Jóvenes de fiesta en Empuriabrava: “Es mejor que nos hagan tests, porque saldremos igualmente”

Cumplimiento desigual de las medidas anticovid entre los locales de ocio nocturno

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Joves haciendo cola para entrar en  una de las discotecas de Empuriabrava, este viernes por la noche

Castelló d'EmpúriesEs media noche, la hora de las brujas, en Empuriabrava. La marina residencial de Castelló d'Empúries es conocida, además de por los 25 kilómetros de canales navegables, por su amplia oferta de ocio nocturno, concentrada especialmente en la zona de Els Arcs. Cada fin de semana se reúnen ahí centenares de jóvenes y no tan jóvenes, la mayoría de los cuales son veraneantes de Barcelona o vecinos franceses. A pesar de que este viernes por la noche todavía no había las aglomeraciones típicas del pico de verano, había bastante ambiente: muchos de los locales de ocio nocturno que han reabierto tenían todas las mesas ocupadas, y las calles principales eran un hervidero de personas y vehículos que iban arriba y abajo. Pero el cumplimiento de las medidas anticovid era muy desigual: mientras había establecimientos que aplicaban los controles establecidos, en otros parecía que la pandemia no existiera. 

Es el caso de algunos de los pubs que hay en el edificio de Els Arcs, una galería comercial con un patio central al aire libre rodeado de locales y restaurantes. Aprovechando que una parte del espacio es exterior, se podían contar con los dedos de una mano el número de mascarillas puestas: ni siquiera la llevaban los camareros, promotores ni miembros de seguridad. Además, en ninguno de los locales se pedían los datos de los clientes, una de las condiciones que puso el Procicat para reabrir el ocio nocturno. “Aquí todo el mundo pasa de todo; entre que muchos son franceses y que los de aquí necesitan trabajar después de meses cerrados, ¡nadie dice nada!”, admitía una de las camareras, que prefería no identificarse. 

En una de las mesas del local central estaba Valentina, Martina y Elena, que viven en un pueblo de la comarca y que no han parado de bailar desde que han llegado. “¡Aleluya! ¡Ya era hora!”, gritaron cuando se las preguntó por la apertura del ocio nocturno. “Estábamos muy angustiadas, llevábamos meses de clases online y solo podíamos quedar con los amigos de siempre. ¡Necesitábamos salir!” Una frase, “Necesitábamos salir”, que será la más repetida a lo largo de la noche por los diferentes entrevistados, la mayoría de entre 18 y 25 años: “Nos han chafado un año de nuestras vidas, necesitamos socializarnos, conocer gente, tenemos derecho a salir de fiesta”, defendía también Lucas, que es de Barcelona y está pasando unos días de vacaciones con tres amigos más.  

A unos pasos de distancia de Els Arcs hay tres locales de moda entre la juventud: Coco, Mojito y Síkim. En los dos primeros prácticamente no se hacían cumplir las restricciones, al menos este viernes por la noche: no pedían los datos de los clientes, se permitía fumar con las cachimbas que proporcionan -a pesar de que no se respetaba la separación de dos metros- y se podía ir por dentro de los locales sin mascarilla, sin que nadie te llamara la atención.

Por el contrario, en Síkim sí que se aplicaba la normativa: solo podían acceder las personas que tenían reserva y era obligatorio entrar con mascarilla y llevarla para pedir en la barra o ir al lavabo. Además, ya no hay pista de baile: solo se puede estar en las mesas. Aún así, lo cierto es que, con la excusa de la consumición, ninguno de los presentes llevaba mascarilla una vez se sentaban. 

Solución de los jóvenes: test y vacunas

Una de las discotecas más emblemáticas de la población es Pasarela, pero todavía no ha reabierto. Según explican en las redes, están a la espera que mejoren las restricciones respecto al horario (hasta las 3.30 h) y el aforo (menos del 50%). En cambio, muy cerca de la mítica sala sí que ha vuelto a abrir puertas Soho, donde solo se puede acceder si tienes reserva o si has recibido un código QR después de registrarte. Es pasada la una de la madrugada y bastantes jóvenes hacen cola para entrar, como Gerard y Moha, que están con el resto del equipo de baloncesto celebrando el final de la temporada. Todos creen que se tendría que haber permitido antes la inmunización de los jóvenes: “Nos culpan de los brotes, ¡pero hasta hace unos días no podíamos pedir hora para vacunarnos! ¡Tendrían que haber empezado por nosotros o habernos vacunado antes de abrir el ocio nocturno!”, suelta Gerard, y Moha añade: “Y si no quieren tantos contagios, que vacunen las 24 horas del día, que yo hace días que intento pedir hora… ¡Y solo me dan cita para Vielha o Lleida!”

La mayoría de los consultados a lo largo de la noche reconocen que, en general, muy pocos pubs y discotecas hacen cumplir las medidas. “Como puedes quitarte la mascarilla al consumir, estás todo el rato bebiendo y así no la tienes que llevar… Total, tampoco te dicen nada", describe Jéssica. Y Pili cree que las restricciones son “chorradas”: “No sirven de nada, ¡si igualmente salimos aquí fuera y nos lo saltamos todo!” Y es que muchos jóvenes tienen la percepción de que ya no hay peligro, a pesar del aumento de contagios de la última semana: “Nuestros padres y abuelos ya están vacunados, ¡y a nosotros nos afecta poco! No sé por qué tienen que alarmar a la gente de este modo”, opina Carlos. 

A pesar de esto, todos los entrevistados verían con buenos ojos que les hicieran pruebas antes de entrar en un local. “En Francia se pueden hacer una prueba cada semana, pero aquí solo te la hacen si eres contacto estrecho de un positivo. Dicen que somos irresponsables, pero no nos dejan hacernos un test antes de cada fiesta. ¿Qué se creen? ¿Que queremos contagiar a nuestros amigos?”, exclama Luci. De hecho, la mayoría de jóvenes llegan a la misma conclusión que expresa Rafa: “Es mejor que nos hagan tests, porque igualmente, tanto si lo prohíben como si no, nosotros saldremos de fiesta y nos emborracharemos, sea en una discoteca, en la playa o en una casa”.

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