasma que no existe en el nuevo Hard Rock como excusa para no aprobar las ordenanzas", espetó en rueda de prensa el cuarto teniente de alcalde de Economía, Jordi Valls.
Socialistas y comunes tenían encarrilado un acuerdo que preveía dejar de utilizar la terminal A y la B del puerto cuando finalizaran las concesiones actuales, es decir, en 2025 y 2029. Esto permitiría que el puerto pasara en cuatro años a tener cinco terminales en lugar de siete. Pero la aparición en un documento de trabajo de una nueva "miniterminal" ha hecho tambalear el pacto, hasta el punto de que en estos momentos las ordenanzas fiscales que se votan esta tarde no tienen garantizados los apoyos.
En concreto, se trataría de una terminal para acoger cruceros exclusivos que cuentan con un máximo de mil pasajeros, normalmente de alta capacidad adquisitiva. En el documento –fruto de la mesa de trabajo sobre cruceros que el gobierno y los comunes pusieron en marcha hace un mes y medio–, el ejecutivo de Collboni hacía constar –y "valora positivamente"– que el Puerto "plantea habilitar una miniterminal que dé servicio a barcos de nueva generación con capacidad máxima de 1.000 pasajeros". El texto también subraya que esa posibilidad "no forma parte de estos acuerdos".
Un redactado que hizo saltar las alarmas a los comunes, que este miércoles por la mañana han exigido a Collboni un posicionamiento contrario a esta terminal de "cruceros de lujo" si quiere sacar adelante las ordenanzas fiscales y los presupuestos. "Si quieren un acuerdo político con BComú debe haber un giro, un cambio en la estrategia y el guión –dijo Sanz–. No puedes grabar el sector turístico con la izquierda y mientras tanto con la mano derecha intentar abrir una nueva terminal de cruceros de lujo", criticó.
Minutos después de este ultimátum, sin embargo, Valls ha protagonizado una intervención dura, en la que ha cargado contra el "exceso de gesticulación" del grupo de Sanz. "Ahora Barcelona en Comú se saca de la manga un supuesto desacuerdo. A veces les interesa más el relato y la gesticulación que los hechos", censuró. Valls ha ido más allá y ha acusado a los comunes de "poner bastones en las ruedas a los gobiernos progresistas", recordando su negativa a aprobar las cuentas de la Generalitat el año pasado por el Hard Rock.
Valls ha hablado todo el rato de "terminal fantasma" y ha subrayado que la propuesta del gobierno municipal es y será cerrar dos terminales, haya o no acuerdo con los comunes. Entonces ¿por qué aparece esta "miniterminal" en el documento? Valls ha explicado que en la mesa sobre cruceros no sólo están Comuns y PSC sino que también participan otros actores, como el Port, y que por eso se incluye su propuesta. Sin embargo, ha remarcado que el propio documento establece que la nueva terminal "no forma parte del acuerdo".
Valls ha mantenido que la decisión del gobierno municipal "es reducir las terminales de siete a cinco" y que así se trasladará al Consell del Port, que es donde se debe tomar la decisión. "Lo haremos independientemente de lo que los comunes hagan o digan", ha remarcado, y en un dardo en el grupo de Sanz ha subrayado que reducir terminales es necesario para "rectificar" el acuerdo que firmó el gobierno de Ada Colau con el Puerto 2018 que permitía estas siete terminales y que, dijo, fue un "error".
48 horas decisivas
Si no hay un giro de guión inesperado, el encontronazo entre el PSC y los comunes hará que este miércoles por la tarde la comisión de Economía del Ayuntamiento no apruebe el dictamen de las ordenanzas fiscales. Esto dará paso a 48 horas decisivas, ya que el dictamen debe aprobarse definitivamente el viernes en el pleno. Si durante este tiempo no logra reconducir el acuerdo con Comuns –y asegurar los votos de ERC–, el gobierno de Collboni verá cómo por segundo año consecutivo no puede aprobar las ordenanzas fiscales.
Esto haría decaer medidas como el incremento del IBI sobre los hoteles de lujo de la ciudad –del 1% al 1,17%– y sobre los inmuebles de características especiales (conocidos como bices), que afecta básicamente a equipamientos de dentro del puerto, que este año pasaría del 0,8% al 1,06%.
La ordenanza también incluye una de las medidas que Valls ya anunció el pasado mes de septiembre: el incremento del coste que tiene para los autocares aparcar en Barcelona. El objetivo es que pasen de pagar unos 20 euros al día a pagar un máximo de 80.