Cinco comunidades autónomas se blindan con cierres perimetrales

El índice de rebrote en Catalunya alcanza los 841 puntos y la velocidad de contagio se mantiene en 1,53

Marta Rodríguez Carrera
3 min
Coronavirus, crònica d’una inacció europea

BarcelonaLa transmisión disparada del coronavirus y las malas perspectivas de que se frene en las próximas semanas hacen que las comunidades autónomas se apresuren a imponer nuevas restricciones usando la capacidad que les otorga el reciente estado de alarma. Euskadi, Aragón y Asturias decretaron este lunes confinamientos perimetrales y se suman a Navarra y la Rioja, que ya se cerraron la semana pasada, para impedir que se pueda entrar o salir de sus territorios sin una causa justificada. A pocos días de Todos los Santos, Madrid también estudia la medida, y más teniendo en cuenta que dentro de quince días la comunidad disfrutará de dos festivos con alta movilidad.

De las cinco comunidades con confinamientos perimetrales la más dura es Euskadi, que también ha prohibido los movimientos entre municipios. Aragón y Asturias mantienen blindadas las capitales principales, donde se concentran los peores índices de transmisión. Además, Madrid continúa con los cierres parciales por áreas básicas de salud y Andalucía ha puesto el candado a diferentes municipios de Granada y Sevilla, y Galicia, a unos cuantos de Ourense. El toque de queda se ha esparcido también con diferencias entre los más restrictivos, como el de Catalunya o Castilla-León, de 22 h a 6 h, y los más laxos, desde la medianoche. De hecho, solo las Canarias quedan sin restricciones de movimiento nocturnos y tan solo con limitación horaria a la restauración.

Baja letalidad

El objetivo es evitar desplazamientos innecesarios para controlar una pandemia que en España avanza con 17.000 contagios nuevos al día entre el viernes y el domingo, la cifra más elevada desde el inicio de la pandemia, a pesar de que ahora se hacen más pruebas diagnósticas que en marzo o en abril. Además, supone un aumento del 37% respecto al mismo periodo de la semana pasada, en la misma línea de la mayoría de países europeos, a las puertas de la epidemia anual de la gripe estacional. En total, se han diagnosticado 1,1 millones de contagiados -empatando con Francia-, a pesar de que, a diferencia de la primera oleada, la letalidad se mantiene baja, en el 0,9%, lejos del 10% al que se llegó. Sin embargo, en los últimos días se han superado los cien muertos diarios.

Catalunya no escapa a esta tendencia y ha notificado 4.077 positivos nuevos, tiene 2.017 ingresados por covid y cada día más pacientes en las UCI. La tasa de transmisión o velocidad de contagio se mantiene en 1,53 puntos, mientras que el índice de rebrote alcanza los 841 puntos, 53 más que el domingo.

Responsabilidad personal

El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, calificó este lunes de “muy mala” la situación epidemiológica en España durante su comparecencia semanal, en la que defendió las restricciones planteadas por los gobiernos autonómicos. En este sentido, indicó que el confinamiento domiciliario, al estilo del que se decretó en marzo y en abril, está sobre la mesa, pero afirmó que propuestas como la de la Generalitat de confinamientos exclusivos para el fin de semana son “quizás”, hoy por hoy, una medida “un poco apresurada”, porque hay que “tener cuidado con el impacto secundario, porque no será nada bueno”. Con todo, apeló a la responsabilidad de todo el mundo para que se cumplan las restricciones implementadas, puesto que solo así bajará la incidencia y, subrayó, se podrán rebajar las limitaciones y prohibiciones.

El gran peligro de las próximas semanas es que se cumplan los peores vaticinios de que “la tercera semana de noviembre” -dentro de veinte días- los hospitales españoles estén en “una situación muy crítica”. Es de lo que ya hace días que alertan los profesionales sanitarios catalanes, que advierten de que cada día crece la ocupación de las camas de críticos y temen que otra vez tengan que dejar de hacer la actividad ordinaria para concentrarse en la actividad covid. “Tengo la esperanza de que [los hospitales] no se colapsen, pero no lo puedo garantizar”, afirmó Simón.

“Conviviremos con el virus, probablemente mal”, dijo Simón, que apuntó que se tardará semanas a notar el efecto de las medidas. Cuando le preguntaron si encontraba excesivos los seis meses previstos por el estado de alarma aprobado el domingo por el consejo de ministros, el especialista cerró filas y apuntó que la mayoría de autoridades de Europa Occidental están planteando estados de alarma de entre cuatro y seis meses, pero que será en función de la evolución de los datos cuando se tendrá que plantear la necesidad de mantener las restricciones. En la comparecencia Simón admitió errores a la hora de hablar a principios de mes de “estabilización” del covid y apuntó que se trató de un “espejismo”, pero que su trabajo es explicar los datos y la evolución. “Culpar s los epidemiólogos de cómo va la pandemia es como matar al mensajero”, concluyó.

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