LUDOPATÍA

Loterías, el juego intocable

La administración sostiene que el beneficio es público y social, y sus productos, menos adictivos

La administración de lotería de la calle Fabra y Puig, que este año pasado ha dado algunos premios de la rifa .
Maria Altimira
08/01/2022
4 min
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BarcelonaEurojackpot, Cupón Extra de Navidad, La Grossa, El Rasca Rápido, El Niño, el Euromillones y La Quiniela son solo una muestra de la gran cantidad de productos que la lotería pública y semipública ofrece al ciudadano en más de 5.700 puntos de venta en toda Catalunya. Una presencia muy superior a los cerca de 200 establecimientos de juego privado que están limitados por ley.

Pero, además de la extensísima red de venta presencial, el juego público y semipúblico se rige por un marco legal mucho más ventajoso que el juego privado, también en cuanto al ámbito publicitario y en términos de fiscalidad. Una excepcionalidad que los operadores de loterías defienden argumentando que con sus juegos todos ganamos y aduciendo que las loterías tienen un potencial adictivo mucho más bajo que el resto de modalidades de juego.

A pesar de que la adicción a las loterías es baja, sobre todo teniendo en cuenta que es la modalidad de juego más consumida en Catalunya, las unidades de la red pública siguen atendiendo este tipo de casos. Como ejemplo, un estudio de la unidad de juego patológico y adicciones del comportamiento del Hospital de Bellvitge cifra en más de 400, un 11,4% de los atendidos, a las personas que tenían una adicción exclusiva o primaria a la lotería entre el 2006 y el 2018; y la unidad del Consorci Sanitari del Maresme sitúa en un 4,4% a los pacientes que recurrieron a su dispositivo por este motivo en 2020.

Los rascas, muy adictivos

Una cosa es la lotería convencional, como los décimos de Navidad o la Grossa, y otra muy distinta -advierten las responsables de estos dispositivos- la lotería instantánea como los rascas. Las loterías tradicionales “no están exentas de riesgo pero tienen un componente adictivo mucho menor que juegos como el rasca, las máquinas o el bingo, que son inmediatos”, explica Núria Aragay, responsable de la unidad del Consorci Sanitari de Terrassa. “El hecho de que en la lotería convencional tengas que esperar 1, 2, 3 o más días [para conocer el resultado] disminuye muchísimo este potencial adictivo”, precisa Susana Jiménez, responsable del dispositivo de Bellvitge.

Las unidades no cuentan con datos que ilustren esta realidad, pero según las estadísticas del ministerio de Sanidad el porcentaje de personas con posible juego problemático que consume loterías instantáneas es mucho más alto que el relativo a la población general, una relación que solo se invierte en el caso de las loterías tradicionales.

“Antes el juego se dividía en juego instantáneo y diferido. Los operadores públicos o semipúblicos se quedaron el diferido [lotería convencional] y nos dejaron el instantáneo, pero ahora competimos por el mismo mercado con reglas diferentes”, dice Albert Sola, presidente de la Asociación de Empresas Operadoras de Máquinas Recreativas de Catalunya (Europer). Sola critica que, mientras que en Catalunya el juego privado “no puede publicitarse y tiene que pagar licencias y abonar tributos específicos”, las loterías se anuncian por todos los medios y “todavía hay bares que tienen rascas de la ONCE [sin que esto les cueste nada]”.

Como Sola, Carlos Duelo, presidente de Patrojoc, la patronal que aglutina a las principales empresas del sector privado en Catalunya, y Jorge Hinojosa, director general de JDigital, la asociación española del juego digital, consideran que desde la administración se aplica una “doble vara de medir”. La diferencia de trato entre el sector público o semipúblico y el privado, sostiene Hinojosa, “no responde al diferente carácter adictivo de los juegos” porque elementos como la “inmediatez”, que aumentan el potencial adictivo, también se dan en “los rascas”.

Ni la ONCE, que comercializa más de 50 variedades de este producto, ni Loteries de Catalunya, responsable del Rasca Ràpid, se plantean la necesidad de eliminar o limitar su venta. Fuentes de la ONCE se limitan a señalar que cuentan “con los productos de menos riesgo del mercado” sin aportar ningún detalle más sobre el tema.

Jaume Torrabadella, director de Loteries de Catalunya, alega “que los rascas son juegos estándares” en todo el mundo y que “las loterías no crean comportamientos de juego excesivo”, una afirmación que contrasta con los datos aportados en este reportaje. De hecho, el operador catalán tiene previsto el lanzamiento de una nueva lotería, llamada colectiva y con la que también se podrá optar a un bote para compartir.

Ni un euro a prevención y atención

Natàlia Caba, directora general de Tributos y Juego, defiende que el operador público catalán destina sus beneficios a programas sociales, concretamente 38,79 millones de euros entre el 2016 y el 2020. Una realidad que contrasta con el hecho de que no se haya revertido ni un euro de estas ganancias a proyectos relativos a la atención sanitaria de los jugadores patológicos o a la prevención de los efectos del juego. En el caso de SELAE, la empresa más rentable del Estado -con una facturación que superó los 9.000 millones de euros en 2019-, tampoco existe ningún mecanismo de reversión directa en beneficio de la lucha contra la ludopatía.

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