Catalán en las aulas: una emergencia lingüística
Educación prepara un plan piloto con 100 centros voluntarios para evaluar los usos que hacen de las lenguas
“El catalán no sirve para nada”. La frase la pronunció un alumno de ESO durante la primera clase de catalán de este curso a Roser, la profesora que se estrenaba en un instituto de l'Hospitalet de Llobregat. “Les expliqué que las lenguas son útiles, y que en Catalunya se exige un nivel mínimo de catalán para trabajar en la administración pública. Pero muchos de los alumnos no necesitan el catalán en su contexto, y por eso les dije que las lenguas forman parte de su identidad y de su cultura aunque no lo vean”, explica la profesora al ARA. Solo hace un mes que es profesora, pero Roser ya ha comprobado que, por mucho que la ley diga que la lengua vehicular en los centros educativos es el catalán, la terca realidad le demuestra lo contrario. Si bien en las aulas de primaria el catalán es habitual, tal como marca la ley, en la ESO el castellano gana terreno en las relaciones entre los alumnos pero también -y esto es lo preocupante- en las clases y con los docentes.
Así lo admitió por primera vez el conseller de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, en una entrevista al ARA . “No todos los profesores imparten las clases en catalán”, dijo, y anunció que preparaba “un proyecto” para acompañar y formar a los docentes. Según ha sabido el ARA, la conselleria anunciará próximamente que empezará un plan piloto este curso para estudiar los usos lingüísticos de escuelas e institutos. Con la colaboración de los equipos de asesores de lengua y cohesión social (LIC) y de las inspecciones, se evaluará la presencia de las lenguas en las aulas, los patios, el comedor y las extraescolares, con el objetivo de formar a los profesionales en el uso del catalán. Se empezará con 100 centros voluntarios, pero los tres cursos siguientes se incorporarán entre 300 y 400 centros más al programa.
El telón de fondo en el que se mueve la conselleria es un documento elaborado por el departamento en 2018 que proponía poner al día el modelo lingüístico dando más flexibilidad a los centros para que lo personalizaran en función del entorno: en la práctica -defendió entonces el departamento- significaba reforzar la presencia del castellano en entornos catalanohablantes, incrementar el uso del catalán en las zonas castellanoparlantes y, en general, introducir el inglés a través de otras materias. El documento levantó una enorme polémica porque varias voces alertaban de que el catalán dejaría de ser la lengua vehicular y se acabaría el modelo de inmersión lingüística. Un modelo, por otro lado, que ahora ya no se está aplicando escrupulosamente.
La polémica podría hacerse todavía mayor cuando salga la inminente resolución del Tribunal Supremo, que con toda probabilidad confirmará que todas las escuelas de Catalunya tienen que hacer el 25% de las clases en castellano, tal como sentenció hace unos meses el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. A pesar de que parece que el gobierno español no echará más leña al fuego -la nueva ley de educación elimina las referencias al castellano como lengua vehicular-, habrá que ver la reacción del Govern para defender el modelo catalán.
Las causas de la fragilidad
La fragilidad del uso del catalán en las aulas se explica por muchos motivos. La investigadora del Centro de Investigación en Sociolingüística y Comunicación de la UB Montserrat Sendra identifica al menos tres. Primero: los alumnos reproducen lo que pasa en el ámbito social, cuando en un grupo de personas que hablan en catalán hay un castellanoparlante y, de manera casi automática, todo el grupo acaba pasando al castellano. Segundo: un sistema mediático y audiovisual con pocos contenidos juveniles en catalán. Sin referentes informales, hay jóvenes que creen que el catalán es solo la lengua de algunos profesores, de la burguesía y de la gente mayor. Y tercero: la transformación educativa, que ha dejado atrás las clases magistrales y apuesta por trabajar en grupo, expone a los alumnos a menos horas de catalán. “La presencia del profesor se limita a guiar los aprendizajes y esto hace emerger los usos lingüísticos entre los alumnos, que mayoritariamente son en castellano”, dice Sendra. Detrás, claro, hay razones demográficas: la oleada migratoria de finales de los noventa hizo bajar el uso habitual del catalán y desde entonces no se ha recuperado. Ahora solo el 19,6% de los barceloneses de entre 15 y 29 años tienen el catalán como lengua de uso primero, cosa que significa una caída de más de 10 puntos en solo 5 años.
“Les sale espontáneamente”
Lo ha constatado Gemma Lleixà, profesora de lengua y literatura catalana en un instituto del Eixample. “Les sale espontáneamente. No es que rechacen el catalán, sino que entre ellos muchos hablan en castellano y se dirigen al profesor en castellano”, apunta esta docente, que se esfuerza para hacerles cambiar al catalán “de manera sutil”. Si pudiera pedir acciones al Govern, reclamaría inversiones en la creación de contenidos audiovisuales juveniles en catalán -“Si solo lo aprenden en el ámbito académico el catalán será una lengua muerta”, alerta Lleixà- y blindar la inmersión lingüística, con más controles a los docentes.
Este es un tema que preocupa a la comunidad educativa. El Consell Escolar de Catalunya organiza unas jornadas de reflexión anuales y este año han elegido la situación del catalán. “Tenemos problemas”, admite el secretario del CEC, Jordi Rodon, que pide conseguir difundir “un modelo de registro coloquial” para que los jóvenes se sepan “divertir e insultar” en catalán. Rodon también pide más inversión de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals en contenidos juveniles, así como subir el nivel de catalán necesario para ser profesor. “Ahora te apuntas a la bolsa para dar clase en un instituto y con el C1 te basta”, lamenta. El C1 es el nivel que se acredita en 4º de ESO: el panorama no es esperanzador, teniendo en cuenta que en las competencias básicas un tercio de los alumnos tienen un nivel bajo o medio-bajo de catalán.
Todas las voces consultadas por el ARA aseguran, sin embargo, que incrementar el uso del catalán en las aulas está condicionado a un aumento del uso del catalán en la calle. “A veces damos la culpa a los jóvenes de que no hablen catalán, pero es que quizás en su día a día no encuentran contextos para practicarlo”, afirma Sendra. La alerta es evidente: ahora un 36,1% de los habitantes de Catalunya habla normalmente en catalán, diez puntos menos que hace 20 años. Una emergencia lingüística.
- Primaria: siete de cada diez alumnos tienen un buen nivel La inmensa mayoría de los alumnos acaban la educación primaria con un buen conocimiento de catalán. Según los resultados de las últimas pruebas de competencias básicas de la Generalitat, la de lengua catalana tiene la puntuación media más alta (76,7 puntos). Se evalúa la comprensión oral, lectora y escrita de los niños, y en el informe de 2021 siete de cada diez tienen un nivel medio-alto (36,6%) o alto (35%). Ahora bien, todavía hay un nada despreciable 16,1% de estudiantes que tienen un nivel medio-bajo (nivel suficiente) y, a pesar de que esta cifra ha disminuido en las últimas oleadas, todavía un 12,3% de alumnos no logran los aprendizajes mínimos del idioma. Así pues, en una clase de 25 alumnos que acaban sexto, tres no tienen los conocimientos mínimos de catalán para pasar a la ESO. Los resultados dejan pistas interesantes sobre cómo abordar desde las aulas este problema: la ortografía sigue siendo el eslabón más débil de la expresión escrita (también en castellano), con un 57% de los estudiantes sin adquirir el nivel. Pero las pruebas también dan claves para que se tomen decisiones en los despachos: hay diferencias evidentes a nivel territorial (las Terres de l'Ebre, el territorio con menos población, tiene la puntuación más alta, mientras que los resultados son peores en Barcelona y su área metropolitana)y también a nivel de centro, con una diferencia de casi 12 puntos en función de si la escuela es de complejidad alta o baja.
- ESO: un tercio de los jóvenes no logran los conocimientos El nivel de catalán de los alumnos de ESO ha mejorado casi 4 puntos en una década en las pruebas de competencias básicas. En 2021 casi el 66% de los estudiantes demostraron un nivel alto o medio-alto de catalán. Pero hasta un tercio de jóvenes acaban la educación obligatoria sin lograr los conocimientos mínimos o solo de manera suficiente. ¿Qué pasa en la ESO? Más allá de los factores externos (redes sociales, contenidos audiovisuales, modas), varios estudios confirman que la inmersión lingüística no se cumple en los institutos. “No todos los profesores imparten las clases en catalán”, admitió el 'conseller' de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, al ARA. En efecto, según un estudio de Vanessa Bretxa y F. Xavier Vila (actual secretario de Política Lingüística del Govern) sobre los usos lingüísticos dentro del aula, en el paso de primaria a secundaria “se produce una reducción del uso del catalán como lengua vehicular, tanto por parte de los docentes como de los alumnos”. Mientras que el 80,4% de profesores habla en catalán a los alumnos a 6º, la cifra baja hasta el 73% en 4º de ESO. A la vez, el 19% de alumnos de 6º dice que los docentes se les dirigen igual en castellano que en catalán, un porcentaje que sube al 25% en 4º de ESO. El informe concluyó que si bien el catalán “es el centro de gravedad” en el sistema educativo, hay un “número significativo de alumnos y docentes que hablan en castellano en clase, sobre todo en secundaria”. Según los investigadores, se debe a las “preferencias personales” de algunos docentes, que imparten las clases en castellano “de manera general” en contra de lo que marca la ley, y de algunos alumnos “que inducen a los profesores a dirigírseles en castellano”. La situación es más extrema fuera del aula: un estudio de Plataforma per la Llengua dice que solo el 14,6% de conversaciones en los patios de instituto son en catalán.
- Universidad: compromiso de los rectores con el catalán ante las críticas estudiantiles El artículo 35 del Estatut d'Autonomia establece que “todas las personas tienen derecho a recibir la educación en catalán” y que la lengua catalana “se tiene que utilizar normalmente como lengua vehicular y de aprendizaje en la educación universitaria y en la no universitaria”. Pero no son pocos los alumnos que han denunciado a través de las redes sociales que hay profesores que, a pesar de que el plan docente de la asignatura diga que las clases son en catalán, las acaban haciendo en castellano, y más si estudiantes de otras comunidades o países lo piden. Los rectores de las universidades públicas firmaron antes del verano el Compromiso Contra la Crisis Educativa impulsado por los estudiantes, en el que se comprometen, entre otras cosas, a parar la “regresión” del catalán en la docencia y la investigación con acciones concretas: garantizar la lengua prevista en los planes docentes, avanzar hasta lograr el 80% de la docencia de cada grado, posgrado y máster en catalán o conseguir que todos los grados (excepto los interuniversitarios o los que se cursan en lenguas extranjeras) se puedan impartir en catalán. La 'consellera' de Investigación y Universidades, Gemma Geis, pidió a todos los rectores un informe semestral de las incidencias lingüísticas para, a partir de aquí, encontrar soluciones. Según el informe de Política Lingüística del 2018, aproximadamente el 75% de las asignaturas de grado en las universidades públicas se hacen oficialmente en catalán, mientras que en el caso de los másteres la cifra cae hasta el 54%.