Los botellones se enquistan

Barcelona plantea cambios en el ocio nocturno pero el Govern lo quiere mantener cerrado

Centenares de jóvenes haciendo el bot ellot al parque del España Industrial este fin de semana

"Explosión de incivismo" y un "punto preocupante de inflexión". Así ha definido este lunes el teniente de alcaldía de Seguridad de Barcelona, Albert Batlle, las aglomeraciones del Parc de l'Espanya Industrial de madrugada durante las Festes de Sants. A las cada vez más habituales imágenes de grupos multitudinarios de jóvenes bebiendo sin distancia ni mascarilla se han añadido peleas y agresiones a la policía y acumulación de desechos en las calles. "Hay que hacer una reflexión alrededor de cómo queremos organizar la actividad de la noche en la ciudad y en el país", ha afirmado Batlle. Y el Ayuntamiento de Barcelona no es la única autoridad que ha expresado su "preocupación" por el enquistamiento de los botellones un fin de semana tras otro. El Govern insiste en que Catalunya todavía no ha salido de la quinta oleada –se detectan un millar de contagios diarios y hay 399 enfermos críticos de covid en los hospitales– y en que la vuelta de la población al trabajo y el inicio del curso escolar es inminente, de forma que un solo error puede desencadenar una sexta oleada.

Por eso, para minimizar los riesgos, la Generalitat quiere seguir limitando la actividad nocturna, y este martes presentará un nuevo informe ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) para defender el mantenimiento de las restricciones a discotecas y bares musicales. "La situación epidemiológica exige que seamos muy prudentes a la hora de dar cualquier paso", asegura la portavoz del ejecutivo, Patrícia Plaja.

Sin la posibilidad de aplicar el toque de queda, sin embargo, las alternativas son escasas y abren una ventana de oportunidad para la proliferación de los botellones. Solo la última semana los Mossos han levantado 41 actas por infracciones de las restricciones en Barcelona, y la Guardia Urbana ha impuesto un millar de sanciones, ha informado Batlle. Los botellones son un problema de orden público, pero ahora también sanitario. "Es importante destinar esfuerzos a incidir en estos grupos minoritarios pero descontrolados que pueden generar brotes de contagio muy importantes", alerta el jefe clínico de enfermedades infecciosas del Hospital de Sant Pau, Joaquín López-Contreras.

El diagnóstico está claro, pero no lo son las herramientas que se pueden usar para pararlos sin dejar de lado el control epidemiológico. Mientras que el Govern ha reiterado este lunes la necesidad de mantener el ocio nocturno cerrado, Batlle ha abierto la puerta a un debate sobre reabrirlo. No ha hablado explícitamente de volver a abrir bares y discotecas más allá de la medianoche, pero ha pedido que se haga "una reflexión" sobre la reorganización de la actividad nocturna para buscar espacios de "descongestión" para la juventud. Y él mismo, ha asegurado, pondrá el tema encima de la mesa del Procicat proponiendo, por ejemplo, el alargamiento del servicio de metro y de los horarios de la restauración por las noches.

¿Beber en locales o en la calle?

En cambio, para el Govern la respuesta a los botellones pasa por reforzar el mecanismo policial y mantener las restricciones. El conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, ha anunciado que se aumentarán los efectivos policiales con 300 agentes más y el president Pere Aragonès ha descartado ampliar los horarios de la restauración más allá de la 1.30 h o reabrir las discotecas. "Tenemos que intentar no cometer los mismos errores. Superemos el inicio del curso y dejemos pasar unas semanas", ha afirmado en una entrevista a TV3. Estas declaraciones no han gustado a la patronal catalana del ocio nocturno Fecasarm, que ha calificado de "golpe bajo" la intervención del president. Creen que se les atribuye la responsabilidad de la quinta oleada cuando "el sector pide desde marzo una reapertura con múltiples medidas sanitarias y de seguridad, a años luz de los botellones y fiestas ilegales".

El infectólogo Joaquín López-Contreras subraya que tolerar los botellones no es una opción mejor que abrir las discotecas, ni viceversa. "Obrir el ocio nocturno, sabiendo que mayoritariamente son entornos cerrados, no es la solución", dice. Recuerda que en junio varios locales decidieron voluntariamente cerrar porque no podían hacer cumplir las medidas de prevención, como controlar la proximidad entre clientes o la ausencia de mascarillas. "Y a pesar de que los botellones se celebran al aire libre, acumulan muchas desventajas –añade–, porque hay grupos masivos que beben sin distancia de seguridad y sin ningún tipo de comportamiento higiénico", explica.

Las conductas de riesgo "más visibles"

El conseller de Salud, Josep Maria Argimon, también ha admitido que las imágenes de violencia contra la policía en Sants no le gustan "nada" pero subraya que los incidentes iban "más allá de los elementos de la pandemia y la salud". "Antes del verano sí se veían movilizaciones y grupos que salían a la calle porque no compartían la necesidad de determinadas restricciones o porque querían enfrentarse a las autoridades. Ahora parece más una reacción de liberación, que es un comportamiento muy humano", plantea Jordi Mir, profesor de bioética en la Universitat Pompeu Fabra y miembro del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales (CEMS).

A pesar de que no hay ninguna duda de que los botellones son un obstáculo para el control epidemiológico, Mir también los considera "las conductas de riesgo más visibles". "Son jóvenes de entre 15 y 30 años agotados de las restricciones, con una vida alterada desde el confinamiento, que hacen vida fuera de la casa familiar y algunos con pocas responsabilidades. Estas actitudes reflejan el impulso de pasar página", apunta. Pero también subraya que los comportamientos "peligrosos" de cara al covid se dan en todas las franjas de edad y espacios. "Los botellones lo son. Pero pensemos también en la terraza de un bar donde el propietario no dice nada si hay grupos que superan las diez personas. La gente hace lo mismo que en un botellón, pero sentados en una mesa", afirma.

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