Teatro para explicar la inmigración en primera persona: "Tenemos estudios y hablamos idiomas"
El Casal dels Infants y La Xixa hacen subir a los escenarios a una decena de jóvenes sin referentes familiares en una obra para romper prejuicios


BarcelonaEste sábado es el estreno y seguramente habrá nervios de exponerse frente al gran público. La entidad La Xixa y el Casal dels Infants vuelven a sumar creatividad para hacer subir al escenario un grupo de jóvenes migrantes sin referentes familiares en una obra que habla de la inmigración. El guión es sencillo, como serán las pocas palabras del texto, porque en esta historia los actores no necesitan ponerse en la piel del personaje: el personaje –la persona– son ellos. La primera cita es a las 19 horas en el auditorio del CCCB del Raval y confían en poder hacer bolos en escuelas, centros cívicos y bibliotecas.
Uno de los actores es Bilal Knioine, de 27 años. Abogado titulado por la Universidad de Fez, la capital del norte de Marruecos, llegó a Barcelona hace 17 meses hablando cuatro idiomas y ahora se esfuerza en el castellano y el catalán. Es la segunda vez que participa en la obra, que nace del proyecto Rasif a escena, y tiene muy clara su motivación. "Queremos hacer entender que aquí llegan migrantes con su vida, experiencia laboral, con tres idiomas, que han estudiado o trabajado en su país, que no vienen de la nada a hacer el mal", afirma. Pero las leyes y el "racismo" les juegan en su contra, admite: "Nosotros las hemos pasado de todos colores, tenemos más experiencia que los que sois de aquí".
La obra es un retrato de las "dificultades" para atravesar África y el Mediterráneo o el Atlántico, como en el caso de Knioine, para llegar a la Península o Canarias. "Siempre piensas que tú puedes ser el siguiente muerto, porque cada día mueren personas ahogadas", dice el joven abogado sentado durante un descanso de los ensayos de la efímera compañía. En otra habitación, sus compañeros trabajan la expresividad corporal y empiezan a plantear escenas suficientemente conocidas para ellos, como el encuentro con policías en la frontera. que no quería vivir en Marruecos
Ouissal Malki es una de las pocas chicas que se ha enrolado en esta experiencia de teatro social, atraída por el recuerdo de haber actuado bailando con la asociación Nana, en el Teatro Kursaal Melilla. También su trayectoria rompe con la imagen que se tiene de la inmigración. Con 14 años, Malki decidió que no quería vivir más en Marruecos, insatisfecha por el futuro que sospechaba que le esperaba, cruzando un día la frontera con su pasaporte e ingresando en un centro de menores. "Era muy pequeña", indica, pero satisfecha de haber dado el paso, sobre todo porque está en "un paso de ser autónoma". Al hacer la mayoría de edad viajó hacia Barcelona. Ha tenido que dormir alguna vez en la calle por falta de alternativa, con todos los peligros y temores que la situación conlleva, pero desde hace meses está en una vivienda tutelada que tendrá que dejar cuando empiece a trabajar. "Me da miedo, pero también me ilusiona", dice esta estudiante de un.
Hasta tres meses tuvo que esperar a Mohammed Berrabah antes de atravesar el Mediterráneo. La falta de oportunidades y de futuro en Marruecos le hizo seguir a su hermano mayor para embarcarse en una patera. Tiene 19 años y sobrevive en la calle, pero afirma que no vio otra opción, aunque le hubiera gustado matricularse a derecho. De su paso por la obra, admite que le duele "lo" todo lo que ocurrió en el camino, así que se queda con el aspecto "positivo" del viaje. "Quiero estudiar para poder mejorar", dice.
La vida de Isaka Maiga es la de un niño refugiado. Natural de Malí, explica que a los cinco años huyó de la guerra hacia Argelia con su madre y su hermano, pero nunca, en todos los años que estuvieron en el país del Magreb, lograron regularizar la situación. La falta de papeles truncó también una carrera futbolística que tuvo que limitarse a las categorías inferiores. Está motivado por explicar las pérdidas y el dolor que arrastra, al tiempo que dice que mantiene la "promesa" que le hizo a su madre de mantenerse en "el buen camino" siempre para estudiar, trabajar y, quién sabe, si algún día volver al fútbol. Por el momento, busca equipo.