Violencia machista

Condenan a 159 años de prisión al asesino de Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela

A Jorge Ignacio Palma también se lo considera culpable del intento de homicidio de seis mujeres más y el abuso sexual de otra

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Jorge Ignacio Palma con su abogada en el inicio del juicio por la muerte de tres mujeres y el abuso sexual de otras ocho introduciéndolos cocaína en los genitales.

ValenciaLa Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a Jorge Ignacio Palma, el hombre de 41 años residente en la localidad valenciana de Ollería (Valle de Albaida), a penas que suman 159 años y 11 meses de prisión por el asesinato de tres mujeres –Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela–, después de introducirles cocaína en los genitales, así como por el intento de homicidio de seis mujeres más y para abusar sexualmente de otra. La sentencia se basa en el veredicto de culpabilidad emitido por el jurado popular el 22 de julio y fija una indemnización de 640.000 euros para el conjunto de las víctimas, pero no recoge la pena de prisión permanente revisable que pedían las acusaciones particulares.

La sentencia aumenta la condena para Palma respecto de la petición que hacía la Fiscalía, que era de 120 años de prisión, porque lo considera autor de tres asesinatos con alevosía, seis intentos de homicidio y un abuso sexual, además de un delito contra la salud pública. Por el contrario, la jueza que presidía el tribunal, Clara Bayarri, ha rechazado condenar al acusado a prisión permanente revisable y el máximo tiempo que pasará entre rejas será 40 años. "Es otro batacazo psicológico", ha asegurado la madre de Marta Calvo a la agencia Efe después de conocer el pronunciamiento, que recurrirá. Sus abogados recuerdan que el asesino confeso de la joven no ha aclarado nunca dónde enterró los restos de la chica después de descuartizar el cuerpo, que no se ha localizado hasta ahora.

Cocaína en los genitales de las víctimas

El caso se inició en diciembre de 2019 con la detención del hombre como sospechoso de la desaparición de la joven Marta Calvo. La posterior investigación reveló que entre el verano de 2018 y el 7 de noviembre de 2019, Palma, que tiene antecedentes y estuvo en la prisión en Italia por tráfico de drogas en 2008, había introducido cocaína en los genitales de varias mujeres, sin su consentimiento. También se supo que los estupefacientes provocaron "la pérdida de conocimiento" y "diversas alteraciones psíquicas o físicas" a varias víctimas, y la muerte a tres de ellas.

Durante el juicio, algunas de las supervivientes, de quienes no se reveló el nombre para proteger la identidad, explicaron que denunciaron al hombre después de reconocerlo en televisión –a raíz de la detención por el caso de Marta Calvo– y lo calificaron de "monstruo y asesino". "Lo denuncié para que no siguiera matando", afirmó una de las mujeres. La misma víctima destacó la extrema frialdad del procesado, a quien definió como una "persona tranquila, que sabía lo que hacía". Por el contrario, el acusado solo confesó que había descuartizado el cuerpo de Marta Calvo, que todavía no se ha podido localizar. De hecho, el veredicto del jurado popular del caso afirmaba que el asesino había escondido el cuerpo de Calvo para aumentar el sufrimiento de la familia. Palma adujo que la víctima había sufrido un ataque al corazón, momento en el que se asustó y decidió deshacerse del cadáver.

"Yo no le he quitado la vida a nadie ni he intentado quitarle la vida a nadie, no he drogado a nadie, no he violado a nadie y no he puesto nunca cocaína a nadie en sus órganos genitales", afirmó. En la misma línea, la abogada de Palma, María Herrera, defendió que todas las mujeres aceptaron la denominada "fiesta blanca" –basada en el uso de cocaína para mantener relaciones sexuales– y que cuando ellas dijeron "basta", el acusado "paró". El jurado popular no las creyó y concluyó que Palma contrataba los servicios sexuales de las jóvenes pidiendo que incluyera el consumo de cocaína, pero después les introducía esta sustancia en los genitales sin su consentimiento con la intención de someterlas y asesinarlas.

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