Barcelona

La Rambla recupera el pulso... y los precios para guiris

La afluencia de turistas recuerda a la de la primavera del 2019 y el Ayuntamiento admite "aglomeraciones insoportables"

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Turistas a la Rambla de Barcelona durante las vacaciones de Semana Santa

BarcelonaEl taca-taca de las ruedas de las maletas ya no es un sonido esporádico en la Rambla de Barcelona. La arteria ha recuperado el rumor constante y las personas que trabajan coinciden que si la afluencia de turistas de esta Semana Santa no es la misma que hubo el 2019 –antes de ningún cierre pandémico –, se asemeja mucho. En el conjunto de la ciudad se ha llegado a un 85% de ocupación hotelera, según el Gremio de Hoteles de Barcelona, que asegura que se han superado las expectativas. Y la Rambla vuelve a estar llena de vendedores de palos de selfis que llaman la atención de los visitantes con una especie de silbato, y de pizarras y mesitas aquí y allá ofreciendo grandes jarras de bebidas de colorines, tapas y paella. Y han vuelto, también, los precios de antes del covid.

Si durante la época de restricciones algunos de los locales de la Rambla decidieron ajustar tarifas para hacerlas más atractivas a los barceloneses que disfrutaban de las franjas de paseo, ahora encontrar una cerveza por menos de siete euros vuelve a ser una misión prácticamente imposible. "Han vuelto los precios para guiris", admiten dos trabajadores desde una terraza de la parte baja, que aseguran que lo que ha empujado los precios otra vez hacia arriba no es solo el retorno del turismo, que sí que es el factor clave, sino también la subida de precios de los productos, los suministros y la normalización de los alquileres –que aquí cuestan 30.000 y 40.000 euros mensuales–. "Cuando vemos que quien se sienta es autóctono, lo avisamos de los precios", explican.

Carteles de tapas y paella y jarras con bebidas de colores en la Rambla.

En mayo del 2020, este diario comprobó que era posible sentarse en una de las terrazas de la parte inferior de la Rambla y pagar cuatro euros por una cerveza de medio litro, pero hoy no hemos encontrado por menos de 7,5 en la misma zona, y el cortado que entonces se podía consumir por menos de dos euros en la terraza, en algún lugar supera ya los tres euros. Han vuelto las jarras de mojitos a 20 euros el litro y la sangría en todos los formatos posibles. La Rambla de antes, también en los precios y la oferta.

Y en el mercado de la Boqueria, que en pandemia vio como las ventas se hundían y retiró productos turísticos que entonces no tenían salida –como los zumos y la fruta envasada–, vuelve a tener ahora los pasillos apretados, sobre todo de turistas. Y ha recuperado la oferta de zumos y brochetas de fresas con chocolate. Unos productos que los vendedores aseguran que hace meses que han recuperado su lugar. "Ya era hora", celebra desde la parada de flores que queda justo delante del mercado José Moya, que estaba harto de verlo todo muerto. "Durante este tiempo en la Rambla no había prácticamente nadie, no se movía nada, y ahora han vuelto los turistas, ha vuelto la vida", explica.

La mayoría de trabajadores de la zona coinciden que la recuperación se empezó a intuir hace unas tres semanas, que la llegada masiva de aficionados alemanes del Eintracht que vinieron a ver el partido contra el Barça se notó mucho y que la Semana Santa ha sido un punto de inflexión que esperan que se mantenga.

Grupos guiados

También han vuelto los paraguas levantados para guiar a grupos de turistas que recorren tramos de la Rambla y los visitantes organizados en puntos del Barrio Gótico, como la plaza de Sant Felip Neri, donde este martes (laborable) a la una del mediodía coincidían dos grupos de una veintena de personas. Durante los días festivos, los vecinos han denunciado que han vuelto a ver cómo la masificación turística los expulsaba de espacios que habían recuperado, como la misma plaza de Sant Felip Neri, con fotografías que muestran la acumulación de hasta 12 grupos en el mismo momento.

Grupos de turistas en la plaza Sant Felip Neri durante la Semana Santa.

El regidor de Ciutat Vella, Jordi Rabassa (Barcelona en Comú), después de estas imágenes turísticas que recuerdan la Barcelona prepandémica, sin ningún cambio de modelo, ha lamentado que hayan vuelto las "aglomeraciones insoportables de visitantes": "El empresariado del turismo está satisfecho, pero esta situación no aporta nada de positivo ni para las vecinas ni para la actividad económica de proximidad". Desde la oposición, grupos como ERC se han apresurado a recriminarle que el gobierno municipal no haya aprovechado los dos años de parón para aplicar medidas, como las limitaciones a grupos turísticos –el pleno aprobó, en noviembre, limitarlos a 15 personas más el guía–, que impidieran volver al mismo punto de partida: al Gótico de antes del covid, con calles más dominadas por los visitantes que por los vecinos.

La Asociación de Vecinos del Gótico ya lamentaba hace unos días con motivo de la apertura de nuevas tiendas de souvenirs en el barrio que el Ayuntamiento "no haya hecho nada" para intentar cambiar el modelo económico de la zona y que volviera a "fiar" la recuperación a los grandes acontecimientos, como la Copa América de vela, en palabras de Martí Cusó.

El sector hotelero recupera la confianza

Los buenos datos de ocupación hotelera de la Semana Santa, que han superado el 85%, dan "confianza" al Gremio de Hoteles de Barcelona en cuanto a la campaña de verano: confían que entonces la ciudad ya habrá recuperado toda su oferta. Ahora Barcelona funciona con el 87% de la planta hotelera abierta. "Después de dos años en que nuestra actividad ha sido plenamente afectada por la crisis sanitaria, con un porcentaje muy importante de hoteles cerrados, los hoteles de Barcelona vivimos en estos momentos un proceso de reactivación que tenemos plena confianza que nos hará llegar en verano con toda la planta hotelera abierta", dice Jordi Clos, presidente del Gremio.

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