La lava de La Palma, a punto de tragarse un pueblo de 1.000 habitantes
Los psicólogos que atienden a los vecinos desalojados describen episodios de ataques de pánico y ansiedad ante la incertidumbre
BarcelonaLa lava del volcán Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, ha ralentizado mucho su desplazamiento en dirección al mar: de avanzar 700 metros cada hora justo después de estallar, a bajar el ritmo a 120 metros por hora este martes. Pero, a pesar de ir más lenta, ya ha entrado en el pueblo de Todoque, un pequeño municipio de unos 1.200 habitantes que ya había sido desalojado por la aparición de una nueva boca eruptiva. Los vecinos del pueblo han podido entrar durante un rato a sus casas para coger algunas pertenencias: algunos se han llevado fotos y cuadros, y los que han tenido más tiempo han cargado electrodomésticos y muebles, ya que el pueblo podría quedar borrado por el volcán. "La lava se traga las casas como si fueran de papel", ha explicado una vecina a Efe. Hasta ahora han quedado arrasadas unas 165 viviendas.
La lengua que amenaza el pueblo de Todoque, el último antes del mar, avanza "más rápida y fluida" por la vertiente del terreno, alimentada por la nueva boca que se abrió el lunes por la noche y que ha obligado a desalojar a un millar de personas. Ahora ya son 6.500 las que han tenido que marchar de casa. La lava también se esparce por una segunda lengua, al suroeste de la isla, que tiene un "movimiento mínimo", de solo dos metros por hora, y que los técnicos no saben si se acelerará.
De hecho, los expertos que estudian el volcán ya no se atreven a hacer cálculos sobre cuándo llegará el magma al mar. "No daremos ninguna cifra, sino que esperaremos acontecimientos", ha dicho el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende. Sí que tienen claro que el volcán continuará en erupción: según ha explicado Morcuende, la deformación acumulada en la superficie próxima a la zona de la erupción es de 25 centímetros, un dato "muy importante" que demuestra la tensión en la cámara interior del volcán y que confirma que "continuará habiendo erupción". "Mientras haya deformación tenemos un problema claro. Esta es el dato fundamental", ha avisado.
Un "nerviosismo constante"
Mientras tanto, en La Palma los vecinos viven con un "nerviosismo constante". A las imágenes del volcán se le ha sumado este martes la primera lluvia de ceniza, y además muchos vecinos son conscientes de que la lava se tragará su casa. "Es muy duro –afirman los habitantes– ver que la lava lo arrasa todo y no puedes hacer nada". "Para los que no viven aquí es un acontecimiento llamativo e incluso bonito, pero la gente lo está pasando fatal", ha dicho a Efe una vecina que se llama Beatriz.
Es una mezcla tan grande de emociones que un equipo de psicólogos tratan de ayudar a canalizarla en los diferentes centros de alojamiento provisionales. "No es como un luto, es un luto", ha asegurado Cristina García, coordinadora del grupo de intervención psicológica en emergencias y catástrofes de Santa Cruz de Tenerife, que actúa sobre el terreno. Explica que se están encontrando con ataques de pánico, estados de conmoción, gente que "no se lo acaba de creer", ataques de ansiedad, gente que come mucho y otros que no han comido nada desde domingo, o vecinos que duermen todo el rato para evadirse y otros que no pueden cerrar los ojos. Para García, "el peor de los estados" es la incertidumbre en la que viven centenares de vecinos que no saben del todo si su casa continúa en pie o si ya ha quedado sepultada por la lava.
"Nos llegan vecinos a quienes acaban de desalojar y que lo llevan todo encima. Algunos tienen la duda de si su casa suya se salvará o no. Hay mucha rabia, llantos, impotencia y negación", dice.
Además de las viviendas, la lava se ha tragado 400 hectáreas de terreno agrícola, 300 de las cuales eran de plataneros, según una estimación de la organización COAG Canarias. También hay 60 hectáreas de viña afectadas y una veintena de hectáreas más de aguacateros.