Macrocomplejo

El Hard Rock, pendiente de un acuerdo por el precio de los terrenos

El proyecto deberá superar todavía el escollo del informe medioambiental y el debate político sobre el impuesto a los casinos

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Imagen de archivo de los terrenos en los que se erigirá el proyecto del grupo Hard Rock.

BarcelonaEl controvertido macroproyecto de ocio y casinos de Hard Rock entre Salou y Vila-seca está cada vez más cerca de una realidad. Los arrecifes pendientes están cada vez más localizados y uno de ellos es el precio de los terrenos donde debe situarse este complejo. Según ha podido saber el ARA, Criteria, el brazo industrial de la Fundación La Caixa, ha mantenido reuniones en los últimos meses con el Gobierno y con Hard Rock para discutir el precio de las 61 hectáreas de terrenos en los que hay que levantar . En el 2019 se había llegado a un acuerdo según el cual la Generalitat (a través del Incasol, dependiente de la conselleria de Territorio) pagaría a Criteria 120 millones por los terrenos. De hecho, esa cantidad había llegado a aparecer en los presupuestos para que la compra fuera efectiva.

Pero a pesar de este compromiso, la pandemia cambió las cosas. Fuentes conocedoras de la operación explican que Criteria ha terminado pidiendo una cifra superior a los 130 millones para actualizar los precios de los terrenos, especialmente en un contexto de inflación disparada. Aunque portavoces del holding industrial de La Caixa han preferido no hacer declaraciones al respecto, lo cierto es que el Gobierno y la empresa privada ya tienen conocimiento del nuevo posicionamiento de Criteria y algunas voces apuntan a que el acuerdo podría ser inminente.- _BK_COD_ Fuentes del Govern recuerdan que el acuerdo alcanzado en su día recoge que la Generalitat haría el pago a Criteria, que automáticamente vendería los terrenos por el mismo precio a Hard Rock, con lo que no se gastaría "ni un euro" de dinero público en la operación. Esto ha hecho que en estos últimos días la negociación por el precio de los terrenos la hayan mantenido directamente representantes del holding de La Caixa con ejecutivos de Hard Rock dejando al ejecutivo al margen. Las consellerias implicadas en la operación son Economía y Territorio, pero por la magnitud del proyecto y el historial de críticas que ha recibido por su impacto medioambiental y por el modelo económico que representa, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, está al corriente.

Si finalmente existe acuerdo entre Criteria y Hard Rock respecto al precio de los terrenos, el proyecto quedará pendiente de las licencias pertinentes en materia medioambiental. Tal y como avanzó el ARA, el departamento de Acción Climática dictaminó en 2022 que el proyecto no cumple los requisitos ambientales, mientras que el departamento de Empresa ha avisado recientemente de que algunas de las parcelas siguen afectadas por el riesgo químico que se deriva de su proximidad a la planta de Ercros en Vila-seca.

El informe de medio ambiente, sigue pendiente

Y es que para poder salir adelante, el Hard Rock necesita tener aprobado el Plan Director Urbanístico (PDU) para que empiecen las obras y, por ahora, nada parece indicar que esto tenga que ocurrir. Antes de que la propuesta del PDU llegue sobre la mesa de la Comisión de Urbanismo del Camp de Tarragona, que es el órgano que tendrá la última palabra, el proyecto debe contar con los informes favorables de diferentes departamentos de la Generalitat y todavía tiene dos pendientes: el de Empresa, que es lo que determina si podría comportar algún riesgo tener miles de personas tan cerca de un polígono químico, y el de Medio Ambiente.

Tal y como avanzó el diario ARA, el informe del departamento de Empresa determinó que dos de las cuatro parcelas donde se quiere levantar el Hard Rock están suficientemente alejadas del polígono petroquímico y, por tanto, no supone ningún riesgo llenarlas de turistas. Las otras dos, sin embargo, sólo obtuvieron un sí "condicionado", ya que habría que previamente que la planta química que la empresa Ercros tiene en Vila-seca para la producción de clorosa realizara una serie de obras para mejorar la su seguridad. "Informamos favorablemente, pero condicionado a que Ercros haya implementado previamente todos los cambios y mejoras proyectadas por la empresa", decía el informe. Sin estas actuaciones, en caso de accidente se podría generar una nube química que pusiera en riesgo la seguridad de los turistas. Consultada por este diario, la empresa Ercros explica que tiene previsto llevar a cabo estas mejoras, pero que no serán inmediatas.

El otro informe que el proyecto todavía tiene pendiente es el de Medio Ambiente, que en septiembre del año pasado advirtió de que no cumplía los requisitos ambientales. Entre las carencias, el departamento denunciaba que la infraestructura entorpecerá "la conectividad ecológica". También denunciaba que no se había previsto la llegada en transporte público y que era necesario concretar unas compensaciones ambientales. Fuentes del departamento de Acción Climática aseguran desconocer si los interesados ​​ya han presentado un nuevo plan en el que se intenten subsanar estas deficiencias.

La singladura de este proyecto nunca ha sido plácida. En el 2012, en plena crisis, la Generalitat y el magnate estadounidense Sheldon Adelson anunciaron el proyecto de Eurovegas, que fue muy criticado por basarse en el juego y los trabajos de escaso valor añadido del sector servicios. Por último, el proyecto hizo aguas y se pasó a hablar de BCN World y, después, de Hard Rock, que prevé la construcción de un casino, dos hoteles (uno de ellos en forma de guitarra) y una zona comercial. La plataforma No Juguem, Aturem el Hard Rock llevó a los tribunales el primer PDU y en 2020 el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) determinó que había que modificar el proyecto porque se había previsto "en una zona de riesgo de accidentes graves, provenientes de la industria petroquímica". Estas modificaciones se empezaron a realizar en 2022, pero todavía no tienen el visto bueno del Govern.

Un proyecto incómodo para Esquerra

En el ámbito político, la historia del proyecto también ha estado llena de giros de guión. "Yo, personalmente, prohibiría el juego", decía en el 2013 el líder de ERC, Oriol Junqueras, para defender su oposición al macrocomplejo. Diez años más tarde, su partido gobierna en solitario y es quien le está impulsando. Aún no está claro si la coyuntura política puede llegar a ser un obstáculo para el Hard Rock, pero en cada negociación de los presupuestos o formar gobierno ha sido protagonista. Los comunes, por ejemplo, siempre que negocian las cuentas exigen (de momento, sin suerte) que caiga el proyecto, y ahora comienzan las conversaciones para los presupuestos del 2024. No deja de ser un tema que genera incomodidad en algunos sectores de Esquerra y ésta es una bala que los principales opositores, como los comunes o la CUP, jugarán en un futuro. Apenas hace un año, por ejemplo, varios cargos republicanos firmaron el manifiesto Detenemos Hard Rock. Lo hicieron dos diputados de ERC (Ruben Wagensberg y Jenn Díaz) y el presidente de la energética pública, Ferran Civit.

Este manifiesto salió justo después de que el ARA adelantara que el informe de riesgo climático era desfavorable y hubo personalidades políticas que ahora tienen cargos importantes en el departamento de Acción Climática que hacían correr el manifiesto por varios grupos para que la gente lo firmara, según fuentes consultadas por este diario. En los próximos meses, según fuentes parlamentarias, habrá partidos que buscarán que ERC se posicione de forma clara sobre el proyecto con varias iniciativas. Una de las que podría llegar es un proyecto de ley de los comunes para volver a subir el impuesto al juego después de la rebaja del 2013, cuando se pasó del 55% al ​​10%. Entonces, Esquerra votó en contra y ahora debería volver a posicionarse. Precisamente, para aprobar la rebaja del impuesto CiU tuvo que aliarse con el PSC aunque entonces tenía un pacto de estabilidad con los republicanos. Sin embargo, una vez como vicepresidente, Junqueras lideró la reformulación de BCN World, que redujo el tamaño. Al final, se mantuvo el impuesto al juego: Junqueras argumentó que sin esa rebaja era "muy difícil" atraer a inversores.

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