Abandono escolar

¿Qué ocurre cuando se revisa qué consejos se han dado a un alumno para elegir estudios?

Barcelona reduce dos puntos el abandono a grado medio al ser la primera ciudad en detectar patrones en las orientaciones

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Alumnos del Colegio La Mercè de Martorell sentados en un aula haciendo las pruebas PISA.

BarcelonaUno de cada cuatro alumnos que comienza FP la deja el primer año. Este dato es de 2022 y detrás hay varios motivos, pero uno de ellos se repite a menudo: "No es lo que esperaba". Para evitar –o al menos reducir– estos casos, el Consorcio de Educación de Barcelona puso en marcha un plan para mejorar la orientación que los tutores dan a los alumnos de 4º de ESO para decidir su futuro y, tres años más tarde , se comienzan a ver los primeros brotes verdes.

A grandes rasgos, lo que se ha hecho es aparentemente simple: se ha pedido a los tutores y orientadores que rellenen un formulario explicando qué han recomendado a cada uno de sus alumnos y el Consorcio ha hecho un seguimiento de que han terminado haciendo estos estudiantes. A partir de aquí, han detectado sesgos generales que afectan a la orientación y han analizado hasta qué punto lo que propone un docente coincide con la elección de estudios postobligatorios que elige el alumno.

Una vez sacadas las conclusiones, los institutos reciben esta información, que les sirve para ser conscientes de las inercias que a veces sufren a la hora de dar consejos a los adolescentes sobre cómo encaminar su futuro y, de este modo, el Consorcio busca mejorar la orientación que reciben los adolescentes.

Aunque el procedimiento parece básico, a la hora de la verdad Barcelona es la única gran ciudad del Estado que, cada curso, revisa la orientación que reciben los más de 12.000 alumnos de 4º de ESO para conocer sus diversas trayectorias. "Damos información al instituto sobre qué han hecho sus alumnos, porque muchas veces cuando terminan 4º de ESO el centro les pierde la pista. Ahora saben qué están haciendo y cómo les han influenciado", detallan en el ARA fuentes de la dirección de enseñanzas postobligatorias del Consorcio. También explican que esto permite al propio Consorci "hacer alguna acción de ajuste de oferta" si ven que hay mucha demanda de un ciclo concreto.

Pero lo más importante es cómo toda esta información repercute en los alumnos y en cómo les va después de terminar el instituto. En este sentido, según los datos del Consorcio, desde que se empezó a implementar esta monitorización en el curso 2021-2022, el porcentaje de abandono en los ciclos de grado medio de la ciudad ha descendido dos puntos (del 20% al 18%) y en el caso de los grados superiores, ha pasado del 17% al 15%.

3 de cada 10 alumnos de grado medio no eligen lo que se les aconseja

Más allá de estos primeros brotes verdes, los datos recopilados también permiten ver si lo que se recomienda a los alumnos es lo que éstos acaban eligiendo. Aquí existe una importante diferencia entre los que hacen bachillerato y los que hacen un grado medio. En el primer caso, lo que se aconseja con lo que el estudiante acaba haciendo coincide en el 92% de los casos.

En cambio, en la FP es donde hay más discordancias entre la orientación y la realidad. Del total de estudiantes barceloneses a los que se aconseja hacer un grado medio, sólo el 65% acaban matriculándose, mientras que el 16% desaparecen del sistema –por abandono de los estudios o porque se opta por estudios no reglados oa el extranjero– y el 19% estudian otra enseñanza distinta a la que les proponía su orientador.

Si nos fijamos en qué grado medio concreto eligen, la diferencia entre la previsión del orientador y la realidad también es importante: el 31% de los estudiantes eligen un grado medio diferente al que se les ha aconsejado. Ahora bien, de éstos, siete de cada diez eligen unos estudios de la misma familia que lo que se les había propuesto, aun no siendo el mismo grado exacto.

Pocos repetidores hacia bachillerato

Los datos también muestran hasta qué punto siguen eternizándose ciertos prejuicios en las perspectivas educativas. "Los datos sirven, más que para hacer una crítica a los orientadores, para que sean conscientes de que los propios adultos y profesionales estamos afectados por estos prejuicios", aclaran desde el Consorci.

Uno de los sesgos más flagrantes es con los alumnos "no idóneos" –los que por el motivo que sea no están haciendo el curso que les correspondería por la edad que tienen, sea por haber repetido curso o por otros motivos–. Del total de estudiantes a los que se aconseja hacer bachillerato, sólo el 5% son alumnos no idóneos, mientras que en el caso de los alumnos a los que se aconseja hacer un grado medio el porcentaje de estudiantes no idóneos sube hasta el 27%.

Otro de los sesgos es el género, sobre todo a la hora de recomendar qué bachillerato o grado medio concreto hacer. De esta forma, el 60% de los adolescentes a los que se orienta a hacer el bachillerato social y humanístico son chicas, una proporción que se reduce hasta el 45% en el científico y tecnológico.

En el caso de la FP, el sesgo es aún más acusado. Un ejemplo lo encontramos en el sector de la industria del metal y la movilidad. De los 423 estudiantes a los que se recomendó realizar un estudio de esta rama sólo el 1,7% eran chicas. Lo mismo ocurre a la inversa, en sectores como el de la salud y atención a las personas, Sólo el 20% de los adolescentes a los que un orientador encaminó hacia estos estudios eran chicos.

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