La red 'antibullying' que construyen los propios alumnos

El curso pasado se detectaron otros 400 casos de acoso escolar que el anterior

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Dosier Siete retos, siete escuelas

BarcelonaA partir del 9 de septiembre las escuelas e institutos de Catalunya serán "espacios libres de móviles": en las escuelas ningún niño podrá utilizar un smartphone y en el instituto su uso estará muy regulado y sólo se podrán utilizar en casos excepcionales o para un uso "educativo específico autorizado". Uno de los motivos para regular el móvil en los centros escolares es que es una de las vías mediante las que ha crecido y se ha extendido el acoso escolar. Un problema que antes de internet podía llegar a limitarse únicamente a la escuela oa la calle, pero que ahora puede estar activo las 24 horas.

Hacer frente a esta lacra es uno de los retos de este curso 2024-2025, ya que en el último la USAV –la Unidad de Apoyo al Alumnado en Situación de Violencia– registró hasta 1.037 casos de acoso escolar en Cataluña. Son 400 casos más que en el curso anterior y 700 más que en el curso 2021-2022. Pese al aumento preocupante, el incremento de casos detectados también es el resultado de haber puesto el foco en este problema y que los centros hayan dado confianza suficiente para que las víctimas se atrevan a explicar lo que están sufriendo.

Es el caso del Instituto Apel·les Mestres de Hospitalet de Llobregat, donde han creado un ecosistema de "hermanos antibullying", una red de apoyo entre alumnos donde, como ocurre en muchas familias, los mayores asumen la responsabilidad –en este caso compartida con los docentes– de cuidar a los más pequeños. Más allá de concienciar a los docentes para que estén alerta, en el centro hay ha "alumnos acogedores" de los últimos cursos que son escogidos por el claustro para ser referentes de 4 o 5 alumnos que acaban de llegar. Al ser compañeros de edades similares se convierten en cómplices para que los más pequeños les expliquen los problemas y los mayores apliquen lo que han aprendido en la asignatura de mediación para solucionar los problemas puntuales y, si es necesario, avisen a los profesores en casos más graves.

.Para favorecer que "todo el mundo se relacione con todo el mundo", cada viernes estudiantes de FP de ocio organizan actividades dirigidas y se centran en los estudiantes que quedan más separados para animarlos a participar. aliado

Aunque la regulación –muy esperada sobre todo por gran parte de los padres y madres– es una novedad de este curso que debería suponer un paso más para erradicar el acoso escolar, hay centros donde llevan años regulando estos dispositivos . Es el caso de la escuela FEDAC Sant Andreu, que tiene 700 alumnos, de los que 300 hacen secundaria. "Para nosotros, que se empiece a aplicar esta normativa no cambia nada", explica Jaume Fabró, director del centro que lleva siete años regulando los móviles.

De hecho, la gran mayoría de parámetros que aprobó el Govern de cara a este curso para hacer frente a los problemas con los móviles, ya formaban parte de las normas de funcionamiento de este centro concertado barcelonés. Sin embargo, ellos han dado un paso más: educar a los niños y adolescentes para que aprendan a hacer un uso razonable y, sobre todo, responsable. "Que tengan móvil no depende de nosotros, pero sí podemos interferir en qué hacen y cómo se relacionan con esta tecnología. Prohibirlos y simular que no serán un problema al salir de la escuela no tiene sentido", defiende Fabró.

Por este motivo, desde hace años en la escuela hacen charlas con los alumnos, pero también con las familias sobre cómo utilizar las redes sociales y la misma escuela actúa como ejemplo. "Aunque tenemos los derechos de imagen de los alumnos, nunca colgamos fotos donde se les vean las caras en primer plano", detalla el director. Además, desde los tres años se trabaja en las aulas para que los alumnos sepan distinguir bien qué forma parte de la vida privada y qué de la vida pública y cómo gestionar este hecho en las redes.

Por otra parte, con los alumnos de secundaria se realizan actividades educativas puntuales como realizar talleres de lenguaje computacional programando aplis o realizar un proyecto para conocer el patrimonio cultural a través del móvil. Ahora bien, a pesar de esta apuesta de educación en la tecnología y que todos los alumnos a partir de 3º de primaria tienen ordenador, el uso de pantallas en el centro está muy controlado. "Un alumno de 3º de primaria no estará más de dos horas a la semana frente a una pantalla", detalla el director, que defiende que debe haber un equilibrio importante entre el trabajo analógico de cara a cara con los compañeros y con la escritura manual sin dejar de lado el desarrollo de la competencia digital".

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