Los chinos vuelven a su país para vacunarse

En China todos pueden recibir ya las dos dosis, aunque no sean de ningún grupo de riesgo

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Xinesos a Santa Coloma Gramanet / Morena Casas

Santa Coloma de GramenetEl señor Pan no tiene ninguna intención de dejar entrar a nadie en su parafarmacia. Ha colocado una mesa redonda en la entrada para impedir el paso a los clientes, y un plástico transparente que cuelga del marco de la puerta y a través del que los atiende. "Antes también decían que los chinos estábamos locos porque íbamos con mascarilla por la calle, y ahora todo el mundo lleva", contesta desde el otro lado del plástico cuando se le pregunta si no exagera un poco con tanta precaución.

El señor Pan es uno de los muchísimos chinos que tienen una tienda en el barrio de Fondo de Santa Coloma de Gramenet, donde se pueden encontrar negocios de todo tipo regentados por esta comunidad. Desde parafarmacias hasta peluquerías, supermercados, tiendas de ropa o incluso una autoescuela. Son fáciles de localizar porque todos tienen letreros escritos en chino, además de en castellano. Algunos, sin embargo, han bajado la persiana las últimas semanas: quien puede se va, vuelve a China.

Una de las tiendas regentadas por chinos que han bajado la persiana por la pandemia en el barrio de Fondo

No se trata de una percepción, sino que lo confirma el presidente de la Federación de Uniones de Asociaciones Chinas de España, Lam Xuen Ping, y lo corroboran la presidenta de la Asociación Cultural China de Badalona, la señora Xen, y el presidente de la Asociación de Chinos de Santa Coloma de Gramenet, Zhou Youtong. Ninguno de los tres sabe precisar cuántos chinos se han marchado, pero aseguran que "muchos". En Catalunya viven unos 100.000 chinos, la mitad en Barcelona y en su área metropolitana.

El éxodo comenzó en octubre porque temían que sus hijos se contagiaran en la escuela, y ahora vuelven ahí para vacunarse contra el coronavirus. En China la vacuna (la de fabricación autóctona, claro) está disponible para todo el mundo, aseguran los representantes de las tres asociaciones. En algunos casos es gratuita, en otros hay que pagar, pero en cualquier caso, no hay queesperar. O sea, a diferencia de aquí, su administración no se limita a los grupos de mayor riesgo. Los expertos, además, calculan que su eficacia es del 79%. Vale la pena volver a China, entonces.

Esto, sin embargo, no quiere decir que las calles del barrio de Fondo hayan vaciado de chinos, ni mucho menos. Se les ve paseando por la plaza del Rellotge, ahora llena de carteles electorales que dicen "Presidente Isla, vota PSC" -hay uno en cada fanal-, despachando en las tiendas, comprando o simplemente en sus balcones. Eso sí, pregunte a quien se pregunte, todos los chinos responden que les gustaría volver a su país, aunque fuera por una temporada, hasta que la pandemia aquí esté controlada.

Una pareja china pasea por la plaça del Rellotge del barrio de Fondo de Santa Coloma de Gramenet

El señor Pan dice que él no volverá a China porque hay que hacer una cuarentena de un mes al llegar, después necesitaría otro mes para ponerse las dos dosis de la vacuna, y él no puede permitirse cerrar la parafarmacia tanto tiempo. Lleva 18 años en España, y sería como lanzar por la borda casi media vida. Y además el negocio no le va mal: ahora se ha disparado la venta de la vitamina C, dice. Los que se quedan aquí intentan aumentar las defensas contra el coronavirus.

Pero no solo es el tiempo, también el dinero. El precio del billete de avión a Pekín se ha disparado, y ahora ya no hay vuelos directos de Barcelona a la capital china. De hecho, el avión es lo que limita al señor Xen, que tiene un restaurante de comida china en la calle Dalmau, también en el barrio de Fondo. "En el avión no corre el aire y podemos contagiarnos", contesta el hijo, un niño de 11 años que se llama Yunhao y que hace de traductor del padre, que casi no sabe hablar castellano. Por eso se quedan aquí aunque el restaurante no vaya bien. Porque ellos, continúa traduciendo el niño, sí han notado el éxodo a China: su clientela ha bajado en picado porque es exclusivamente china. De hecho, es fácil deducirlo viendo la vitrina del restaurante: hay bandejas con cuellos de pollo, lenguas de cerdo, tripas y patos enteros aderezados con soja, azúcar y ajo. "Son nuestras tapas chinas", dice el padre, que eso sí sabe decirlo en castellano.

El señor Xen, con su hijo de 11 años que le hace de traductor, detrás de la vitrina donde expone la comida que tiene a la venta

Ana Xia asegura que su clientela no es solamente china y, sin embargo, su negocio también va mal. Tiene una pastelería en la calle Beethoven. En la entrada hay un cartel con una lista de todas las exquisiteces que vende, escrito en chino y en castellano. La próxima semana comienza la celebración del Año Nuevo chino, el Año del Buey, pero ni así espera que aumenten las ventas. "Las familias no se reunirán, ni irán a restaurantes. Cada uno se quedará en su casa", está convencida.

El Año Nuevo chino siempre se celebra en Santa Coloma de Gramenet con espectáculos y un desfile por las calles. El año pasado todas las actividades se tuvieron que suspender por la pandemia, y éste solo se harán online. Pero los chinos lo aceptan con resignación y sin quejarse, porque en algo coinciden todos: aquí no tenemos ni idea de las consecuencias del coronavirus y la pandemia se está gestionando fatal en comparación con China.

Ausencia escolar

Un ejemplo: al inicio del curso escolar todos los chinos se negaron en masa a llevar a sus hijos a clase, según explica por teléfono Raúl Godino, director de la Escuela Mercè Rodoreda, del barrio de Fondo, donde el 20% de los alumnos son de origen chino. No fue el único centro educativo con este problema. Según dice, incluso el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet tuvo que convocar una reunión con un mediador escolar que habla chino para conseguir que las familias empezaran a llevar gradualmente a sus hijos a los colegios.

Ahora, asegura el director de la Mercè Rodoreda, todos los alumnos han reincorporado a clase, excepto los de dos familias que no han conseguido localizar. Sospecha que, posiblemente, como tantas otras, también habrán vuelto a China.

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