Freno a las macrococinas fantasma en Barcelona

El Ayuntamiento dicta una suspensión de licencias durante un año para regular un sector que ha irrumpido con la pandemia

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El edificio con la macrocuina de la calle Felipe de Paz de Barcelona.

BarcelonaAnte la polémica generada por los dos proyectos de cocina fantasma que ya hay en Barcelona y la certeza de que estos negocios irán a más en la ciudad, el Ayuntamiento ha aprobado una suspensión de licencias para la apertura de nuevos locales de platos preparados con obrador y cocinas industriales sin degustación. Esta medida, que bloquea la apertura de las dos macrococinas que ya habían pedido permiso de obras –en Les Corts y La Verneda–, se alargará durante un año y en este tiempo el gobierno municipal se compromete a sacar adelante una regulación para el sector con una nueva normativa urbanística que los saque de los limbos legales en los que está.

Este tipo de locales, conocidos como dark kitchens, se enfocan a preparar comida para entregarlo a domicilio, sin necesidad de tener un espacio abierto al público. Utilizan grandes espacios opacos para meter un gran número de cocinas, cosa que alarma a los vecinos por problemáticas como ruido, olores o exceso de tránsito.

La prohibición de empezar a funcionar afecta a las cocinas que ya habían empezado obras en La Verneda y Les Corts, que no podrán abrir hasta que no haya nueva regulación. La de La Verneda podrá acabar las obras pero no abrir y la de Les Corts ya tiene las obras paradas porque no se ajustaban a la normativa. Hay un tercer local en Sant Gervasi que también podría incluirse en esta categoría, pero ahora el Ayuntamiento está analizando si es una cocina fantasma o un restaurante que se ha centrado en la atención a domicilio.

"Hacía falta una respuesta contundente y rápida", ha explicado la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, que ha detallado que esta actividad no existía antes de la pandemia y que está irrumpiendo por las restricciones a la restauración. Por eso, el responsable del área económica del consistorio, Jaume Collboni, ha insistido que hay que poner "normas" al sector, para que "deje se ser fantasma" y no represente una "competencia sin orden" que podría ser un "golpe definitivo" para bares y restaurantes.

Fuera de la trama urbana

La responsable de Urbanismo ha avanzado que se buscará impedir que estos locales se puedan ubicar en medio de la trama urbana para evitar molestias a los vecinos. Hará falta, ha dicho, dos ordenanzas: una que determine dónde pueden abrir y otra para fijar cómo tendrán que funcionar. Sanz ha apunta que hará falta también intervención de la Generalitat para regular el sector.

El Ayuntamiento admite que este tipo de cocinas pueden generar ruidos, humos, vibraciones, exceso de carga y descarga y riesgo de incendio y que, por eso, hacen falta unas "normas de juego claras". "Los riesgos justifican de pleno la suspensión", ha defendido Sanz.

Se ha excluido de la suspensión la actividad de catering cuando no sea una actividad principal sino complementaria de otra de las consideradas esenciales como por ejemplo las escuelas, hospitales o clínicas. El ámbito de la prohibición afecta a toda la ciudad excepto a los parques de Collserola y Montjuic, las zonas industriales de la Verneda y la Zona Franca y los ámbitos donde ya se ha dictado una suspensión de este estilo, como las calles del Ensanche que se incluyen en el proyecto de pacificación.

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