Tribunales

La macrocausa por los narcopisos del Raval se diluye y acaba con condenas mínimas

Siete acusados esquivan la prisión, mientras que la pena para los otros no supera los tres años entre rejas

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Una de las personas detenidas durante la primera fase de la operación 'Bacar' de los Mossos contra los narcopisos  del Arrabal, el octubre de 2018

BarcelonaEntre 2018 y 2020 los Mossos d'Esquadra desplegaron diferentes macrooperativos para acabar con la red de narcopisos que había colonizado el barrio del Raval de Barcelona. Los detenidos se contaron por decenas y muchos acabaron preventivamente entre rejas. Pero el caso se ha ido diluyendo en los juzgados. Los tres primeros juicios ya acabaron con condenas mínimas para los acusados y este lunes se ha sumado una cuarta sentencia en el mismo sentido. Los trece procesados han llegado a un pacto con la Fiscalía y siete esquivarán la prisión con una condena de tan solo dos años.

El resto, los supuestos cabecillas de la trama, han aceptado tres años de prisión, a los cuales habrá que restar el tiempo de prisión preventiva. De hecho, la presidenta del tribunal ha ordenado la excarcelación de dos de ellos hoy mismo.

La diferencia con el resto de juicios que hasta ahora se habían celebrado por la trama de los narcopisos del Raval es que este lunes se sentaban en el banquillo de los acusados varios líderes de la red, detenidos durante la primera macrobatida contra los narcopisos del Raval, a finales de octubre del 2018. La Fiscalía, que pedía para todos ellos más de siete años de prisión, considera que siete de los procesados crearon una red “dedicada a okupar ilegalmente pisos” para convertirlos en auténticos supermercados de heroína, cocaína y hachís que también tenían espacio para que los compradores consumieran la droga allí mismo.

Algunos de los procesados, durante el juicio de este lunes en la Audiencia  de Barcelona

En lo alto de la red estaban los “jefes de domicilio”, que controlaban el negocio, recaudaban los beneficios y buscaban nuevos pisos para okupar. Por debajo suyo se situaban los “responsables” de cada inmueble, que tenían a cargo la demanda de droga a sus respectivos pisos, “llevaban la contabilidad” y daban los beneficios a sus superiores. En el escalón más bajo estaban los “trabajadores” –en total han juzgado a siete– que eran los que nutrían los pisos de droga y controlaban el consumo.

Las cocacolas, el ‘tronchi’, la cerveza y el café

Para pasar desapercibidos en caso de que les pincharan los teléfonos, los acusados habían creado un código para referirse a la droga. “Las cocacolas, el blanco, el blando y el perico” eran cocaína; el tronxi, el cronxi y el duro eran el crack. Y cuando hablaban de “cerveza, café o tostadas” se referían a la heroína que estaban distribuyendo por los pisos okupados.

La red tenía bajo control 24 pisos y habría estado operativa al menos entre febrero y octubre del 2018, cuando los Mossos lanzaron la primera operación Bacar contra los narcopisos del Raval, con 700 agentes de la policía catalana y un centenar de la Guardia Urbana desplegados sobre el terreno. Después se sumaron más.

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