La maniobra de distracción para alejar la chinche verde de la cosecha de avellana
El IRTA ensaya una estrategia para evitar los daños de las chinches en los campos de Tarragona
BarcelonaA la chinche verde le gustan las avellanas. Su afición por estos frutos secos es una amenaza para los campos de cultivo tarraconenses, donde habitan en grandes cantidades estos insectos succionadores que echan a perder la calidad de la cosecha. Con pocas opciones químicas legales actualmente para combatirlo, los investigadores han ideado una estrategia para tratar de minimizar su impacto. Se trata de una maniobra de distracción: plantar al lado de los avellanos otras especies que le gustan tanto o más para alimentarse, como el cereal sorgo o el garbanzo, y así mantenerlo alejado de los árboles.
"Es como generar una barrera natural", explica al ARA la investigadora del programa Fructicultura del IRTA Mercè Rovira. Y de momento, los resultados son positivos porque en plantaciones cercanas de sorgo o de esparceta (una leguminosa que se cultiva como forraje) se han encontrado ninfas y ejemplares adultos de las chinches que atacan la avellana, la palomena y la chinche verde (Palomena prasina y Nezara viridula). Si esta estrategia funciona y estos insectos eligieran las otras especies para alimentarse, refugiarse o emparejarse, "no habría que tratar los árboles, sino estos cultivos trampa, donde hay más abanico de productos fitosanitarios", añade la experta.
El efecto de la chinche sobre los avellanos provoca la caída prematura del fruto o que esté deformado y, cuando ataca en un momento en que la avellana ya está bastante madura, se puede reconocer su huella en el interior del fruto en forma de unas manchas blancas. "Ya en la cooperativa, cuando se comprueba el estado de las avellanas, estas marcas que son como picaduras restan calidad a la cosecha", apunta Rovira.
De momento, la estrategia de los cultivos trampa se ha ensayado en una finca experimental del IRTA, Mas Bové, y en cinco fincas comerciales más del Campo de Tarragona. Esta temporada, explica Rovira, se han detectado muchos de estos insectos en el Camp especialmente desde el mes de mayo, que es cuando salen de la hibernación, y ahora es "el pico" de su presencia en los cultivos, una presencia que acostumbra a disminuir en octubre.
Para comprobar si la maniobra funciona, una vez por semana, se aspiran los cultivos trampa de sorgo o esparceta y se golpean las ramas de los avellanos ―lo que se conoce como frappage ― para saber cuántos individuos de estos insectos se encuentran. A partir de las conclusiones que se extraigan se podrá afinar qué tipo de cultivos alternativos son más efectivos de acuerdo con su ciclo para mantener alejada la chinche verde del fruto y preservar las cosechas.
El estudio del IRTA en este campo se remonta a los años 2004-2006, cuando se puso en marcha el proyecto con el apoyo de la Cooperativa COSELVA para averiguar de dónde provenían aquellas manchas blancas que se detectaban en el interior de las avellanas. Se llegó a la conclusión que la chinche verde era la responsable y desde entonces se han llevado a cabo diferentes estudios con los técnicos de sanidad vegetal de los Servicios Territoriales de Tarragona del departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural y técnicos de las Agrupaciones de Defensa Vegetal (ADV) para conocer más a fondo las dinámicas poblacionales de los insectos atacantes. Se los ha reproducido en cautividad para comprobar sus efectos sobre el fruto y poder diseñar ahora una estrategia que puede minimizar la amenaza sobre los campos.