Sociedad

Infraestructuras hídricas, una deuda pendiente en Cataluña

La sequía de 2008 impulsó grandes proyectos hídricos pero muchos se cancelaron o se han quedado en el cajón durante años

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Ésta es la Estación Regeneradora de Aguas del Llobregat.

TarragonaEntre 2007 y 2008 Catalunya encadenó 16 meses sin lluvias destacables y las reservas de los embalses de las cuencas internas se redujeron hasta el 46%. El Gobierno activó el decreto de sequía, pero seguía sin llover y, pese a las restricciones, los pantanos se iban secando. Los embalses del sistema Ter-Llobregat disminuyeron hasta el 20% e incluso se hizo venir un barco cargado de agua desde el puerto de Tarragona. Aquel episodio dejó claro que no podíamos fiarnos de los embalses y esperar la lluvia, por lo que el Gobierno, a través de la Agencia Catalana del Agua (ACA), se comprometió a invertir en infraestructuras hídricas que hicieran "frente a futuros episodios de sequía", según la memoria que la ACA hizo ese mismo año. Sin embargo, en mayo del 2008 la lluvia volvió a caer con intensidad, los embalses se rellenaron y la vida brotó. Y algunos de esos compromisos se olvidaron. Ahora, 15 años más tarde, y en medio de una sequía que ha dejado los embalses mucho más vacíos que en el 2008, se echan de menos algunas de esas infraestructuras.

"A partir de la sequía del 2008, en Cataluña se construyó una desalinizadora en la Tordera, otra en El Prat, que es de las más avanzadas, y se construyó también una planta de regeneración de agua, que permite reaprovechar el agua depurada", recuerda el profesor del departamento de geografía de la UAB David Saurí. Pero quedó por hacer otra desalinizadora, entre Cubelles y Cunit. "¿Por qué no la hicieron? Pues porque después de la sequía llovió, los pantanos volvieron a llenarse y llegó una crisis económica brutal que cogió administraciones con una gran deuda", recuerda el profesor, quien también destaca que nos encontramos "en un episodio de sequía realmente excepcional" y, por tanto, difícil de predecir.

El profesor Xavier Sánchez Vila, director del departamento de ingeniería civil y ambiental de la UPC, también considera que "en 2008 se hicieron cosas bien, pero no se hizo lo suficiente" y también reconoce que una sequía tan intensa como la que estamos sufriendo era difícil de imaginar. Sánchez Vila considera que "estamos lejos" para solucionar el problema de la falta de agua, pero advierte que "si llueve, todavía estaremos más lejos", porque existe riesgo de olvidar los compromisos, tal y como ocurrió en el 2008. Por a él, la mejor de las opciones es apostar por regenerar agua "al máximo" porque además de garantizar acceso a este recurso, es una apuesta por el reaprovechamiento y es más lógico desde un criterio medioambiental. En Israel, por ejemplo, han logrado reutilizar el 80% del agua que utilizan.

Las desalinizadoras también son una opción, pero desalar el agua es muy caro y estas plantas, además, deben mantenerse cuando no hacen falta porque los pantanos están llenos. "La desalinizadora de El Prat es del 2010 y hasta el 2020 ha estado parada porque teníamos agua suficiente. Y menos mal que la tenemos", dice. Sánchez Vila recuerda que todavía existe otra opción, que se aplica en otros países, que implica inyectar el agua que sobra en los acuíferos. "Allí no se evapora y cuando la necesitas, la recuperas, la tratas un poco y ya puedes utilizarla", asegura.

Nuevos compromisos

Sobre la mesa se encuentran los nuevos compromisos de la ACA, que exigen impulsar, ahora sí, la desalinizadora Cubelles-Cunit, ampliar la de la Tordera y construir una nueva planta de regeneración de agua en el río Besòs. "Esto podría llegar a suponer que en tres años prácticamente dos terceras partes del agua que consumimos en el AMB vendrían de recursos que no dependen de la lluvia. ¿Será suficiente? No lo sabemos, pero estaríamos mejor", asegura Saurí.

La profesora de derecho administrativo de la Universidad Rovira y Virgili Anna Pallarés Serrano critica que, pese a la sequía del 2008, "aún no se le da suficiente importancia al agua" y lamenta que sólo se sitúa en la agenda política cuando ya es demasiado tarde. Pallarés también denuncia que en Catalunya "hay muchos acuíferos contaminados en Osona y Lleida por culpa de los purines de las granjas" y avisa de que éste "es un lujo que no podemos permitirnos".

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