Política municipal

No promocionar espacios saturados: los deberes de Barcelona ante la temporada turística

El pleno se compromete a intentar regular grupos para descongestionar Ciutat Vella y el Eixample

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Turistas a la Rambla de Barcelona

BarcelonaEl debate sobre modelo turístico hierve en Barcelona desde que la Semana Santa volvió a traer las imágenes de las plazas del Gótico saturadas, las riadas de grupos organizados y el sonido de las radioguías aquí y allá. Y, claro, este viernes se ha hecho un hueco en el plenario. Lo ha hecho de la mano de ERC, que pedía concretar ya un plan de verano y sacar del cajón promesas pendientes como la de poder limitar a 15 personas los grupos organizados o reorientar la promoción de atractivos para no dedicar ni un euro a llevar más turistas a los puntos ya saturados y destinar más a promover rutas por zonas no masificadas. El debate amenazaba con hacer evidentes, una vez más, las diferencias de criterio entre socialistas y comunes en cuanto al modelo turístico, pero hoy no ha habido fisuras: el gobierno ha intervenido con una única voz, la del socialista Jaume Collboni, que a pesar de mantener un discurso muy crítico con las demandas de los republicanos las ha acabado votando a favor.

"No podemos aceptar el regreso al crecimiento ilimitado que algunos pregonan ni dejar que se imponga la ilusión de decrecimiento sin dar ninguna alternativa que otras van predicando", ha espetado Ernest Maragall en nombre de ERC. Y Collboni, como ya hizo en la rueda de prensa de balance del arranque turístico, ha defendido que hace años que la ciudad trabaja para "gobernar el turismo", ha sacado pecho por reconocimientos como el del Telegraph, que esta semana ha reconocido a la capital catalana como la mejor ciudad del mundo para visitar, y ha acusado a Maragall de situarse al límite de la turismofobia: "Vaya con cuidado de no caer en un discurso turismofóbico". El primer teniente de alcaldía ha acusado a los republicanos de parecer poco contentos con hitos como la plena ocupación de las plazas hoteleras o la recuperación del pulso en el centro de la ciudad.

No ha habido réplica oficial por parte de los comunes, pero sí entre bambalinas por parte del concejal de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, que desde Semana Santa está defendiendo de forma abierta que Barcelona necesita un decrecimiento turístico porque, aunque se quiera enviar a los visitantes a la periferia, tarde o temprano todos acaban visitando el Gótico. Rabassa ya avanzó ayer que trabajan de la mano con las asociaciones de guías turísticos y la concejalía de Turismo en un plan de actuación y que quieren implantar ya este verano medidas de choque para evitar la saturación de espacios como la pequeña plaza de Sant Felip Neri.

Hoy ha concretado que los servicios jurídico del consistorio ya se han puesto a trabajar en diferentes líneas: la primera es buscar "la rendija" para ver cómo el Ayuntamiento puede imponer un tope en los grupos turísticos organizados. El pleno ya aprobó una limitación de 15 más el guía y la obligación de usar radioguías, pero la competencia en este campo recae en la Generalitat si no se modifica el decreto 43/2020 sobre la actividad de guía de turismo. Y, además, también se quiere buscar la manera de ser restrictivos con los free tours, que son aquellos que se improvisan en las plazas y no cobran una entrada, sino propinas, y que ahora se encuentran en un vacío legal.

Control de plazas y calles

La otra línea que se quiere explotar es la de poder limitar de alguna manera el exceso en espacios ya saturados. En Ciutat Vella ahora se cierra con cintas la plaza Sant Felip Neri para el rato de patio de la escuela que hay en la plaza, pero no se aplica ninguna medida similar en otros espacios ni tampoco en esta misma plaza fuera del rato del patio.

La propuesta de ERC que hoy ha recibido la luz verde del pleno incluye, además de desencallar la limitación en 15 de los grupos y la promoción de atractivos no saturados, estudiar la posibilidad de que estos grupos paguen una tasa por la ocupación que hacen del espacio público –como la que pagan las terrazas– y trabajar para implicar a los operadores turísticos en las estrategias de convivencia entre visitantes y turistas.

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