Medio ambiente

“Si no llueve, tendremos un problema grave”

Vecinos, ganaderos y negocios del Berguedà mueven cielo y tierra para superar la escasez de agua

El pantano de la Baells, en el Berguedà, este viernes
30/07/2022
4 min
Dosier Alerta por la sequía Desplega
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GironaCon la mirada en el cielo. El Berguedà es una de las cuatro comarcas catalanas donde se ha activado el nivel de alerta por la sequía y hace días que todos los vecinos solo desean que caiga un buen chaparrón. La Agencia Catalana del Agua (ACA) activó el protocolo que hizo entrar en vigor las restricciones en el consumo de agua: se tiene que reducir un 25% el riego agrícola, los particulares solo pueden regar por la noche y como máximo cada dos días, no se pueden limpiar calles ni fachadas y se ha establecido un límite de 250 litros por habitante y día. En función de cuál es el origen de la captación de agua, hay municipios más o menos perjudicados: mientras que en Gironella tienen poca afectación en su vida diaria, en Borredà han tenido que contratar varios camiones para llenar los depósitos y garantizar que nadie se quede sin el líquido más vital. Además, en todo el territorio cada vez más negocios están sedientos: los ganaderos que pastan apenas encuentran balsas y rieras que no estén secas y hay empresas de aventuras que tienen que reducir a la mitad su personal porque no hay suficiente caudal para hacer actividades. 

“El agosto es el mes más seco y también cuando vienen más visitantes. Si no llueve, tendremos un problema grave”, admite el alcalde de Borredà, Jesús Solanellas. En el pueblo no hay censados ni 500 vecinos, pero, gracias a los turistas, la cifra aumenta hasta los 4.500 o 5.000 en verano. “Y esto quiere decir que se gasta más agua”, recuerda el alcalde. La población tiene tres canales de abastecimiento: la riera de Margançol y las fuentes de las Mosqueres y Nou Fonts. “Cada año, durante 15 días en agosto, tenemos que hacer subir camiones de agua. Pero este año todavía no hemos empezado el mes y ya llevamos cinco viajes con 90.000 litros cada uno”, señala Solanellas, que calcula que cada tirada cuesta mil euros a las arcas municipales. “Tienen que venir cada dos días para asegurarnos que no nos quedamos sin agua, porque no podemos llegar a cerrar grifos: tendríamos un problema más grave”, admite el alcalde, muy preocupado por el estado de los acuíferos. 

Tanto Solanellas como su homólogo en Gironella, David Font, hacen la misma súplica a vecinos y visitantes: que gasten la mínima agua posible. “El agua viene del pantano de Baells y está a unos niveles muy bajos, cerca del 40%”, alerta Font. El alcalde comprende las restricciones que se han tenido que aplicar, pero sostiene que la situación actual no es solo culpa de la falta de lluvias. “La ACA tendría que explicar por qué llevan semanas liberando más de 5 metros cúbicos por segundo del pantano y si no se evaluaron otras alternativas antes de liberar tanta agua para que ningún ciudadano saliera perjudicado”, subraya.

Sin agua para los rebaños

Una de las restricciones que se aplican en los municipios en alerta es la limitación de un máximo de 250 litros por persona, a pesar de que en la práctica se hace difícil de calcular. “Uno de los problemas es la desconexión de la gente que pone las normas con la sociedad y el mundo rural. Si la ley de bienestar animal nos obliga a tener siempre agua y comida a disposición de los animales, ¿qué hacemos? ¿No les damos agua durante dos horas para reducir el consumo?”, se pregunta enfadado el coordinador de Unió de Pagesos en el Berguedà, Toni Bascompte. Como el resto de los compañeros de profesión, sufre por si cortan el suministro aunque sea unas horas al día. A pesar de que hay granjas que tienen sus propios depósitos o pozos, cada vez son más las que están agotando sus reservas. Los que se dedican a la ganadería extensiva también están sufriendo la escasez: no saben adónde llevar los rebaños porque en las balsas y riachuelos habituales ya no pasa ni gota de agua. “Hay mucha gente moviendo cielo y tierra, pero, como se alargue mucho, los problemas serán muy graves”, advierte el sindicalista. 

También en una situación límite se encuentran muchas empresas que se dedican a los deportes de aventuras acuáticas. El indómito Centro de Aventura, en Olvan, cada año organizaba actividades en el Pont de la Baells y en el Molí del Cavaller. Pero este año las han concentrado todas en este segundo, por la falta de caudal. “Solíamos contratar a 18 personas, este año han sido 12 y el lunes la mitad tendrán que irse. Si no llueve, no creo que podamos acabar el verano”, lamenta el responsable de Indòmit, Albert Palau, que también critica la gestión de los recursos hídricos que ha hecho la administración.

Para intentar paliar los perjuicios económicos, el directivo se ha unido con otros empresarios afectados para tratar de conseguir alguna ayuda: “Si por Sant Jordi se ayudó a las librerías que se quedaron sin libros por culpa de la lluvia, ahora nos podrían ayudar a nosotros, que estamos sufriendo muchas más pérdidas”, pide, mientras eleva la mirada deseando que pronto caiga un buen aguacero.

Dosier Alerta por la sequía
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