"Es una lástima que dejemos perder a un animal que ha hecho tanto por Cataluña"

Joan Gassó, presidente de la Asociación para el Fomento de la Raza Asinina Catalana, sobre la difícil tarea de proteger al burro catalán: "Sólo quedamos cuatro románticos"

Joan Gassó, presidente de AFRAC, con uno de sus burros catalanes.
3 min

Barcelona"Ya no es que esté en peligro de extinción. Yo aún iría más allá: está bajo mínimos". Joan Gassó es presidente de la Asociación para el Fomento de la Raza Asinina Catalana (AFRAC) y lleva toda una vida dedicada al animal más emblemático del país: el burro catalán. Ahora, sin embargo, lamenta el olvido institucional que viven y dice que los que se cuidan "hacen lo que pueden" mientras nadie les hace caso. ¿El resultado? Cada vez hay menos. De hecho, la AFRAC asegura tener 348 contabilizados, si bien reconocen que puede haber algunos más que no estén controlados por la asociación. "Solo resistimos cuatro románticos", asegura.

Las causas que han arrinconado poco a poco la existencia de los burros catalanes han sido múltiples. Pero una de las principales es que no se trata de un animal productivo, lo que le convierte en un mal aliado en términos económicos. Así, a diferencia de otros animales de granja, la raza asinina catalana "no ofrece un alto rendimiento". Por ejemplo, una burra sólo es capaz de producir un litro de leche al día, mientras que una vaca puede sacar hasta treinta cada jornada. Eso sí, según Gassó no existe punto de comparación: "La leche de burra es mucho más rica que la de cualquier otro animal".

Tampoco es sencilla la reproducción de la especie. Las hembras tienen un ciclo reproductivo "muy largo", explica el presidente de AFRAC. En concreto, tardan hasta doce meses en dar a luz y tan sólo dejan una o dos crías. Esa baja natalidad complica aún más la recuperación de la población. También lo ha hecho, últimamente, el drástico aumento de precio del pienso, que ha disparado los costes de mantenimiento. "Al final, parece que todo nos vaya en nuestra contra", lamenta.

Joan Gassó lleva toda una vida dedicada a la raza asinina catalana.
Los burros catalanes son dóciles y nobles.

Otro de los obstáculos que identifica a Gassó es la burocracia y la falta de apoyo institucional. El campesino, que hace unos años intentó poner en marcha un proyecto de jabones y cosméticos de leche de burra, vio cómo una vez lo tenía todo atado las autoridades le exigieron utilizar una ordeñadora automática para poder comercializarlo: "No tenía ningún sentido: una burra no es como una vaca, no quita leche suficiente". Aparte, aunque existen ayudas públicas, estas son "muy limitadas" e "insuficientes": "Si seguimos así no podremos preservar la raza".

Sin relieve generacional

Ante este cúmulo de tropiezos, Gassó lamenta el momento crítico de la especie: "Es una lástima que dejemos perder una raza que ha hecho tanto por Catalunya". "Nos preocupamos mucho por las razas de todo el mundo y no nos preocupamos por las de aquí. Es vergonzoso". En esta línea, el ganadero, que tiene una cincuentena de burros catalanes, reflexiona sobre cómo puede que exista una indiferencia ante esta situación mientras nos preocupamos por especies exóticas de la otra punta del mundo: "Protegemos ballenas, delfines y águilas, pero nadie se ocupa del burro catalán".

En los próximos años los burros catalanes, de carácter dócil y noble, tendrán que superar un nuevo escollo. Todos los "románticos" que llevan años cuidando cada vez son mayores y, tal y como constatan desde AFRAC, no hay relevo generacional. "Si no llega gente joven, todo nuestro esfuerzo habrá sido en vano", dice Gassó. Para realizar la especie más atractiva, de momento, ya se le han asignado tareas que puedan ir convirtiéndolos en más económicamente sostenibles, como la limpieza del sotobosque para reducir los riesgos de incendios forestales.

stats