El cura acusado de abusos sexuales sigue cobrando a pesar de estar apartado del cargo

El arzobispado de Tarragona asegura que tienen constancia de que hubo dos víctimas

ARA
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Arzobispado  de Tarragona.

BarcelonaEl cura acusado de abusos sexuales Manel Fuentes, canónigo archivero de la catedral de Tarragona y director del Arxiu Històric Arxidiocesà tarraconense, sigue cobrando un sueldo a pesar de estar "suspendido preventivamente del ejercicio público". El día después de que el diario ARA publicara que el arzobispado de Tarragona ha llevado a la Fiscalía y al Vaticano los presuntos abusos sexuales que Fuentes cometió hace veinte años, el propio arzobispado ha afirmado en rueda de prensa que la institución ha suspendido al sacerdote "del ejercicio público del ministerio presbiteral y de sus cargos pastorales de manera preventiva", pero "sigue siendo padre del arzobispado hasta que no haya una resolución judicial canónica o judicial civil". Desde el 2018, Fuentes ejerce de cura en la Selva del Camp, Almoster y l'Albiol (Baix Camp).

La institución asegura que tienen constancia de que hubo dos víctimas de estos delitos, que ya habrían prescrito porque se cometieron hace 20 años. El portavoz del arzobispado, Simó Gras, ha remarcado que respetan la presunción de inocencia y ha indicado que "una de las víctimas ha reiterado que se preserve su privacidad, y tiene todo el derecho". Con todo, ha remarcado que a pesar de garantizar la privacidad y "honorabilidad" de víctimas y acusado –de quien Gras no ha dicho el nombre en ningún momento– han sido "el máximo de transparentes con la Fiscalía provincial y la Santa Sede". Gras no se ha pronunciado sobre el recorrido que pueda tener el caso en la Fiscalía y ha dicho que el proceso canónico no saben ni cuánto tiempo durará ni qué recorrido tendrá porque "todavía está al principio". "El mal es mal. Como institución, por mucho que algo pueda haber prescrito y que no pueda tener una carga legal que le suponga una pena, esto no quita que si hay un mal se tenga que reparar", ha afirmado. La máxima pena a raíz de la investigación eclesiástica sería "la expulsión del estado clerical".

El portavoz ha indicado que el arzobispo Joan Planellas tuvo conocimiento de los hechos el 7 de diciembre y que el mismo día empezó "con determinación" una "investigación interna, urgente y preliminar" que acabó este jueves y que se trasladó "a las instancias canónicas y civiles pertinentes". Durante este proceso la institución eclesiástica ha hablado con las dos "posibles víctimas" de las cuales tienen conocimiento, con "personas que pudieran aportar alguna información" y con "el presunto responsable" de los hechos. También se ha hecho una reunión con la Oficina de Prevención y Protección de Abusos del Arzobispado. Un organismo que, tal como ha manifestado Gras, actualmente no tiene ningún otro caso encima de la mesa.

Simó Gras, portavoz del Arzobispado de Tarragona, durante la rueda de prensa.

El portavoz ha insistido en que la primera vez que el arzobispado tuvo constancia de los hechos fue el 7 de diciembre. "Miramos si había diligencias anteriores y tenemos que decir con sinceridad que no teníamos conocimiento de ello", ha remarcado Gras. El ARA publicó ayer que la familia de una de las víctimas explicó los hechos al cura de la parroquia de Reus y posteriormente al arzobispado, y que incluso se entrevistaron con el entonces arzobispo, Lluís Martínez Sistach. Sistach se limitó a pedir a la familia de David que rogaran.

"Se masturbó a mi lado"

David es una de las víctimas de Fuentes. El sacerdote se aprovechó de la buena relación que tenía con la familia de David, asidua a la parroquia de Sant Joan Baptista de Reus, donde Fuentes era vicario. Todo arrancó en abril del 2000, cuando el chico tenía 17 años e invitaron al cura, reconocido historiador, a la presentación de una revista para que impartiera una charla. Ese día el hombre declinó quedarse a dormir en casa de la familia, pero animó a David a visitarlo en el monasterio de Santes Creus, donde era rector. Ese otoño fue a visitarlo, justo cumplidos los 18 años. Charlaron, cenaron y cuando fueron a dormir el chico comprobó que solo había una cama. Además, estaban solos. Todo estaba muy bien preparado. "Me vi atrapado. Empezó a tocarme, dije que no y él se masturbó a mi lado. Fue desagradable, se hizo eterno, solo quería marcharme porque tenía mucho miedo de que pudiera hacer cualquier cosa", relata ahora, firme y sereno. Al día siguiente por la mañana los dos intentaron actuar con naturalidad, pero en el viaje de vuelta Fuentes intentó que el chico se sintiera "culpable" jugando con su miedo. "Después de lo que te he hecho, si quieres me suicido", llegó a decirle en referencia a lo que había pasado durante la noche mientras conducía por una carretera llena de curvas. También le dijo que no dijera nada a la familia. Cuando finalmente, después de explicárselo a la pareja y a un amigo, se lo dijo a los padres, ellos hablaron primero con el padre de la parroquia de Reus y posteriormente con el arzobispado. 

El caso se tapó. Hasta que, 20 años más tarde, el arzobispado recibió la visita de un hombre que informaba de un caso de abusos a un menor también hace aproximadamente dos décadas. No se hizo denuncia formal, pero los hechos se pusieron en conocimiento del arzobispado. El patrón se repetía. Fuentes se aprovechó de la confianza que los padres habían depositado en él. Y también la respuesta del entonces arzobispo fue la misma que recibió la familia de David: rezar y mirar hacia adelante.

Una respuesta muy diferente a la que ha dado el actual arzobispo, Joan Planellas. El 4 de enero hubo una reunión, se activó el protocolo interno con celeridad y se buscó si el caso estaba documentado: no se encontró nada. El mensaje que daban al ARA fuentes del arzobispado cuando se les comunicó que el diario estaba investigando los abusos de Fuentes era claro: "Queremos hacerlo bien, no acusar de más ni de menos. Somos conocedores de nuestras responsabilidades, cuando se acabe el informe se enviará a la Fiscalía y a la Santa Sede". Una respuesta que agradece David, que durante años tuvo que convivir con el silencio que impuso el anterior arzobispo. "Estoy bien, a pesar de que de vez en cuando vuelve a la memoria", resume, consciente de que lo que ha pasado estos últimos dos meses le ha permitido enfrentarse a lo que pasó hace veinte años. 

Si tienes información sobre casos de abusos sexuales puedes contactar con el área de investigación del diario ARA aquí.

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