Premio Carles Capdevila en la Escola del Treball, el centro de FP que recibió en Einstein
Con hasta 150 cursos, es el mayor instituto de formación profesional de todo el Estado
BarcelonaEs difícil imaginar cuando ves la fachada de cualquiera de los edificios que formaban la antigua Fábrica Batlló de Barcelona que ahora, más de 150 años después, dentro se esconden robots colaborativos para simular procesos de soldadura utilizando realidad aumentada o adolescentes de 16 o 17 años aprendiendo a crear nuevos objetos utilizando la impresión 3D. Las bóvedas y arcos de los edificios que hace un siglo y medio acogían las máquinas y operarios de una fábrica de algodón son ahora el espacio diario de más de 3.000 alumnos que se forman para trabajar, pero con un nivel de preparación de modernización que nunca habrían imaginado a los hilanderos que ocupaban el mismo espacio hace décadas.
"Es fuerte pensar que hace cien años la escuela recibiera la visita de Albert Einstein justo después de recibir el Nobel de Física y ahora todos nosotros seamos aquí aprendiendo día a día", comenta entusiasmada Gemma Olmo, la recientemente nombrada directora del Instituto Escola del Treball, el centro de Formación Profesional (FP) con más alumnos de todo el Estado y uno de los que más destaca por sus proyectos de innovación. Desde 2022 es centro de excelencia de la red estatal en fabricación automatizada en la industria avanzada inteligente (IAI). Precisamente, por su trayectoria y por su capacidad de atraer a los adolescentes a hacer una FP con futuro, por la persistencia a la hora de participar en iniciativas de innovación pioneras y por la gran labor para realizar la FP atractiva para las chicas, este año el Institut Escola del Treball ha recibido el Premio Carles Capdevila 2024.
Su directora conversa con el ARA en medio del vestíbulo centenario cuando pasan pocos minutos de las once y la hora del patio está terminando. Aunque Olmo lleva pocas semanas cogiendo el relevo a José Luís Duran (actual presidente de la Agencia FPCAT) al frente del centro, basta con ver la relación que tiene con los alumnos para entender que su vínculo con la escuela del trabajo viene de lejos. En medio del zumbido de adolescentes yendo y viniendo, la imagen de miradas, sonrisas cómplices y alguna interrupción para hacer preguntas básicas o para saludar a la directora se repite. "Llevo trece años como profesora y he sido ocho años como subdirectora, ya somos todos un poco familia", reconoce.
Una vez que los alumnos están en clase el silencio sigue sin llegar. La Escola del Treball tiene hasta 115 cursos entre ciclos de grado medio y superior, programas de formación e inserción (PFI), bachillerato, postgrados de FP y cursos del Servicio de Ocupación de Cataluña (SOC). Todo esto hace que, más allá de las aulas tradicionales, la mayoría de espacios de este centro estén ocupados por talleres y salas con robots y maquinarias que hacen ruido. "La manera de aprender es haciendo las cosas y aquí lo tenemos muy claro. Tienen que ser conscientes de cómo es el trabajo en el sector en el que quieren entrar y la única manera es practicar como si ya estuvieran en su puesto de trabajo", comenta Olmo.
Esta forma de ver la FP hace que dentro de una misma escuela puedas ver alumnos programando una secuencia para que la realice un robot industrial ya pocos metros adolescentes limando una pieza de una puerta y ensuciándose en el taller de carpintería. "El de la madera es uno de los sectores que más nuevos profesionales necesita porque es un trabajo que se está perdiendo: estos alumnos tienen un futuro casi asegurado haciendo un trabajo que siempre se ha necesitado", detalla la directora mientras comprueba que todos los adolescentes del taller – mayoritariamente chicos– llevan botas y guantes con protección obligatorias. "Una de las apuestas que hemos hecho como centro es el vestuario, cada sector tiene su propia ropa, todos iguales. Esto es por dos motivos: uno es obvio y es que deben acostumbrarse a que en ciertos trabajos se deben responsabilizarse de vestirse con el material necesario. El otro es que también hemos visto que ir todos iguales crear cierta comunión entre los alumnos, como hacen más piña", explica Olmo.
El reto de las chicas y la FP
"Soy la primera mujer que dirige la Escola del Treball y eso me hace una ilusión especial porque todavía nos faltan referentes cercanos para conseguir que las niñas se interesen por la FP y por las vocaciones técnicas y científicas", reconoce Olmo. Por este motivo, desde la Escola del Treball llevan años realizando iniciativas para captar talento femenino en familias profesionales tradicionalmente masculinizadas. La última iniciativa es el proyecto EdtWomenDays que se centra en realizar acciones de orientación y tutoría a partir de 3º de primaria. "Es el momento clave, porque cuando son adolescentes en el instituto ya es más difícil que se interesen por algo que hasta entonces no les había llamado la atención o no sentían cerca", detalla la directora. Además, ahora utilizan la realidad aumentada para poder mostrar cómo es el día a día de las alumnas que han optado por estudiar aquellos ciclos formativos industriales que hasta hoy son mayoritariamente seguidos por hombres.
"Necesitamos referentes que queden cerca de las niñas, que las conozcan, porque si la referencia es Marie Curie es difícil que se vean identificadas", insiste Olmo. Por eso, una de las referentes que ponen de ejemplo es Lucia, una de sus alumnas de FP que después de un grado medio de soldadura y calderería y un grado superior de construcciones metálicas ahora es profesora del centro. "Yo al terminar el instituto no sabía qué hacer, pero vine a las puertas abiertas de aquí y vi a gente soldante y me pareció interesante. Me lancé a la aventura llegando hasta aquí y ahora es bonito poderlo transmitir a mis alumnos", reconoce contenta.