Una Amazonia con menos lluvia y más calor a causa de la deforestación
Una investigación publicada en 'Nature' alerta de que si continúa la tala de árboles la selva corre el riesgo de pasar a ser una región semiárida
BarcelonaLa tala imparable del bosque y la crisis climática amenazan al gran pulmón verde que todavía es la selva de la Amazonia y la llevan al temible punto de no retorno en la recuperación y elempujan hacia la sabanización. Es decir, que existe el peligro de que la rica diversidad de vegetación y clima de la región americana pase a convertirse en una enorme extensión de terrenos semiáridos llenos de matorrales. En un nuevo estudio que publica este martes la revista Nature Communication, un equipo internacional de investigadores constatan que existe otro valor a tener en cuenta a la hora de añadir más preocupación sobre el futuro de la Amazonia: la lluvia.
A partir de la observación y el análisis de 35 años (entre 1985 y 2020) del comportamiento climático de la región administrativa de la Amazonia brasileña (que ocupa un 60% de la superficie del país), los investigadores revelan que en las áreas donde la deforestación es más intensiva llueve menos. La situación es especialmente acusada durante la estación seca, cuando la tala indiscriminada y extensiva de árboles reduce hasta en un 74% las precipitaciones, lo que equivale a unos 15,8 mm menos en estos meses secos. Por el contrario, la temperatura máxima en el mismo período estudiado ha subido un 16,5%, incrementando ya alrededor de 2 °C en la última década.
Las precipitaciones se reducen, según la investigación, porque la deforestación "interrumpe la modulación natural de los ciclos del agua y la energía", al tiempo que se elevan las temperaturas superficiales. La ecuación de menos árboles, menos lluvia y más calor da como resultado un catastrófico aumento de la presencia de gases de efecto invernadero, que están alterando tanto la vida de los sistemas amazónicos y de la población de la región como la de todo el planeta.
Aunque los investigadores son prudentes a la hora de dictar una sentencia de muerte para la Amazonia, sí insisten en que con las tendencias actuales la región tiene todos los números de perder el bosque selvático para acercarse al clima más seco, similar al del Cerrado o incluso la región semiárida. De hecho, apuntan que si continúan las tasas de deforestación existentes, en diez años la región experimentará un aumento de la temperatura de 2,64 ºC y una reducción de las precipitaciones de 28,3 milímetros por temporada seca en comparación con 1985.
Conservar la selva
Esta conversión comportaría la destrucción de la fauna, la vegetación y la forma de vivir de la región. La solución, según apuntan los investigadores, implica acabar urgentemente con las talas de árboles y preservar la cobertura forestal que aún puede salvarse de la industria extractiva. En este sentido, afirman que la degradación climática más severa se produce en las primeras fases de la deforestación, cuando se pierde.entre un 10% y un 40% de los bosques".
Con una superficie de cinco millones de kilómetros cuadrados (la mitad de la superficie europea) que abarcan varios países, la Amazonia es la selva más grande de la Tierra, y que esté perdiendo la capacidad de oxigenar por la constante pérdida de árboles diluye así el gran pulmón verde del planeta.