El Govern defiende que no exigir el inglés para graduarse en la universidad es “ser realista”

La UAB aplaude la medida porque "no se puede exigir nada sin recursos" mientras que la UPF avisa de que se puede considerar un "relajamiento" del nivel

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Los estudiantes de la UdG se han manifestado en contra de la obligatoriedad del B2 de una lengua extranjera

BarcelonaNo es una resignación, dice el Govern, sino un acuerdo "realista". Así ha defendido el departamento de Investigación y Universidades la polémica decisión de, finalmente, eliminar el nivel B2 de una tercera lengua como requisito para tener un título universitario. Para obligar a universidades y estudiantes a mejorar los conocimientos en inglés, en 2014 el Govern aprobó que todos los estudiantes a partir de 2018 tendrían que acreditar antes de graduarse el nivel B2 (equivalente al First Certificate, es decir, que demuestra una fluidez básica en el idioma), pero las universidades alertaron de que era imposible de cumplir y consiguieron una moratoria de cuatro años, que acaba este curso. Sobre el tiempo de descuento, y siete años después de la aprobación, el Governha dado marcha atrás y este martes anunció que acreditar el B2 en inglés (o francés, o alemán, o italiano) ya no será un requisito. Para la directora general de la conselleria, Victoria Girona, es un "acuerdo realista" teniendo en cuenta el nivel de inglés de los universitarios.

"Se aprobó una norma y no se dieron los medios para cumplirla", lamenta Girona al ARA, y defiende que "obligar e imponer" un nivel específico antes de graduarse "no fue la mejor manera" de comprometer a las universidades en la mejora del inglés. La directora general cree que las universidades han trabajado estos años para incrementar las competencias lingüísticas de los alumnos, con cursos de idiomas, de formación del profesorado o con programas de movilidad, pero los datos indican que quizás no se ha hecho lo suficiente. "Todos los acuerdos que son excluyentes son difíciles de defender si no se acompañan de medios", sentencia.

En este sentido, Girona asegura que en los nuevos presupuestos del Govern se reforzarán las ayudas públicas, que "han quedado escasas": por un lado, ampliando las que ya se dan a los estudiantes para que se formen en competencias lingüísticas, y por el otro, dando más dinero a las universidades para que puedan hacer más programas e iniciativas de formación. Además, no solo se podrán acreditar las cuatro lenguas que ahora se pueden examinar en las pruebas de acceso a la universidad (inglés, francés, alemán e italiano), sino que se abrirá la lista a más idiomas. Estas dos decisiones van encaminadas a garantizar la equidad en las facultades: "La formación en terceras lenguas depende mucho las extraescolares de los alumnos y no todo el mundo se lo puede permitir", ha recordado Girona.

El nuevo decreto del Govern deja en manos de cada universidad establecer qué nivel de terceras lenguas necesitan sus alumnos y evaluarlos, a pesar de que se intentará llegar a un cierto marco unitario de referencia. Girona asegura que en ningún caso la Generalitat está dando un mensaje de resignación con el inglés. "El mensaje que damos es que se tienen que lograr las competencias y mejorar el nivel lingüístico, pero no necesariamente a través de un título concreto", resume.

Sin consenso entre las universidades

Las universidades han asumido la decisión del Govern con disparidad de opiniones. La Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) se desvinculó desde el principio del requisito del B2, así que ha aplaudido que finalmente no sea imprescindible acreditarlo para graduarse. "Nos parece bien que los estudiantes tengan el nivel pero no se lo podíamos exigir si no se ponían recursos", asegura el rector de la UAB, Javier Lafuente, al ARA. Según dice, el problema es que, a pesar de que la mayoría de sus estudiantes ya llegan a la facultad con un buen nivel de inglés, todavía hay mucha desigualdad: "La capacidad económica marca la diferencia: los que tienen el nivel son los que se han podido permitir ir a una academia".

Desde la Universitat Pompeu Fabra, en cambio, sí alertan de que la decisión del Govern puede ser vista por los estudiantes como un "relajamiento" de la exigencia del inglés. La comisionada de política lingüística de la UPF, Mireia Trenchs, recuerda que la Pompeu siempre se ha posicionado a favor de la acreditación del B2 y que desde que se aprobó, en 2014, han puesto a disposición de los estudiantes "herramientas, recursos e información" para que pudieran certificarlo. "Queremos que nuestros alumnos salgan con los conocimientos más elevados posibles en una tercera lengua y por eso queremos seguir siendo coherentes y estudiaremos qué procedimientos podemos usar ahora para garantizar este nivel", avanza. Con esta idea, intentarán consensuar con el resto de universidades los criterios para lograr unas buenas competencias en inglés, a pesar de que formalmente no sean un B2. "No es lo mismo que un estudiante presente un trabajo final de grado en inglés y basta que que lo presente en inglés, lo defienda oralmente en inglés y el tutor acredite que ha habido un trabajo continuado y una investigación en la bibliografía en inglés", alerta.

Como la UPF, en la Universitat de Girona ya han dado pasos para subir el nivel de inglés entre los estudiantes y piden acreditar un B2 en cinco grados (los tres de la facultad de derecho, diseño de videojuegos e ingeniería mecánica). Precisamente este miércoles un grupo de estudiantes han protestado en contra de la obligatoriedad de acreditar este nivel para acabar un grado. A pesar de que han aprobado todos los créditos de la carrera, no tienen la titulación porque no han acreditado el B2 en una lengua extranjera. El Govern dice que todo ello se hablará en el marco del Consell Interuniversitari de Catalunya y pide confianza en las universidades.

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