El padre de las habaneras en catalán, salpicado por una trama de prostitución de menores
El documental de 3Cat sobre el prostíbulo Gran Escala 2000 demuestra que el autor de piezas míticas como 'Mi abuelo' era socio de un proxeneta muy peligroso
GeronaEl martes por la noche se estrenó en TV3 y en la plataforma 3Cat la docuserie Muros de silencio. Gran Escala 2000: una investigación periodística de Anna Teixidor y Marc Faro que saca a relucir nuevas pistas sobre un prostíbulo de lujo de Ventalló de los años noventa, muy frecuentado por las élites, donde los clientes pagaban por mantener sexo con chicas menores de edad. Una de las revelaciones más impactantes del documental es la involucración en el caso del músico y ex militar Josep Lluís Ortega Monasterio (1918-2004), padre de las habaneras en catalán, compositor de temas míticos como Mi abuelo y El cañón de Palamós. La pieza de 3Cat, realizada a partir de muchos años de investigación, consultando cientos de documentos y testigos, demuestra que Ortega Monasterio era socio de Antolín Fernández, proxeneta con numerosos antecedentes por robos, violencia y prostitución ilegal y fundador del polémico local de Ventalló. Fernández murió en 1989 y el Gran Escala 2000 continuó en manos de su hermana, Rolíndez Fernández, que fue condenada a 5 años de cárcel en 1992. Ortega Monasterio es una figura importantísima para la cultura catalana: autor de más de 50 canciones, principal impulsor de la cantada de Calella de Palafrugell y personaje clave para introducir la lengua en este género marinero, que hasta los años sesenta se cantaba sólo en español. Por todo ello en 1999 recibió la Creu de Sant Jordi y en 2018, coincidiendo con el centenario de su nacimiento, se le hicieron un montón de homenajes póstumos, con estatuas, plazas, calles y discos dedicados a su memoria. Ahora, tras las revelaciones del documental –que además de dar voz a las víctimas pone el foco en los proxenetas y clientes importantes del Gran Escala 2000–, la imagen del músico ha quedado totalmente desprestigiada. "Si la investigación nos lleva al nombre de un personaje público de forma muy fundamentada, en vez de esconderlo, aún con más razón debemos publicarlo", defiende Anna Teixidor. La información ha causado mucho alboroto en el mundo de la habanera, que lo ha vivido con sorpresa y perplejidad, y dentro del eterno debate de si es posible separar la obra de la persona, ya se han hecho sentir las primeras voces del sector que apuestan por retirarle los méritos, pero seguir cantando sus canciones.
Vínculos con un prostíbulo de Huesca
En el documental, el nombre de Ortega Monasterio asociado a Antolín Fernández aparece por primera vez en las notas del periodista Xavier Vinader, que cuando se produjeron las primeras denuncias en el prostíbulo publicó un reportaje en la revista Interviú. Teixidor y Faro estiran en el hilo de esta pista, y aunque no pueden llegar a demostrar de forma fehaciente la implicación del músico en el local proscrito de Ventalló, sí le involucran en otros clubs de la misma red. Es el caso de un bar "con barra americana" en Huesca, que regentaba Antolín, cuyas trabajadoras, entonces menores, reconocen que el músico era cliente habitual. Además, el local estaba alquilado en Pura Gastón, esposa de Monasterio, que trabajaba con una agencia que recogía trabajadoras muy jóvenes para trabajos –teóricamente de cocina y limpieza– en muchos de los locales de Fernández en Cataluña.
Y sobre Ortega Monasterio, que además de amigo y conocedor de los negocios sucios de Fernández también participaba activamente, Teixidor deja caer: "En el archivo de Huesca hay un procedimiento policial contra este local por corrupción de menores en el que un camarero dice que Monasterio era el propietario real de todos los clubs." Y termina: "Vemos la tendencia de que las caras públicas de estos clubs a menudo son hombres de paja y detrás podría haber alguien más importante".