Movilidad

La heredera de la popular tarjeta T-10 se desploma en ventas

Desde su creación hace cinco años, la T-Casual ha pasado de representar el 71% al 39% de los ingresos del transporte público

Billete de cartón del ATM, un sistema que el organismo ve "obsolet"
23/11/2024
4 min

BarcelonaHasta hace cinco años, el título estrella del transporte público en el área metropolitana de Barcelona era la popular tarjeta T-10. Había quien incluso las coleccionaba porque desde que se puso en marcha hace cuatro décadas, en 1980, este billete pionero de 10 viajes había cambiado varias veces de color y formato. En enero de 2020 la T-Casual le tomó el relevo, y con polémica: el título no sólo cambiaba de nombre, sino que se encarecía y pasaba a ser unipersonal, es decir, que ya no podía ir cambiando de monedero, ni picar más de una vez en la misma validadora. Desde entonces, la popularidad de la T-Casual ha ido en caída libre, al igual que sus ventas.

Evolució de les vendes de bitllets integrats 2019-2024

En este tiempo, el billete de 10 viajes ha pasado de representar el 71,5% de los ingresos del transporte público en 2019, a representar sólo el 39% en 2024, según datos facilitados al ARA por la Autoritat del Transport Metropolitano (ATM). Se venden muchísimas menos, y eso también se nota, obviamente, en las validaciones. Incluso en un año récord en viajes. Entre junio de 2023 y junio de 2024 se logró un récord histórico de trayectos al transporte público: 1.135 millones de viajes, 46 millones más que el anterior máximo. La gran mayoría ya se realizan con billetes de tarifa plana (como la T-Jove o la T-Usual). Ahora representan el 85% de las validaciones mientras que en el 2019 sólo suponían el 39%, apunta la autoridad del transporte. Paralelamente, el título multiviaje heredero de la T-10, la T-Casual, que antes suponía el 60%, hoy en día sólo representa el 14,4% de los picajes.

El motivo de este bajón es doble. Por un lado, la popularidad de la T-Casual cae por los condicionantes (incómodos para muchos usuarios al principio) que llevaba asociados y que tenían, precisamente, este objetivo: desincentivar el uso del título de 10 viajes y hacer virar al grande público hacia títulos más recurrentes, forzando así un cambio de hábitos en favor de un mayor uso del transporte público. Por otra parte, el giro acaba de producirse en los últimos años, con las rebajas de precio de las tarifas a raíz de la inflación por la guerra de Ucrania. Entonces los gobiernos deciden rebajar a la mitad los abonos ilimitados, lo que les hace más competitivos que el resto. De esta forma, por pocos viajes de diferencia sale más a cuenta comprar el título ilimitado.

La ATM, que es el ente que regula los precios y modifica las tarifas, valora este cambio de roles en los billetes como un éxito. "En el área integrada de Barcelona, ​​dos tercios de los desplazamientos ya se realizan bien en transporte público o en movilidad activa (a pie, bici o patinete)", aseguran fuentes de la autoridad del transporte. "Este impulso no sólo se basa en la bonificación al usuario recurrente, sino que también es el resultado de una oferta cada vez más amplia y más eficiente", celebran.

La Asociación para la Promoción del Transporte Público (PTP) coincide en que la reducción de las ventas de la T-Casual es una buena noticia para el transporte público. "¡Lo que era una anomalía era, precisamente, que el título más vendido fuera la T-10!", explica Mercedes Vidal, vicepresidenta de la asociación en favor del transporte público, que va más allá. "En otras ciudades europeas los usuarios recurrentes que más utilizan el transporte público tienen títulos claramente bonificados mientras que los esporádicos deben comprar otros tipos de abonos que habitualmente hacen pagar mayor parte de los costes del transporte público", continúa Vidal. Esta asociación defiende que el transporte público debería estar básicamente financiado por el Estado –en tanto que es un pilar del estado del bienestar– y que el copago actual que hacen los usuarios a través de los billetes (y que sólo cubre el 36% de los costes del servicio) debería estar más "limitado" y claramente diferenciado "con más bonificaciones para los que más utilizan la red de transporte público y para las personas vulnerables" y menos para los viajeros esporádicos y los turistas.

Auge de la T-Usual y la T-Joven

Y como la demanda sigue subiendo y los abonos ilimitados se han abaratado, como si se tratara de una balanza, al tiempo que bajan las ventas de la T-Casual, suben las de la T-Usual y la T -Joven. La primera ha pasado de representar el 17% de los ingresos en 2019 a llegar al 45% y ya es el billete más vendido de entre todos los títulos integrados del área metropolitana. La T-Casual se mantiene en segundo lugar pese al descenso, y la T-Jove es el tercer billete más vendido: ahora representa un 13% de los ingresos mientras que en el 2019 las ventas apenas alcanzaban el 8%. "Es que hasta ahora para que te saliera a cuenta comprar un abono ilimitado tenías que hacer un número absurdo de viajes", comenta Vidal, quien añade: "Debería considerarse uso recurrente a partir de dos viajes al día entre semana; con esto ya debería salirte a cuenta comprar un abono ilimitado".

Ahora la incógnita es saber qué pasará si decaen las bonificaciones excepcionales en las tarifas vigentes en los últimos años para compensar la inflación. La ATM admite que esto podría trastocar de nuevo las tendencias, pero no quiere avanzar eventos: "Evidentemente hay gente que ha migrado [de título] por precio, pero no es la única razón; antes de las bonificaciones ya notábamos esta tendencia ", señalan los portavoces de la ATM que detallan que todavía no se sabe cuál será la decisión sobre las bonificaciones y por tanto "no se pueden hacer predicciones".

"Las tensiones en los precios, en un escenario de cambio climático, serán cada vez más constantes y debemos proteger el sistema de estas sacudidas", reclama la PTP. Vidal apunta que no es lógico que todo recaiga en las bonificaciones y argumenta que es primordial para la estabilidad del sistema garantizar más dinero de la administración pública y sacar adelante la futura ley de movilidad sostenible, que prevé una fiscalidad ambiental que debería proporcionar más fondos para el transporte público.

stats