Inmigración

"Me han curado un cáncer, pero no me dan permiso para trabajar"

La ley de extranjería da la residencia temporal a un inmigrante irregular enfermo por causas humanitarias, aunque sin autorización para tener trabajo

3 min
Yassin El Yakoubi, fotografiado el pasado año en el hospital de campaña de la iglesia de Santa Anna, en el barrio del Raval de Barcelona.

BarcelonaRecuperado de un cáncer de colon, Yassin el Yakoubi sólo piensa ahora en tener un trabajo. Pero sus ganas y la necesidad vital de ganarse la vida, por el momento, les frena que sólo tiene una autorización de residencia, pero no se le permite trabajar. Su caso es uno de los miles que corroboran la incongruencia de la ley de extranjería española, que es capaz de hacer que un migrante reciba tratamiento médico en un centro público, pero al mismo tiempo no le permite ser un contribuyente a la hacienda. De hecho, la norma ata la suerte y los derechos de los migrantes no comunitarios a un contrato de trabajo.

Hace año y medio en Yakoubi, de 39 años, le diagnosticaron un cáncer de colon cuando llevaba pocos meses viviendo en Catalunya. En ese momento trabajaba en un restaurante sin contrato porque, con la ley en la mano cualquier inmigrante debe esperar tres años en situación irregular para hacer el arraigo social y, a partir de ahí, puede optar al permiso de residencia si tiene una oferta laboral de un año y 40 horas a la semana. A raíz de la enfermedad perdió su trabajo y se vio sobreviviendo en la calle, donde volvía después de cada sesión de quimioterapia hasta que el Ayuntamiento de Barcelona le derivó a una pensión después de que la prensa denunciara su caso.

Ahora se encuentra “bien”, sobre todo desde que a mediados del mes de marzo le retiraron la bolsa cosechadora de la colostomía y puede hacer una vida más normalizada. Yakoubi ha recibido el tratamiento oncológico en el hospital Clínic de Barcelona gracias a la cobertura universal de la sanidad, y todavía está en seguimiento médico. También está muy "agradecido" al trato que ha permitido que se cure, pero en medio de las buenas noticias, está preocupado. “Yo quiero trabajar, no he venido aquí por otra cosa que para trabajar, no entiendo esta ley”, proclama. En Marruecos viven su esposa y una hija menor de edad, a las que no ha visto porque le da miedo que la policía española le bloquee en la frontera y no le deje volver.

La ley de extranjería prevé autorizaciones de residencia temporal por circunstancias excepcionales por razones humanitarias, entre otros casos, por enfermedad sobrevenida una vez en territorio español. Originario de Tánger, el hombre tiene autorización administrativa hasta mediados de diciembre de ese año. En ese tiempo si consigue una oferta laboral por un año a jornada completa podrá solicitar al departamento de Trabajo de la Generalitat la “modificación” para sumar la autorización de trabajo, mientras que si, por el contrario, recibe el alta médica sin su oferta, volverá a ser un inmigrante en situación administrativa irregular.

Ofertas que caen

De momento, El Yakoubi sólo se ha encontrado con pequeños empresarios que se interesan por contratarlo, según relata, pero que cuando dice que no tiene papeles entonces se desdicen y le retiran la oferta de trabajo. Es un hecho habitual, confirman algunas fuentes consultadas por el ARA, porque los empleadores les da pereza o puede iniciar los trámites con la administración y prefieren contratar a alguien con la documentación en regla para ahorrarse el tiempo de espera .

Es “una ley absurda”, afirma Albert Parés, abogado especializado en extranjería y fundador de la entidad Noves Vies. “Absurda –sigue– porque pone trabas” para la regularización de quienes viven aquí. Aparte de los requisitos legales, hay que tener en cuenta también los tiempos de respuesta de la administración. Si la oficina de extranjería, que depende del gobierno español, tarda meses en resolver un trámite, la de Treball “aún es más lenta”, critica el abogado, que también incide en que la Generalitat tramita desde un registro general y no de uno específico. "Se necesitan leyes más ágiles", subraya.

Mientras le llega la oferta de trabajo, El Yakoubi está haciendo un curso de cocina en una entidad de El Prat para mejorar su currículum. “No puedo estar sentado todo el día sin hacer nada, porque quiero buscarme la vida”, afirma el hombre. Por ahora vive en el mismo hostal, donde tiene unas condiciones dignas.

stats