Violencias machistas

"Un jefe me dijo que me trataría mejor si le practicaba sexo oral"

Tres de cada cuatro mujeres no denuncian el acoso laboral por miedo a represalias

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Imatge que podría suponer un acoso sexual a una mujer en el ámbito laboral.

BarcelonaComentarios, chistes sexuales y manoseadas. El acoso laboral contra las mujeres se muestra de diferentes maneras, pero al final la mayoría a veces queda impune: el 72% de las víctimas desisten de informar a la dirección de la empresa o a la justicia por miedo a perder el trabajo, de ser señaladas por el resto de la plantilla, de sufrir represalias o por un sentimiento de vergüenza y culpa. Este silencio hace que incluso no lo comenten con otras compañeras, de forma que a menudo nadie sabe qué pasa realmente.

Una encuesta elaborada por el sindicato CCOO por encargo del ministerio de Igualdad permite hacer una radiografía del acoso. A pesar de que se da en todos los ámbitos, edades y cargos, la mitad de las acosadas tienen menos de 35 años, no tienen pareja estable, trabajan en sectores muy masculinizados y tienen contratos precarios.

"He sufrido comentarios sobre mi culo, mi peso (o la falta), y uno de mis jefes, que me llamaba rubia peligrosa o la rubia, me dijo que el jefe que me hacía mobing me trataría mejor si le practicaba sexo oral. Siempre entre risas, pero no por eso la situación era menos desagradable". Es el testimonio de una de las 1.119 mujeres que han respondido a la encuesta online del sindicato, que constata que todavía hay muchas empresas sin un plan de igualdad para facilitar la detección de estos casos, sobre los que un 37% de la sociedad considera que se podrían parar si la víctima avisara a los acosadores de que se siente incómoda. Por el contrario, CCOO subraya que la experiencia y varias investigaciones desmienten esta creencia y apuestan por que haya paridad en las plantillas y educación en la igualdad como vacuna de este machismo.

En cuanto al perfil del acosador, es básicamente el de hombres y, como en el caso de las víctimas, también se da en todas las categorías profesionales –casi la mitad son jefes superiores y un tercio de la misma escalera salarial– y, en el caso de puestos de trabajo de cara al público, incluso pueden ser clientes. Las mujeres encuestadas dibujan a un hombre machista, que normalmente se comporta y trata a sus compañeras como objetos. El típico "macho alfa", resume una de las trabajadoras, mientras que otra explica cómo, después de que su jefe le hiciera la vida imposible y la pusiera en contra de las compañeras, decidió pedir la baja voluntaria de la empresa. El estudio apunta que a menudo hay una "línea muy delgada" en un comentario grosero o fuera de tono e incluso muchas de las víctimas dudan si están exagerando y en realidad el problema es de ellas, porque tienen poco sentido del humor.

El machista alfa

Los chistes de carácter sexual, los piropos indeseados que no vienen a cuento y los comentarios de carácter sexista son, por este orden, las formas con las que se presenta el acoso laboral, pero muy cerca también hay gestos y miradas insinuantes que incomodan a las mujeres que los reciben, y que a veces van acompañados de un contacto físico. "Es frecuente que los hombres hagan comentarios machistas del tipo «porque estás casada, que si no...» O que te cojan por la cintura cuando pasan por el lado, como quien no quiere la cosa", describe otra mujer sobre situaciones desagradables.

La mitad de las víctimas desconocían si otras mujeres de su trabajo habían sufrido acoso sexual o por razón de sexo, cosa que refleja la "invisibilidad" de estas situaciones y experiencias. Los acosos "no solo se esconden, sino que incluso no se comparten con otras personas del entorno laboral", advierte CCOO.

El acoso laboral traspasa fronteras y no se circunscribe solo a la fábrica o a la oficina, sino que también tiene un efecto sobre la salud: las víctimas relatan que tienen alteraciones psicológicas como por ejemplo ansiedad, depresión, estados de nerviosismo y trastornos del sueño, dolores de cabeza y problemas gastrointestinales. A pesar de todo, otra vez para no sentirse señaladas y por miedo a que les afecte en la carrera profesional, casi nueve de cada diez víctimas pasan el trance sin pedir la baja laboral.

Entre las encuestadas, el 80% se han sentido discriminadas en el trabajo y las principales causas de esta discriminación son por ofensas verbales, pero también porque se les han asignado tareas, competencias o responsabilidades por debajo de su categoría profesional, y se las ha relegado a la hora de la promoción profesional o de la formación.

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