Abandono escolar

Fracaso escolar: ¿cómo podemos salir del vagón de cola de Europa?

Una experta en sociología educativa de la UAB y la directora de la Escuela de Nuevas Oportunidades El Umbral hablan en el ARA sobre cómo abordar el abandono escolar

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Con frecuencia, el absentismo en la adolescencia es el reflejo de situaciones de desafección, de conflicto y de falta de vínculo con el centro educativo.

BarcelonaLos datos de el último informe sobre educación de la OCDE ponen de nuevo sobre la mesa uno de los principales problemas que tiene la educación en Cataluña y en España: la tasa de jóvenes que dejan los estudios antes de tiempo sigue siendo mucho más alta que en el resto de Europa. Aunque los datos recogidos por la OCDE muestran una ligera mejora respecto a este problema –en España, entre 2015 y 2022 el porcentaje de jóvenes que no han terminado la ESO ha pasado del 34,4% al 26,5 %–, la proporción de alumnos que dejan los estudios sigue siendo considerablemente más alta que la de la media europea (12,2%) y la de los países de la OCDE (13,8%).

Más allá de constatar, una vez más, que el problema existe, ¿la pregunta es qué podemos hacer para abordarlo? Lo preguntamos a la profesora de sociología educativa de la UAB Aina Tarabini ya Begonya Gasch, directora de la Escuela de Nuevas Oportunidades El Umbral.

Aceptar que hay alumnos con dificultades

"Nuestra escuela funciona porque reconocemos que el chico o la chica que viene tiene dificultades. Si esto lo extrapolamos al sistema político, lo relevante es saber si el departamento de Educación puede ser consciente de que tiene un problema con el abandono escolar ", explica la directora de El Umbral. "Trabajamos a partir del alumno que nos llega, no con el ideal de alumno que nos gustaría porque es la institución educativa la que debe estar al servicio del estudiante y no al revés. Esto es una idea muy sencilla, pero muy compleja y exigente de llevar a cabo", insiste.

Para identificar y aceptar las dificultades del alumno es clave el acompañamiento. "Toda la investigación indica que el abandono escolar tiene que ver con los sistemas de apoyo y orientación por parte de los centros en particular y del territorio de forma más amplia", detalla Taragini. Y añade: "Este apoyo debe ir encarado a fortalecer el vínculo del joven con la escuela porque la falta de sentido de pertenencia con el centro educativo es también uno de los motivos que lleva a abandonar". Este apoyo permitirá actuar antes para evitar casos como los que explica Gasch: "¿Estoy recibiendo a alumnos nuevos y cuando les pregunto «tú cuando crees que algo empezó a no ir bien a la escuela?» se van a lo que les pasó en primaria. ¿La pregunta es qué ha pasado durante todo este tiempo?"

Entender que reducir los ratios no es personalizar

"El espacio educativo sigue siendo muy burocrático y muy poco flexible", critica la directora de El Umbral, que relaciona esta rigidez con que los jóvenes "sienten que lo que ocurre en el instituto no va con ellos". Una situación que según Tarabini se debe abordar con "la generación de planes individuales de orientación educativa, de apoyo socioemocional". En este sentido, Gasch hace una advertencia: "Se está apostando por reducir las ratios y es una buena medida, pero tener menos alumnos no es personalizar educación de la misma manera que hacer más horas no garantiza que los resultados mejoren". Insiste en que la personalización no sólo debe ser emocional sino también curricular. "En el aula no todo el mundo puede hacer lo mismo porque no todo el mundo llega igual. Hay que adaptar lo que se enseña al nivel que lleva el alumno", dice.

Aprender trabajando

Una de las diferencias planteadas por el informe de la OCDE es que los alumnos españoles tienen menos experiencia laboral mientras estudian. De hecho, el 94% de los alumnos que han continuado estudiando después de la ESO han tenido una experiencia laboral de menos de 6 meses mientras estudiaban. Una circunstancia que en Alemania o Países Bajos es totalmente inversa: más del 80% de los estudiantes tienen una experiencia laboral que supera el medio año mientras estudian. "Dentro el recorrido formativo una cosa son las prácticas, que son esenciales, y otra es el concepto de aprender trabajando, ya menudo se olvida", advierte Gasch. La directora pone énfasis en la efectividad de hacer "que el espacio educativo se convierte en un escenario real de trabajo", una apuesta que asegura que comporta "un aprendizaje mucho más potente e interesante y, por tanto, mucho más productivo académicamente" . Para definir estos escenarios en los que el trabajo entra en el aula, Gasch habla de "pensar con las manos", de crear de forma artesanal para aprender, una opción que según la directora cuesta vincular con la idea académica tradicional.

Currículos útiles, pero con sentido

"Estamos haciendo currículos basados ​​en su utilidad, pero que no tienen ningún sentido para los alumnos", explica la experta en sociología educativa, que pone en duda la creencia de que estudiar bachillerato es una opción "más académica" que realizar ciclos formativos. "A menudo el bachillerato se convierte en una máquina de preparación para la selectividad. Esto no interpela al alumno ni le ayuda a tener capacidad de tener ideas propias, de argumentar o de reflexionar", critica Tarabini. En el mismo sentido, Gasch insiste: "Hay que hacer que lo que ocurre en la escuela sea relevante para ellos, que reciban unos aprendizajes que sean significativos". Para combatirlo, la experta de la UAB insiste en la necesidad de replantear los currículos en la ESO, el bachillerato y los ciclos formativos para que "permitan itinerarios más híbridos de forma que se conecte la formación académica con la profesional" y la responsable de El Llindar añade que hay que tener en cuenta el territorio: "Lo que le ocurre a un alumno de Osona no tiene por qué ser lo mismo que le pasa a un estudiante del Baix Llobregat o de Barcelona".

No tener prisa

"Debemos tener prisa y urgencia en reconocer este problema, que es muy grave, pero debemos darnos tiempo para crear buenas respuestas", advierte Gasch, que reconoce que se están dando pasos adelante, pero que la solución "no va de 'implementar nuevos programas sino de establecer políticas educativas'. Explica que uno de los problemas del sistema educativo es que se ha instalado "en la lógica de la prisa y en pensar que rápidamente las cosas deben ir bien" y que esto no encaja con la lucha contra el abandono. "Para que sean productivas, las medidas no pueden ser inmediatas, y si se trata de dar datos, no ocurrirá que de un año para otro sean maravillosas".

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