Variante delta: todo lo que sabemos sobre la protagonista de la quinta ola

La mutación de India se impone en el mundo por su alta contagiosidad pero no causa infecciones más graves

Gente paseante  por el centro de Barcelona con la mascarilla  puesta a pesar de que no es obligatoria llevarla al aire libre.
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BarcelonaLa variante delta está detrás de prácticamente todos los contagios de coronavirus que se producen en Catalunya y de hasta un 77% de los que se detectan en el estado español. Se estima que es entre un 40% y un 60% más contagiosa que la alfa y el doble que la original (la de Wuhan), las dos mutaciones que se habían propagado antes de forma dominante. Los últimos tres meses la variante surgida en India ha conseguido cambiar la evolución epidemiológica en todo el mundo y no solo se ha convertido en el virus que circula de manera predominante, sino que también ha obligado a los países a acelerar las campañas de vacunación y acortar los periodos entre dosis para evitar complicaciones entre los colectivos vulnerables que todavía estaban medio vacunados. 

Muchos, como Catalunya, estaban en plena desescalada y la aceleración de contagios entre la población joven y no vacunada, detrás la cual también habría esta mutación clasificada como B.1.617.2, se ha traducido en una nueva ola, la quinta, que ha obligado a recuperar las restricciones que se habían flexibilizado con la llegada del verano, como el toque de queda. ¿Pero qué sabemos realmente de esta variante? ¿Es tan contagiosa como alertan las autoridades sanitarias?

El director de microbiología del Hospital de la Vall d'Hebrón de Barcelona, Tomàs Pumarola, define la delta como una variante "con una gran eficacia biológica": es más transmisible y produce cargas virales más altas y duraderas. "Antes, cuando el virus entraba en un núcleo familiar, hasta el 70% de los miembros se podían contagiar, pero ahora esta cifra crece hasta el 100%", explica. De hecho, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, en inglés) alertaba recientemente que la expansión de la delta es equivalente a la de la varicela y cifraba en 9 el total de casos secundarios que podían producirse a partir de un positivo. La de Wuhan causaba 3, y la alfa, 6. Además, esta variante también tiene un periodo de incubación más corto, según la codirectora del grupo de coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Isabel Sola: si la alfa tardaba unos siete días de media a dar síntomas, la delta los empieza a producir a los tres días de la infección.

Para que el contagio se complete hace falta que la persona infectada tenga suficiente carga viral para que cuando hable, tosa o grite pueda contagiar a alguien y que, una vez el virus entre en las células, sea eficaz replicándose; es decir, haciendo millones de copias de si mismo. Según los expertos, el virus ha ganado capacidad de transmisión porque una área del genoma del virus, la llamada spike, que es la clave que permite la entrada y la infección de las células, se ha ido perfeccionando con cada mutación. "A medida que las mutaciones más eficientes se han ido transmitiendo, también ha habido una mejor replicación. Y esto no lo hace el virus, lo hacemos nosotros", resume Pumarola.

Protección muy alta de la vacuna 

La variante delta también se escapa parcialmente de las vacunas. "A pesar de que no excesivamente: pasamos de una protección del 90% contra la variante alfa a un 80% ante la delta", puntualiza Sola. Desde que se inició la vacunación, el virus está sometido a una neutralización que no es 100% efectiva, a pesar de la elevada protección que ofrece, y que también contribuye a modificar el virus. "El virus no es inteligente, somos los humanos los que seleccionamos la variante que se acaba haciendo dominante", dice Pumarola. Los expertos consultados por ARA subrayan que la reducción de la protección de las vacunas solo es observable cuando el infectado solo ha recibido una primera dosis y destacan que la pauta completa proporciona una protección casi idéntica a la obtenida en los ensayos clínicos.

"A pesar de la variante beta, que sí que se escapa algo más, todas las vacunas ofrecen una protección más que aceptable ante las mutaciones, incluida la delta", insiste Sola. Coincide Pumarola: "La gente que tiene la pauta completa se puede infectar y pueden ser transmisores y algunos de ellos pueden sufrir la enfermedad de forma leve, pero una cifra muy reducida ingresará en el hospital. Los casos graves se ven sobre todo en personas no vacunadas o con la primera dosis". 

Según Sola, el hecho que las vacunas sean muy eficaces equilibra la pugna entre virus y humano: "Es difícil creer que podamos volver a la casilla de salida, es decir que las vacunas no protejan genes y que una variante nueva se escape completamente de la inmunidad que dan". Dice que todas las variantes del coronavirus son diferentes entre ellas pero que los cambios que presentan no son radicalmente diferentes, sino combinaciones de las mismas mutaciones. Pero mientras haya personas sin inmunidad, el virus continuará propagándose, tendrá más posibilidades de mutar y nacerán más variantes con propiedades nuevas que "podrían suponer un problema añadido" para el control de la pandemia.

No crece la virulencia 

"Lo que no ha quedado demostrado es que sea más virulenta, es decir, que cause enfermedades más graves", apunta Sola, que recuerda que "hacernos daño es un efecto secundario, lo que el virus intenta es sobrevivir y perpetuarse". De hecho, debido al proceso de adaptación natural que sufre para sobrevivir, el virus gana transmisibilidad pero pierde virulencia. Los virus que no pasan por este proceso difícilmente acaban convirtiéndose en un problema de salud pública, según Pumarola. "Al principio era más agresivo porque toda la población era naif, no tenía anticuerpos. Ahora la agresividad del virus es la misma, pero nosotros no: hay muchas personas que han generado defensas, sea porque se han vacunado o porque se han infectado, y ahora hay muchos positivos, pero leves", describe el microbiólogo.

La delta desplazó a la alfa, que a su vez desplazó a la de Wuhan. La alternancia de variantes es el futuro, dicen los expertos, y la población tendrá que convivir con la delta hasta que aparezca otra que se imponga. "Una variante que sobrepase la delta no tiene que ser más transmisible necesariamente, podría tener la misma capacidad de propagación, pero sí que podría escaparse mejor de la respuesta inmune", plantea Pumarola. ¿Cuál sería la consecuencia de esto? Que haría falta revacunar a la población con vacunas adaptadas a estas nuevas variantes como ya pasa cada año con la gripe.

Sin embargo, tanto Sola como Pumarola cuestionan hasta qué grado la responsabilidad de la eclosión de la quinta ola tiene que recaer en la aparición y consolidación de la variante delta. "Lo que es evidente es que tiene elementos que no tenía la alfa, porque ha tenido la capacidad de desplazarla, pero la población también se ha relajado más", apunta Sola. En Catalunya, por ejemplo, se inició la desescalada a principios de junio a pesar de que la delta ya causaba estragos en Reino Unido, y en solo dos semanas el Govern dio luz verde a levantar medidas de control estrictas como el límite de 10 personas en los encuentros sociales y reabrió el ocio nocturno.

El Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades (ECDC, en inglés) ya avisó en mayo que la delta podía hacer tambalear el verano y pidió a los países que no relajaran "demasiado" las medidas de contención y que no confiaran exclusivamente en la creciente cobertura vacunal. "[Esto] podría provocar un aumento rápido y significativo de los contagios en todos los grupos de edad, con un aumento asociado a las hospitalizaciones y las muertes", decían. Un escenario que se ha cumplido en Catalunya, con más de 207.000 contagios y 588 víctimas mortales desde finales de junio. "¿Habríamos tenido la quinta ola si hubiéramos tenido la alfa y no la delta?", plantea Sola. Ella misma se responde: "Es imposible saberlo".

Mutaciones que preocupan: tienen más transmisibilidad y/o virulencia y pueden escaparse de las vacunes
  • Alfa (B.1.1.7) La variante británica es más contagiosa y desplazó el virus original, el de Wuhan, en buena parte del mundo, pero la vacuna es capaz de controlarla.
  • Beta (B.1.351) Identificada en Suráfrica en mayo de 2020, es hasta un 50% más contagiosa que la variante original (pero menos que la delta) y causa menos del 3% de los casos en el Estado. Se caracteriza por ser más transmisible y escaparse parcialmente de la vacuna.
  • Gama (P.1) Presenta varias mutaciones en el 'spike' que preocupan a las autoridades, pero es menos contagiosa que otras variantes y no tiene mucha capacidad para escapar de los anticuerpos. Este virus fue detectado en Japón, pero tiene origen en Brasil. Su representación en el Estado es anecdótica.
Otras mutaciones de interés: se estudian porque demuestran tener potencial para mutar y alterar el comportamiento del virus en sus países de origen
  • Eta (B.1.525) Surgió en Nigeria y está muy extendida en Europa, incluido el estado español. Ahora bien, todavía no se sabe si las vacunas pueden neutralizar esta mutación o si puede escaparse.
  • Iota (B.1.526) La mutación del área metropolitana de Nueva York, que no consigue escaparse del efecto de las vacunas de Pfizer y Moderna, se propaga sobre todo en las Baleares.
  • Kappa (B.1.617.1) Los pocos casos registrados en el Estado de la kappa son importados. La mutación, más transmisible, se identificó en India y, de hecho, es del mismo linaje que la delta.
  • Lambda (C.37) Surgida en Perú, es la última variante que ha incorporado la OMS debido a su rápida expansión en Sudamérica. Se estudia si es más contagiosa y si se escapa de las vacunas.
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