Medio centenar de personas en la calle por un desalojo forzoso en el Eixample de Barcelona
El Ayuntamiento de Barcelona asegura que ha forzado el vaciado de la finca de diez pisos porque no cumplía los mínimos para vivir en ella
BarcelonaEl Ayuntamiento de Barcelona ha desalojado una finca del número 28 de la calle Muntaner ocupada por medio centenar de personas alegando peligro para la seguridad y por la falta de condiciones para vivir. Los ocupantes, la mayoría hombres procedentes de Senegal sin papeles, aunque también los hay con los permisos de residencia vigente, se han quedado en la calle. “¿Y ahora qué haremos? Sólo nos queda dormir al raso, al menos dentro estábamos bajo techo”, afirma Karima Belmaati, embarazada de cuatro meses, que esperaba alguna alternativa de los servicios sociales en medio de un gran dispositivo policial de la Guardia Urbana, que ha cortado totalmente el tramo del calle entre Diputació y Gran Via.
Fuentes del Ayuntamiento de Barcelona informan que la finca estaba ocupada desde hacía tiempo y los servicios sociales municipales hacían seguimiento de buena parte de los ocupantes. Previamente al desalojo, habían derivado a otra vivienda una madre con dos hijos menores y estaban sobre la situación de una segunda embarazada. A los desalojados se les ha dado un documento con la orden de despejar el edificio y la dirección de un centro de atención de emergencias en la calle Pujades, pero en estos momentos todavía se desconoce el detalle del oferta y los que podrán acogerse a ellos.
El desalojo forzoso se ha producido a las 8 de la mañana cuando en el edificio –una finca de diez pisos– había unas 45 personas, y una decena más estaban fuera. Es el caso de un chico que se ha enterado cuando la policía y la comitiva judicial ya estaban en la puerta y no le han dejado entrar. En el piso que ocupaba guardaba todas sus cosas y la documentación, que temía haber perdido.
Según los ocupantes, la finca tenía luz y agua y, aunque admiten que existía alguna deficiencia, cuestionan que la alternativa sea dejarlos sin un techo a las puertas del invierno. Cheikh Drame, presidente de SOS Racismo, la entidad que ha dado la alerta al saber el desalojo, ha afirmado que muchos de los desalojados son migrantes recién llegados, que trabajan en trabajos muy precarios y que van y vienen para buscarse la vida en el campo, en la chatarra por toda Cataluña o en Andalucía.
Astou Sow es una chica con documentación en regla que se lamentaba de su suerte. Residente y empadronada en Girona, llevaba unos meses ocupando uno de los pisos vacíos, donde había aterrizado por la imposibilidad de pagar un alquiler en la ciudad, aunque trabaja. “Tengo que decirle a mi cabeza que yo hoy quizás no puedo ir al trabajo”, decía visiblemente nerviosa. Preveía dejar el piso a partir de la semana bien, cuando se le terminaba el contrato laboral. "Puedo volver a Girona, pero mi idea era acabar bien en el trabajo", afirma.
También otra mujer que se ha quedado en la calle se veía sin ánimo de pasar ni una sola noche en la calle por los riesgos que corren las mujeres, más vulnerables y objeto de violencia. Hoy trabaja por la tarde y también estaba pensando cómo buscar un documento que confirmara su precaria situación. "Yo podría pagar un alquiler social, pero no los precios que me piden", se lamentaba.
En el operativo de desalojo participan agentes de la Guardia Urbana, de los Mossos d'Esquadra y un dispositivo de servicios sociales para atender a las personas que lo requieran.