Sinhogarismo

Desalojan el asentamiento de Bac de Roda que se incendió el martes

La Guardia Urbana y los Mossos despliegan un fuerte dispositivo para echar a las personas que viven y limpiar el solar

Desalojan el asentamiento de Bac de Roda que se incendió parcialmente el martes

BarcelonaAl día siguiente del incendio que causó dos heridos leves, la Guardia Urbana desplegó este miércoles por la mañana un dispositivo especial para desalojar los asentamientos de barracas situados debajo del puente de Calatrava de Barcelona, ​​junto a las obras de la Sagrera. El asentamiento está ubicado en la esquina entre las calles Bac de Roda y Huelva. Hasta allí, se han desplazado varios agentes –que coordinan la actuación–, así como furgones de los Mossos d'Esquadra, camiones de los Bomberos de Barcelona, ​​personal del Centro de Urgencias y Emergencias Sociales (CUESB) y de los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Barcelona.

En esta zona malviven alrededor de una cincuentena de personas, según los datos del sindicato de vivienda de Sant Andreu. Fuentes municipales confirmaron el martes que entre estas familias también hay menores. La actuación se ha producido un día después del incendio y está motivada, como suele ocurrir en estos casos, por un informe de los Bomberos que concluye que en la zona existe un "riesgo muy grave" para las personas que habitan en él y que hay que actuar con "carácter de urgencia".

Los vecinos del asentamiento y de las calles de alrededor sufrieron un fuerte susto el martes, cuando a las seis y media de la mañana varias explosiones les despertaron. Poco después, una gran columna de fuego y humo calcinó seis de las barracas que había en este solar, propiedad de Adif, y que está junto a las obras de la Sagrera.

Algunos vecinos del barrio mirando el desalojo del asentamiento.

En los últimos meses la convivencia en la zona se había vuelto más tensa por el volumen de personas y chabolas en el solar y la acumulación de suciedad y conflictos. "Empezaron siendo sólo unas cuantas barracas, pero en el último año o año y medio esto se ha llenado", explicaba Ángel al ARA. "La verdad es que yo por aquí de noche intento no pasar, porque me da miedo, aparte de que con tanta suciedad acumulada hay unas ratas enormes", aseguraba María Dolores. "Sentimos impotencia y rabia", añadía Jaume, quien asegura que algunas de las personas que ocupaban el solar "se dedican básicamente a robar".

Sinhogarismo cambiante

El censo del sinhogarismo no ofrece un perfil de quienes son las personas que malviven en la calle o en infraviviendas, pero, según las entidades sociales, en muchos casos la falta de permisos de residencia y las trabas burocráticas que impiden su regularización obligan a estas personas a buscarse un lugar donde sobrevivir en una ciudad donde cada vez hay menos solares vacíos. En total en Barcelona actualmente se han contabilizado unos sesenta asentamientos de barracas y más de 500 personas viviendo en barracas o locales ocupados, aparte de las 1.500 que sobreviven a la intemperie.

Amigos del Movimiento Cuarto Mundo lleva 25 años acompañando a personas que viven en naves industriales. Según explica el director de la entidad, David Espinós, la presión policial y urbanística las obligan a trasladarse a menudo y muchas familias optan por acudir a polígonos industriales del área metropolitana, donde quedan más "escondidas e invisibilizadas" tanto para la policía como para los vecinos y los servicios sociales. Por eso, reprocha que la política de limpiar un asentamiento no soluciona la problemática del sinhogarismo sino que "la esparce o lo concentra" porque en ningún caso se aborda la raíz del problema.

Espinós subraya cómo en los últimos años ha cambiado la fotografía del sinhogarismo. A medida que desaparecen los solares y las naves industriales, las personas que vivían allí ocupan antiguos locales comerciales en desuso, así que ya no disponen de un espacio adecuado para almacenar la chatarra que recogen por las calles y que, para la mayoría, es la única fuente de ingresos.

A pesar de las carencias sociales, Barcelona es de las pocas ciudades que tienen un programa y servicios de atención específica para el sinhogarismo. Sin embargo, Espinós reclama más "coordinación entre administraciones y servicios" para orientar a las familias en los circuitos para encontrar ayudas.

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