Vuelta al cole

¿Cómo tengo que gestionar la adaptación a P3?

Nunca debemos irnos sin decir adiós a la criatura

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Perchas de ropa en una aula de P3.

Mi hija empieza P3 este curso. ¿Cómo tenemos que gestionar el periodo de adaptación? ¿Es necesario si ya ha ido a la escuela infantil?

"El periodo de adaptación es necesario sobre todo en esta edad en la que son muy pequeños porque empiezan en un centro nuevo, en una aula nueva, con compañeros nuevos, rutinas diferentes y, además, ahora ellos son los pequeños de una escuela más grande. Este periodo les ayuda a entender todos estos cambios", explica Clara Mas Bassas, psicóloga y especialista en acompañamiento emocional.

Para hacer la adaptación, muchos centros optan por dividir el grupo en dos durante la primera semana y empezar con menos horas e irlas incrementando progresivamente. "Es un buen punto de partida, pero siempre tenemos que tener en cuenta que no todos los niños necesitarán el mismo tiempo de adaptación. La clave es la comunicación con el maestro, la escuela y la flexibilidad para tener en cuenta las necesidades emocionales de cada criatura", asegura Mas.

¿Pero qué pasa si una vez acabada la adaptación continúa llorando cada día? Según la psicóloga, cuando a un niño la situación se le hace muy intensa hace falta una adaptación más personalizada y sobre todo que reciba confort físico con abrazos, caricias y con palabras como: "Te entiendo", "No te preocupes", "Te vendré a buscar", "Todo irá bien", "Te dejo aquí con el maestro"... "Es muy duro irse cuando tu hijo está llorando, pero se tiene que confiar que el profesional con quien se queda sabrá reconfortarlo de su llanto", asegura. La psicóloga añade que el hecho que llore es una buena señal porque quiere decir que los niños muestran lo que están sintiendo, sus miedos y sus inquietudes.

¿Y los padres cómo lo tienen que gestionar? Tienen que intentar transmitir toda su tranquilidad a las criaturas. "Se las tiene que ayudar tanto en las emociones que son agradables (ir a una nueva escuela, conocer nuevos amigos, maestros, espacios y juegos) como en las más desagradables, como por ejemplo el miedo, la vergüenza, la timidez". En este sentido, la experta en acompañamiento emocional alerta que nunca se debe irse de la escuela sin despedirse del niño aunque esto suponga que llore. "Darle el mensaje de que el padre o la madre pueden desaparecer de repente no es bueno. Nos tenemos que despedir siempre y la despedida tiene que ser corta; si el niño de repente se echa a llorar, no nos tenemos que quedar 20 minutos más", apunta.

La hora de irlos a buscar

Y todavía añade dos consejos más para los padres para la semana de adaptación. El primero es ir explicando lo que irá pasando, por ejemplo, de camino a la escuela con un poco de anticipación (no hace falta tres días antes ni ser reiterativos), e incluir a los hijos en los preparativos comprando juntos, por ejemplo, la mochila o la cantimplora. "Así sabrá cuáles son sus pertenencias y, a la vez, cuidará de ellas", explica. Y el segundo consejo, no tener que correr ni cuando los llevamos por la mañana ni cuando los vamos a buscar por la tarde, porque es un momento emocionalmente muy intenso para las criaturas. "Las muestras de afecto son claves y hace falta reconfortarlos con abrazos y caricias o poniéndonos a su altura mirándolos a los ojos. Puede ser que cuando los vayas a buscar, de repente, se echen a llorar porque sacan la inquietud de todo el día. Por lo tanto, también se tiene que estar muy atento a la recogida".

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