Una receta conjunta contra la crisis climática en el Pirineo

Catalunya y seis territorios más se alían para hacer frente a los efectos del aumento de la temperatura y el descenso de las lluvias

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El parque natural de Aguas de Busot Torcidas completamente nevado en una imagen de archivo

BarcelonaQue la mitad de los glaciares pirenaicos hayan desaparecido en los últimos 50 años, que la temperatura mediana sea 1,2 grados superior a la de hace seis décadas o que el patrón de las precipitaciones en estas latitudes de montaña marque un descenso del 2% son evidencias de la crisis climática que ya golpea plenamente a los Pirineos. Ahora, por primera vez, las regiones más afectadas por los impactos de esta nueva realidad climática preparan una respuesta conjunta que se recoge en la Estrategia Pirenaica de Cambio Climático, que se ha presentado este lunes como una hoja de ruta para paliar y adaptarse a efectos que van desde la amenaza a los ecosistemas hasta los problemas que una temperatura más alta y una disponibilidad de agua más baja pueden tener sobre la agricultura, la ganadería, el turismo (como las estaciones de esquí) y, en resumen, toda la población.

La estrategia plantea los retos que tiene toda la región de los Pirineos en un horizonte 2050, a pesar de que en paralelo se está ultimando un documento más concreto de acciones a poner en marcha desde ahora hasta el 2030. Por ejemplo, la estrategia plantea como tema urgente estudiar mucho más en detalle qué está pasando en las cabeceras de los ríos en el Pirineo y diseñar acciones para fortalecerlas porque son "la fuente generadora de agua" y una pieza fundamental que no recibe la atención que se merece, subraya la experta y coordinadora del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático (OPCC), Eva Garcia Balaguer.

El incremento de la temperatura también está afectando a los bosques, que cada vez suben más arriba de las montañas. "El haya es un ejemplo de especie que cada vez evoluciona más en altura", dice Garcia Balaguer. Este cambio en las montañas también tiene, a pesar de que quizás es menos visible, una traslación en la fauna, que, en consecuencia, en el alta montaña ve retroceder sus hábitats naturales. En última instancia, añade la experta, un incremento de la temperatura también puede traducirse en nuevas amenazas en forma de enfermedades o plagas para las cuales hay que estar preparado.

La estrategia plantea afrontar todos estos retos de manera transfronteriza entre los territorios que forman parte de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP). Aparte de la Generalitat –a través de la Oficina Catalana del Cambio Climático– también forman parte el Principado de Andorra y los gobiernos de Nueva Aquitania, Aragón, Euskadi, Navarra y Occitania. "Lo que queremos es superar las barreras entre administraciones y proponer soluciones coordinadas y respuestas innovadoras", detalla Garcia Balaguer. Es por eso que el Observatorio Pirenaico ya ha recibido un primer pellizco de recursos de la UE para preparar una candidatura a uno de los planes estratégicos en materia climática comunitaria –un Integral Life– que, si se consiguiera, dotaría al organismo de 15 millones de euros para desplegar la estrategia contra el cambio climático para los próximos ocho años. El veredicto final de Europa llegará a finales del año que viene.

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